Opinión

El sentido de lo que denominamos “trabajo”

“Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ningún día de tu vida”

Confucio.

Desde que nacimos escuchamos que “todo en la vida es trabajo”, que para tener dinero hay que trabajar, que nuestros padres trabajan y por eso no están durante largas horas de nuestras infancias.

¿Apoco así fue siempre?, es probable, cuando el homo sapiens decidió pervivir en manadas, como todo grupo de animales se planteó la división del trabajo para sobrevivir y ¡Vaya que lo logró!, eso marcó nuestro modo de vida como especie, así nacieron los roles de conducta y organización en el que unos hacen y otros mandan que se haga.

El trabajo es la fuerza que hace que pasen hechos o se transformen las cosas, es la voluntad transformada en actos.

La palabra, como la conocemos, derivó de la expresión en latín “trabs” que significaba traba, obstáculo que implícitamente exigía ser superado mediante una actividad; con el tiempo nuestros diccionarios lo describen como el esfuerzo humano aplicado a la producción de la riqueza, indispensable para crear satisfactores, en las ciencias físicas, es la fuerza que mueve algo o se opone a que se mueva.

La organización para el trabajo ahora nos ofrece además de salarios, sindicatos, seguridad social, prestaciones, derechos, límites a la explotación, jornadas claras, experiencias de desarrollo en equipo y en facetas individuales, la actividad laboral es una oportunidad para construir relaciones personales muy interesantes que trascienden a muchos ámbitos de nuestra vida.

Pero si es tan importante en nuestra historia como especie y lo será en nuestra propia vida, debemos encontrar en él aspectos de mayor entidad que sean compatibles con el humanismo y nuestros más altos valores de emotividad y satisfacción personal.

Para Émile Deschanel, “el trabajo previene y cura todas las enfermedades del alma; es el gran consolador, el gran médico”, ¡Tiene sentido!, en el trabajo nos desarrollamos y florece lo mejor de nuestro talento y creatividad productiva.

Máximo Gorki decía que, “cuando el trabajo es un placer, la vida es bella, pero cuando nos es impuesto, la vida es una esclavitud”, tenía razón, ¿A poco no es mejor hacer un trabajo que nos guste?, si lo logramos, ninguna faena nos cansará destructivamente, no la percibiremos como carga, sino como días de gozo.

Nuestros padres decían muchas expresiones acerca de sus trabajos, de él hacían sus pláticas y compartían sus memorias y anécdotas que les hacían rememorar magníficos recuerdos de satisfacciones en la mayoría de casos y pesadumbre en otros.

En este sentido y si es tan importante en nuestras vidas, entonces vale la pena reflexionar acerca de si ¿Será posible elegir nuestro trabajo?, ¿Es correcto hacer lo posible para preservarlo?, yo creo que sí, por complicada que sea nuestra situación, siempre podremos elegir a que dedicarnos y eso nos da una idea de dónde buscar para encontrar el trabajo adecuado para nuestro proyecto de vida; en ello está el gran secreto de una felicidad auténtica y longeva.

El trabajo es una gran oportunidad para vivir mejor, nos potencia, nos motiva y nos aporta mucho más que un salario remunerador, nos hace valer en la sociedad y nos aporta sentido como agentes productivos.

Gracias al trabajo conocemos las obras maravillosas de artistas creativos en la música, escultura, canciones, poesía y demás artes, sólo gracias al trabajo hay belleza en la arquitectura, gracia en la cocina, magia en cada espacio que nos hipnotiza con su encanto.

También es gracias al trabajo que tenemos insumos para vivir con comodidades y eso lo debemos agradecer, ni el gas ni el agua ni la luz ni los medios de transporte ni los tabiques que nos resguardan llegaron solos a nuestras vidas, todo fueron puestos ahí como consecuencia de un trabajo que merece ser respetado y agradecido.

Si vivimos bien, podemos leer una revista como esta, si podemos acceder a la cultura del mundo, vestir y sentirnos una especie privilegiada, es gracias al trabajo de otros.

El trabajo propio y ese invisible de otros, amerita de nuestra parte respeto y gratitud, cuanto más lo tengamos, más nos lo reciprocará la vida.

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Aprovecho este espacio para felicitar a todo el personal y colaboradores de la ameritada revista Reivindicación Sindical, por otro aniversario de tan espléndida publicación periodística, muy especialmente a nuestro señor Director General Don José Medel Ibarra y a nuestro señor Director Editorial don Evaristo Corona Chávez, todos grandes talentos al servicio de la difusión de la cultura y beneficio de los trabajadores.

José Carlos González Blanco

carblanc@yahoo.com

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