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La 4-T quiere a todos infectados

A estas alturas del partido está claro que la nueva apuesta del gobierno capitalino sobre el Covid-19, es que todo mundo se contagie de la enfermedad, a fin de lograr de una vez por todas la llamada inmunidad de rebaño.

Esta inmunidad colectiva se obtiene cuando la mayoría de la población es afectada por el virus y quienes sobreviven generan las defensas necesarias y las infecciones se reducen al mínimo.

Las autoridades le apuestan a que la variante de Covid que predomina no es, en apariencia, tan letal como la anterior, y a que la mayoría de la población se haya infectado o tenga al menos una vacuna.

Y a lo mejor la estrategia no es mala, pues a final de cuentas las instituciones de Salud ya informaron que esa enfermedad será endémica. O sea que, como la influenza, cada año hay que estarse vacunando por no se va a acabar nunca.

El problema, como siempre, es la forma de comunicarlo a los ciudadanos. Para que sepan muy bien lo que el gobierno está haciendo, y no se sientan engañados o califiquen a sus autoridades como irresponsables.

Sobre todo porque la pésima estrategia aplicada durante la pandemia dejó cientos de miles de muertos, muchos de los cuales por falta de atención. Las política erróneas y la falta de un auxilio  adecuado ocasionaron que el número de víctimas fuera enorme.

Ante este panorama, son las autoridades quienes deberían ser más sensibles en ese tema, y no como Claudia Sheinbaum, que apenas se contagió por segunda ocasión, subió un tuit para decir que a una guerrera el bicho no la puede vencer.

Seguro no pensó en las personas que perdieron a uno o varios familiares durante la pandemia, y que no fueron tan fuertes como para vencer al virus que puso de cabeza el mundo.

Durante la mayor parte de la etapa crítica, la jefa de Gobierno -aún a contrapelo del presidente-, promovió y uso el cubrebocas, lo cual fue bien visto por la inmensa mayoría de las personas; incluso confinó en sus casas a la mayoría de los trabajadores.

Ahora que llegó la quinta ola del virus, que si no es tan letal al menos parece ser más contagioso, Claudia manda señales equivocadas a los capitalinos, que no saben si ya pueden andar como Pedro por su Casa, o se tienen que seguir protegiendo.

La gobernante estuvo hace unas semanas en Toluca con sus compañeros corcholatas, en un multitudinario mitin. Ella fue parte del amplísimo presidium, desde donde lanzó sus arengas y convivió -sin cubrebocas- con sus compañeros de Morena.

Después de eso, Sheinbaum difundió un video donde aparece abordando el metro para acudir al gabinete de seguridad, lo cual le generó muchas críticas. La funcionaria se vio muy posada y rodeada de ayudantes, quienes sí iban protegidos al entrar al vagón.

Luego de eso estuvo presente en el concierto del cubano Silvio Rodríguez en el zócalo, donde ella misma presumió la asistencia de cien mil personas. Obviamente no todas llevaban cubrebocas y de plano no conservaron la sana distancia para evitar contagios.

No conforme con ello, fue incapaz de suspender la clase masiva de boxeo en el zócalo capitalino, a donde más de 15 mil personas acudieron para hacer un poco de movimiento; la inmensa mayoría sin protección.

Y para acabarla de amolar, en plena quinta ola y ella y la mitad de su gabinete contagiados, anunció que de ahora en adelante habrán cada mes, o máximo mes y medio, conciertos masivos en esa plancha.

Jamás ofreció disculpas a los que pudiera haber contagiado al subirse al metro sin cubrebocas o compartir escenarios con varios de sus compañeros, que al final resultaron afectados. Nadie está diciendo que ella fue el foco de infección, pero sí un elemento de propagación del virus.

Si la jefa de Gobierno ya decretó que se acabó la pandemia y que cada quien se debe defender con sus uñas, que lo diga claramente y que no envíe mensajes confusos a los ciudadanos.

Los contagios de esta quinta ola han sido mayores; a lo mejor porque la variante del bicho es más contagiosa o porque los ciudadanos bajaron la guardia, pero en todo caso hay una irresponsabilidad.

Desde luego no se trata de que los ciudadanos se vuelvan a encerrar en sus casas y que los negocios y las oficinas dejen de trabajar. Pero las medidas sanitarias deberían mantenerse por simple hecho de que hay cambio de estación, y por lo mismo de temperaturas.

Pero además hay una gran contaminación del aire -que incluso ha obligada a restringir la circulación de más vehículos por contingencia-, con el consiguiente daño no solamente a las personas mayores y niños, sino a quienes quedaron con secuelas del Covid.

Las autoridades deberían poner el ejemplo y llamar a seguirse cuidando, porque la mayoría de la población no tiene los medios que ellos sí para atenerse en clínicas privadas.

Está claro que la 4-T quiere a todos contagiados y que sobrevivan los más fuertes.

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