Hola Emilia, te escribo para contarte que tengo casi cincuenta años y hasta hace poco supe que creo que soy gay.
Aunque ya estoy medio cascabel, me mantengo muy bien, hago bastante ejercicio, por lo que tengo un cuerpo firme. Salí de fiesta con unos amigos y mi sorpresa fue que me ligué a una chava de treinta años en el bar, ella me miró y luego luego me tiró la onda y yo soy muy bueno para identificar las señales.
Nos fuimos a mi departamento y tuvimos sexo desenfrenadamente. Ya para el tercer ataque (aunque nadie me lo crea, bien puedo echarme tres caídas aunque no al hilo porque tengo que recuperarme antes de volver a estar dispuesto) mis fuerzas estaban mermando, y ella, sin pensarlo mucho, se colocó detrás de mí para masturbarme desde ese ángulo mientras me besaba la espalda.
Estaba disfrutando que ella me estuviera echando la mano y de pronto, con un movimiento casi de rayo, ella metió su dedo en mi ano. Yo sentí un dolor fuerte que rápidamente se transformó en placer y eyaculé como casi nunca lo había hecho, creo que jamás había visto tanto semen derramado sobre mis sábanas.
Eyaculé entre gritos de placer y dolor. Ella sacó su dedo, me volteó, me tiró sobre la cama y me sonrió mientras se posaba sobre mí para masturbarse. Aún me dolía el ano, pero era increíble ver cómo tallaba sus partes más íntimas contra mi estómago. Me escaló y me pidió le hiciera los honores con mi boca, ella estaba a punto de llegar a su clímax.
Olvidé mi dolor y me apliqué en la zona, ella gritaba como loca y yo me sentí la verdad muy pleno. Fue un encuentro increíble, pero ahora no sé si soy gay porque me gusta que me introduzcan el dedo en aquella parte tan singular que te platiqué.
RESPUESTA.
Estimado amigo, gracias por animarte a escribirme. Me da gusto saber que te sientes en forma, que eres un hombre maduro pero que aún sabe muy bien como disfrutar su intimidad.
Siempre es muy bueno mantener la actividad sexual y celebro que aun consigas tener un tercer raund en la intimidad en la misma noche, esto de verdad suele ser complicado para hombres de tu edad. Muy bien por eso.
Por otro lado, leí tu historia y no puedo dejarte de recomendar que todos los encuentros sexuales deban ser con protección, siempre es bueno tener un condón a la mano para evitar enfermedades de transmisión sexual o embarazos no deseados, cuida siempre este aspecto.
Lo que te pasó no es nada para espantarte respecto a tus preferencias sexuales. Lo que ella estimuló fue tu Punto “P”, al cual puedes llegar a través de la penetración del ano. Si sentiste placer es porque la lo estimuló adecuadamente y lograste a través de ese masaje de esa glándula eyacular como nunca antes.
Esto se logra porque en esa área existen innumerables terminaciones nerviosas y al ser estimuladas se disparan las sensaciones de placer cuando se produce la eyaculación, esto te da la sensación de que tu eyaculación es eterna y muy intensa.
No veo nada de malo en que sigas explorando esta nueva forma de alcanzar el orgasmo, pero siempre te recomiendo que haya una buena lubricación en la zona para evitar desgarres y que la persona que lo va a realizar use guantes para evitar que entre sus uñas o dedos se quede materia fecal que pueda provocar una fuerte infección.
Otra de mis recomendaciones es que la persona que te lo va a realizar tenga uñas cortas, esto porque es común que al meter el dedo por el ano, este se contraiga, haga fuerza y tire una de las uñas postizas y no creo que estés muy cómodo al saber que ahí hay una uña que espera la siguiente evacuación.
Si tienes en la cabeza tener una experiencia sexual con un hombre, para asegurar si tienes preferencias homosexuales, te aconsejo estar seguro de que tu sexo te atrae y que quieres tener la experiencia, esto para evitarte traumas y malos momentos.
