Armonía ante los desafíos
Un sindicato es una organización de trabajadores, formada para proteger los derechos y promover los intereses de sus miembros en lo que respecta al salario, las prestaciones y las condiciones de trabajo. Los sindicatos son creados por trabajadores, integrados por trabajadores y están concebidos para beneficiar a los trabajadores.
Por tanto cualquier fragmentación o la pérdida de acciones que permitan cumplir esos objetivos, debe considerarse un fracaso. La negociación es un argumento válido para alcanzar las metas, pero la confrontación y las divisiones internas representan un obstáculo.
Es una acción común, valida y necesaria que los sindicatos se reúnan con los trabajadores para pulsar los problemas que se derivan de las Condiciones Generales de Trabajo.
Pero no es normal que aparezca un atrincheramiento con el cual los dirigentes se aíslen de las inquietudes que deben manifestarse para encontrar soluciones comunes y poder solventar las dificultades que los trabajadores llevan como una carga.
Tampoco es común que las dirigencias sindicales se entreguen a la voluntad de quienes representan las funciones patronales. Un sindicato debe ser independiente de la influencia del gobierno y actuar en correspondencia con sus representados.
Ante las diferencias y los desafíos, también se tiene la libertad de dialogar y construir un escenario armónico porque no son la confrontación ni la violencia el camino para encontrar las soluciones a las demandas que buscan superarse positivamente.
Los dirigentes sindicales no pueden, ni deben, ignorar que los trabajadores que los eligieron democráticamente tengan voz y voto en las actividades del sindicato.
Los integrantes de las organizaciones son el sustento que da la fuerza y por tanto tienen que ser escuchados y atendidos permanentemente para no defraudarlos.
Desconocer o no entender que la fuerza sindical está en la unificación de acciones, es un error que puede dar paso a decisiones equivocadas.
No son las exclusiones de criterios y opiniones, el mejor los métodos para avanzar en el progreso y desarrollo de una organización.
También es justificable que se pida y exija transparentar el destino de las cuotas sindicales, porque tradicionalmente es un argumento que quienes buscan arribar a la cúspide sindical lo usan para comprometerse a resolver lo que es una demanda irrenunciable.
Cierto que la dirigencia sindical puede realizar negociaciones colectivas, es decir, negociar con el empleador un acuerdo sobre los salarios y las condiciones de trabajo y que la representación tenga el asesoramiento jurídico necesario.
Pero ante todo los sindicatos tienen que tomar en cuenta las reivindicaciones laborales, que son obligatorias.
Las prestaciones sociales y de bienestar, la asistencia en formación y educación, atención médica, vestuario y los implementos para desarrollar el trabajo de manera eficiente, son forzosas.
Tampoco pueden dejarse de lado pagos emergentes, préstamos, que el manejo de los fondos sean transparentes, que realicen auditoría periódicas y que se hagan públicos los resultados.
Menos debe ignorarse que frente a los derechos que reclaman, los trabajadores tienen obligaciones que deben cumplir estrictamente para evitar anarquías.
Cierto que los sindicatos pueden realizar actividades políticas, como promover una legislación favorable a los intereses de los trabajadores en general, pero lo que no debe admitirse es que sean dominados por la pasividad o el aislamiento.
En términos generales hay la obligación de evitar una crisis sindical que permita el surgimiento de factores que perjudiquen el funcionamiento interno del sindicato y lesione a sus representados.
De ahí la necesidad de que un sindicato sea activo, participativo, que tenga como voluntad sumar esfuerzos y evitar las políticas excluyentes y divisorias que provoquen su debilitamiento.
La acción sindical es movimiento propositivo que evite un aislamiento de la base laboral que es quien da sustento y garantía de interlocución ante la autoridad.
Los sistemas de seguridad social como fondos de retiro, préstamos, seguro de desempleo, prestaciones de salud y muchos otros aspectos, no admiten acciones de exclusión.
El debilitamiento sindical reduce la capacidad de las negociaciones colectivas y pone en riesgo el peligro de la pérdida de derechos adquiridos.