Opinión

Memoria Fresca

Sonaban los acordes de Nereidas.

Danzón rítmico interpretado por Consejo Valiente, popularmente conocido como Acerina.

Las suelas de los zapatos rascaban la duela del Salón México.

Los cuerpos de todas las parejas sudaban y se estremecían cadenciosamente. Movimientos acompasados métricamente.

Ella, chaparrita, regordeta, Con un rostro maquillado en exceso.

Apretaba mi cuerpo como para no dejarlo huir del acompasado compás musical.

Suavemente, deslizó el comentario:

Darle alegría a la gente, mijo, es alimentar su alma.

No tenemos derecho a privarlos de la felicidad. Debemos ayudarlos a olvidar sus penas y fortalecer su espíritu.

Repentinamente, quien escribe perdió la simetría.

Vino un jocoso reclamo:

Órale, bombo, no me pises los zapatos que los estoy estrenando.

Mi rostro se ruborizó. Vino una disculpa, pero ella, con sus rechonchas manos acortó más la distancia para recuperar la armonía de los movimientos corporales.

Ahí en la pista del Salón México (ubicado en la calle de Pensador Mexicano, atrás del Teatro Blanquita que le dio inmensa cercanía con la gente) Carmen Salinas derramaba y contagiaba alegría.

Imitadora, Carmen Salinas Lozano (Torreón, Coahuila, 5 de octubre de 1939) y artista que asumió el compromiso de derramar felicidad para darle alegría a gente, presentaba Aventurera.

Actriz, imitadora, comediante, política y empresaria teatral mexicana acepta que no está a su alcance remediar la crisis económica que viven millones de seres humanos.

Sin embargo considera que la risa es un mecanismo que aligera la carga de tristeza. Es una misión a la que no renuncio, dice.

Tiempo después, en una charla en su hogar, donde las vitrinas y las mesas exhiben figuras de El Quijote de la Mancha y ranas de diversos materiales, confiesa:

Conozco el dolor. Sabes, mijo, todo lo que he sufrido. Es inmenso, pero eso no evita que pueda darle alegría a la gente.

Carmen Salinas Lozano (curiosamente conjugación de apellidos como los de Raúl Salinas Lozano, padre del presidente Salinas de Gortari) es una mujer generosa con sus semejantes.

Atrevida sin medir las consecuencias, no calla lo que piensa.

Fue diputada federal de 2015 a 2018. Incursionó en la política y tuvo un lugar en la Cámara de Diputados, representando al Partido Revolucionario Institucional (PRI)

Ahí en las curules de San Lázaro, era asediada por los comunicadores y siempre respondía las preguntas con sarcasmo.

Larguísima su carrera profesional:

Comenzó su carrera dentro de la actuación en 1964, participando en la telenovela La vecindad. Realizó su debut cinematográfico en 1970, con un papel en la película La vida inútil de Pito Pérez.

A la llegada del cine de ficheras a mediados de los setenta y los ochenta, realizó varias cintas de ese género, de las cuáles se destacaron; Tívoli (1975), Bellas de Noche (1975), Noches de Cabaret (1978), Muñecas de medianoche (1979), El sexo sentido (1981), La pulquería (1981), Noche de carnaval (1984) y El rey de las ficheras (1989).

Además de Doña Macabra (1972), El lugar sin límites (1978), Ratero (1979), Que viva Tepito! (1981), Mexicano ¡Tú puedes! (1985), Sabor a mí (1988), Man on Fire (2004), La misma Luna (2007), ¿Alguien ha visto a Lupita? (2011) y El crimen del Cácaro Gumaro (2014)

En llamada pantalla chica, telenovelas como María Mercedes (1992), María la del barrio (1995), Entre el amor y el odio (2002), Mundo de fieras (2006), Hasta que el dinero nos separe (2009), Mi corazón es tuyo (2014) y Mi marido tiene familia (2017).

En teatro, Salinas presentó por primera vez en el Salón Los Ángeles su obra «Aventurera», producida por ella en 1997 y la cual tuvo un gran éxito.  También se desempeña como imitadora de diferentes artistas.​ Dentro del mundo de la música, grabó un EP en 1965 junto al cantante Dámaso Pérez Prado titulado «Pérez Prado Presenta A Carmen Salinas y su voz»,7​ para el cual interpretó dos canciones; «Angelitos Negros» y «Cuando Calienta El Sol».

En estos tiempos Carmelita, como popularmente la llaman sus seguidores y admiradores, enfrenta un cruenta lucha para seguir con vida.

Un día de esos muchos que intercambiamos impresiones, le pregunté en broma:

¿Eres familiar del presidente Carlos Salinas?

Ah, mijo, eres terrible. No hay ninguno. Pero tú puedes decir que sí.

  

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