Opinión

Memoria Fresca

Ronca la voz, sus palabras suenan tan bruscas que contrastan con la gentileza y el trato suave de la plática.

Sin exaltación alguna, pero con firmeza, expresa:

El Santo y yo, nunca fuimos enemigos. Sólo adversarios en la profesión.

Sería una temeridad decirle quién de los dos fue más popular. A cada uno nos tocó cumplir un rol en la vida. Ambos tuvimos la suerte de que la gente nos diera su afecto y su cariño.

Ahí sentado en una banca del gimnasio que se ubica en la calle Carranza (cerca de Ignacio Zaragoza, en la colonia Moctezuma), mueve su cuerpo y la cabeza como para dar mayor énfasis a su siguiente respuesta:

Mienten, por desconocimiento o por ignorancia, quienes afirman que la lucha libre es un teatro. No puede ser una farsa una actividad donde cada día nos jugamos la vida.

Por primera vez en la plática Blue Demon, el afamado Demonio Azul, da muestras de inquietud. Pareciera que pierde los estribos, pero no. Es parte de la pasión que siente arriba y fuera del ring.

Somos atletas que en cada lance desde la parte superior de las cuerdas, estamos en riesgo de sufrir una mala caída y quedar inválidos o morir.

Pero eso, dice mientras en el aire sus enormes manos parecen dibujar una silueta tan grande como su talento y su popularidad, el público no lo toma en cuenta.

Y tras respirar agitadamente, agrega:

Pero aunque debieran tomarlo en cuenta, a ellos les importa la diversión. Ver llaves y contrallaves. Vernos volar y castigar a nuestros oponentes. Tener un motivo para gritar y festejar.

Blue Demon es un deportista de habilidades y destreza, de infinita pericia, demostradas a lo largo de más de 4 décadas, parte de un talento que le fue ampliamente reconocido.

Ese hombre estrella del pancracio, es personaje central de la lucha libre. Esa mezcla de deporte y secuencias teatrales que en México es un espectáculo popular.

El deporte que se caracteriza por precisas y rápidas acrobacias. Por estilizados y peligrosos saltos fuera del ring.

Muchos de los luchadores son enmascarados. Blue Demon y el Santo son parte de ellos. Dos personajes, que a riesgo de ser injustos, podría decirse son los mayores íconos en la historia.

Blue Demon usa una máscara para ocultar su identidad verdadera y proyectar una imagen especial.

En la vida real Alejandro Muñoz Moreno nació el 24 de abril de 1922 en Villa de García, un pequeño pueblo de Nuevo León, a pesar de que se registró en Los Rodríguez, Coahuila, una ciudad situada cerca de la frontera de Coahuila y Nuevo León.

Alejandro y Rodolfo Guzmán Huerta (éste oriundo de Tulancingo, Hidalgo) fueron protagonistas de una enorme rivalidad arriba del cuadrilátero.

Ver los carteles que anunciaban Blue Demon vs. El Santo, era garantía para cualquier empresa. Los aficionados abarrotaban las arenas de toda la República Mexicana para verlos luchar.

El Demonio Azul fue un trabajador ferrocarrilero. Hasta que en su camino se cruzó a Franklin Hernández (leyenda de lucha libre conocido como Rolando Vera).

Fue Rolando Vera quien lo entrenó en las artes del combate. Y quien aconsejó al joven de enormes manos ser luchador. Luego del entrenamiento blue Demon intentó lucha libre amateur y terminó invicto con un récord de 8-0.

Al incursionar en la lucha libre debutó el 31 de marzo de 1948, luchando bajo su nombre real y derrotando a Chema López. Fue entonces que Rolando tuvo la idea de que usara una máscara azul con adornos de plata, los troncos de color azul y botas de color azul y que su nombre fuera “Blue Demon”.

Ahí la máscara se convirtió en su corazón y el alma.

Blue Demon debutó en septiembre de 1948. La primera lucha en la antigua Arena México contra el Ciclón Veloz. Perdió en dos caídas al ser descalificado.

En 1952 ya estaba luchando en las estelares de la Empresa Mexicana de lucha libre. El 7 de noviembre de ese mismo año, El Santo derrotó a Black Shadow (Alejandro Cruz Ortiz) en una pelea de máscara vs máscara. Blue Demon prometió vengar la pérdida de la máscara de su “hermano”, porque en el mundo de la lucha, Shadow y Blue Demon se presentaban como hermanos.

Ahí surgió la rivalidad que tanta fama les dio. Blue Demon incursionó en el bando técnico y dio inicio empezó la competencia con el rudo El Santo.

La rivalidad y popularidad de ambos luchadores trascendió los encordados y llegó a los estudios cinematográficos en donde a pesar de ser rivales deportivos protagonizaron juntos más de 10 películas. Ambos héroes invadieron las marquesinas del cine.

Blue Demon prolongó su carrera en los cuadriláteros por un aproximado de 42 años, presentándose con éxito en rings de gran parte del continente americano.

La Leyenda Azul murió el 16 de diciembre del año 2000 a los 78 años víctima de un ataque al corazón. Allá, en otro cuadrilátero, están juntos El Demonio Azul y El Santo.

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