Soy una chica joven de veintinueve años y me encuentro en una disyuntiva: no sé si me he convertido en una lujuriosa cibernética.
Tengo dos hijas y un marido inconforme. Hasta hace poco una rutina tranquila me bastaba para no dar rienda suelta a todas mis anhelos personales. Yo podía sacrificar todo por mi familia hasta el día que empecé a sospechar que mi marido mantenía amoríos con una compañera de trabajo.
Eso me desalentó, pero me animó a conocer a fondo a uno de mis compañeros de trabajo que tiene mucha habilidad para las acrobacias, por lo que le dicen el Spiderman, razón por la cual lo nombraré Peter Parker, y yo por supuesto seré la versión femenina arácnida, es decir, Jessica Drew.
Una noche después de que mi marido se fue a dormir sin siquiera darme un beso mientras yo trabajaba en la computadora me encontré a Peter en el messenger y empezamos a charlar. La plática era banal hasta que comenzamos a recordar el día que nos tocó trabajar juntos hasta noche y tuvimos la osadía de besarnos.
Las conversaciones han subido de tono dersde entonces, él me relata con lujo de detalles de qué manera me haría suya y la verdad, la idea desde ese día me está dando vueltas en la cabeza.
Tenemos tiempo que me escabullo para chatear con él por Whatsapp y aunque guardó la conversación bajo el nombre de Laura Pérez, quien es mi jefa, temo que mi marido la encuentre, pero la verdad no la quiero borrar porque cada vez que la leo me vuelvo a encender y vuelve a volar en mi cabeza la idea de tener intimidad con él.
Él me escribe:
Peter Parker: “Ese día me hubiera encantado acariciar tu cuerpo, besar tu espalda, acariciar tu cabello, tocar tus caderas con mis labios, llegar a tu vientre, disfrutar tus senos con mi lengua… besarte todo, hasta tu entrepierna. Tenerte desnuda sería un gran deleite… desearía sentirme dentro de ti”.
Jessica Drew: “Eso me agrada, tiemblo sólo de pensarlo… ¿qué más me harías?”.
PP: “Si estuvieras aquí, te besaría los labios muy suavemente mientras tú me acaricias. Siento cómo sube el calor de tu cuerpo, de tu aliento… tu respiración se acelera”.
JD: “Me recorres con tus labios y haces que mi cuerpo se estremezca, quiero que me hagas sudar mientras siento cómo entras a mi cuerpo y acaricias mi cuello. Los movimientos de tu cadera son más acelerados… Creo que mejor ahí la dejamos, me estoy ruborizando”.
PP: “Estoy muy excitado, no pares…”.
JD: “Síguele tú…”.
PP: “Te abrazo y te levanto, tú me permites entrar a tu cuerpo cada vez más deprisa mientras te beso frenéticamente. Te siento mía cada vez que te contraes cuando entro en ti. Estamos muy sudados y tú decides montarte en mí, te mueves suavemente. Estoy a punto de venirme y me salgo para besar tu pubis… mi lengua comprueba que está húmedo y muy caliente. Tú rasguñas mi espalda”.
PP: “Sientes cómo me vengo dentro de ti y te convulsionas de placer, pues tú también tienes un orgasmo… Todo es tan caóticamente excitante. Mi miembro está muy rígido… Oye… de verdad estoy muy excitado… tengo que terminar…”.
JD: “Yo también, me voy desquitar cuando te vea, haré realidad cada palabra que me has contado. Sueña conmigo…”.
PP: “Eso haré…”.
Su relato me puso muy excitada, en mi mente sólo tenía la idea de que alguien me poseyera, incluso mi marido. Entré a la recámara para seducirlo a toda costa imaginando que era Peter el que hacía su telaraña en mí, pero mi deseo se apagó al ver que mi hombre estaba profundamente dormido con unos ronquidos que daban miedo.
Ese día me quede muy frustrada e insatisfecha, la verdad quería sentir placer a toda costa y nada, solo me quede tumbada mirando el techo por largas horas a un lado del que creí era el amor de mi vida.
No te voy a negar que desde entonces está sembrada en mi las ganas de tener intimidad con mi fantasía sexual pero hay algo en mi que me detiene, siento horrible que mi marido se entere y esta posible aventura sea lo que termine mi matrimonio.
Tengo ya varios años de casada y siempre creí que sería para siempre, pero mi marido ya no parece interesarse por mi y como ya lo leíste, creo tiene una aventura co su compañera de trabajo, así que si lo hago con Peter Parker, estaría empatando el marcador.
RESPUESTA:
Gracias por la confianza, por tomarte el tiempo de incluir parte de tus conversaciones privadas.
No voy a negar que lo prohibido ofrece cierto placer adicional, la adrenalina se vive con más intensidad y puede resultar mucho más placentera, es por eso, que muchos deciden jugarsela y tener aventuras aunque eso les puyede llegar a costar la estabilidad que les ha llevado años obtener.
No estoy a favor de la aventuras, creo que el sexo debe ser libre y concensuado y que todo se rige por el respeto y la responsabilidad, si las individuos deciden tener relaciones estables con una sola persona pues primero el respeto hacia uno mismo y hacia la pareja, pues nadie más que uno mismo decidió estabilizarse, si no es lo que se quería, pues se debe serguir en libertad para no dañar a nadie y seguir dándole vuelo a la hilacha.
Si tu matrimonio llegó a tu fin, después de haber finiquitado la relación podrás obtener placer en otras personas sin ningún remordimiento o consecuencia, pero no descartes que después de haber cerrado ciclos, tu amigo siga estando interesado o tu misma continues con las ganas de sentir las caricias de tu hombre araña.
Piensa bien si quieres que tu matrimonio termine, vuelve a pensar qué fue lo que te unió a ese hombre y trata de revivir la llama de la pasión, es hora de que tomes al toro por los cuernos y que le diga a tu esposo que sabes de su aventura, tendrás que pensar bien si estás dispuesta a perdonarlo y a rescatar esa relación.
Háblale derecho sobre su abandono sexual, dile qu necesitas volver a sentirte deseada, para esto, necesitas saber si él también está interesado en mantener esa relación.
No me dices nada sobre si hay hijos incluídos en tu relación, si es así, pues es un motivo más por el cual luchar, pero siempre y cuando la relación aun sea buena para ambas partes, si ya es un infierno, no sometas a tus hijos y a ti a una vida de infierno.
