Propietarios y arrendatarios de inmuebles vapuleados por la pandemia
Las restricciones para la operación de comercios orilla al cierre y desocupación de locales
Letreros de “Se vende” o “Se renta” inundan las principales ciudades del país con el doloroso trasfondo de una crisis inmobiliaria causada por la pandemia por COVID-19.
La gente ya no tuvo para pagar la renta, los propietarios ya no pudieron sostener los descuentos, las afectaciones fueron para todos y continuará nadie sabe hasta qué momento.
“El fenómeno comenzó en las oficinas. Se empezaron a vaciar porque mandaron a la gente a trabajar en casa, el llamado home office”, indicó Salvador Sacal Cababie, presidente de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI).
Durante los primeros meses de la crisis sanitaria, ante la incertidumbre y a la vez esperanza de que durara poco muchos de los inquilinos continuaron con sus espacios y aunque el personal no acudía a laborar, tenían ahí sus centros de control u operativo en cuanto a sistemas.
Con el paso de los meses, la situación en términos médicos empeoró y los gastos corrientes de los centros de trabajo acabaron con fondos de emergencia, depósitos pagados como rentas adelantadas, todo, todo se acabó. Los contratos de arrendamiento también.
En un recorrido realizado por la zona de Santa Fe, uno de los centros corporativos más importantes en la capital del país, extendido sobre Paseo de la Reforma, se pudo constatar que muchas oficinas y locales comerciales están en renta o venta, y llevan meses sin lograr quien las ocupe.
El Reporte del Mercado Inmobiliario 2020 realizado por la empresa Lamudi, especialista en el ramo indica que el sector corporativo fue uno de los más afectados con la pandemia ya que la instrucción de las autoridades para que el trabajo se realizara en la modalidad de home office orilló a los inquilinos a eficientar costos y terminar contratos de arrendamiento.
A su vez, comenzó a reactivarse el mercado inmobiliario de mediano rango ya que aquellas empresas o negocios que dejaron sus locales “caros”, buscaron unos al alcance de su presupuesto lo que trajo consigo un aumento en las solicitudes de información para la renta de espacios e incluso recorridos presenciales o virtuales por los inmuebles, aunque no todos lograron cerrarse.
Hubo casos excepcionales en los que el personal de oficina no logró adaptarse al modelo de home office, tanto por la calidad en la señal de internet como en la dinámica en casa que complicaba en extremo las actividades laborales diarias, por lo que tuvieron que regresar a sus centros de trabajo, bajo estrictos protocolos de higiene. Para ellos la operación del inmueble arrendado no cambió, pero sus vecinos de arriba o abajo, de un lado o de otro, o frente a la calle, no corrieron con la misma suerte.
Las colonias en donde pegó la crisis inmobiliaria tanto en oficinas como locales fueron Polanco con un 54 por ciento de sus espacios comerciales disponibles a la renta o venta, el Centro Histórico con 27 por ciento y Santa Fe con el 16 por ciento.
Las expectativas de analistas del ramo prevén que para el siguiente año haya un “efecto rebote” en la compra o renta de vivienda por parte de todos aquellos que se abstuvieron de adquirir una vivienda en los meses difíciles de la pandemia y que al regresar a la normalidad comenzarán a invertir sus recursos.
El grupo financiero BBVA elaboró el informe Situación Inmobiliaria México 2020 en el que detalla que la oferta de inmuebles en venta y renta se mantuvo contenida todo el año pasado por las restricciones derivadas de la contingencia sanitaria, lo que ayudó a que no se observara una sobre oferta generalizada y mantener así la apreciación, por lo que al sector no le fue tan mal como se esperaba.
“La oferta tiene un efecto negativo o positivo conforme se sincroniza o no con la demanda efectiva. Algunos aspectos han cambiado durante estos años, como es el caso del efecto de los subsidios a la vivienda que fortalecían la demanda por el segmento de interés social. Con esto, el peso del empleo formal, el acceso al crédito hipotecario y la confianza serán los factores que dicten la dinámica de los precios de la vivienda. En cualquier caso, estimamos que, si bien existe una desaceleración en la apreciación, el atractivo de la vivienda como inversión de largo plazo se mantendrá”, apunta el documento que representa una bocanada de aire fresco para el sector inmobiliario en el país que solamente deberá esperar a que vuelva la tan ansiada normalidad.
Comercios cerrados
En espera de la vacuna, en espera de que el semáforo de riesgo epidemiológico cambie de rojo a amarillo o verde, en el mejor de los casos, los establecimientos comerciales continúan padeciendo las restricciones en su funcionamiento.
Hay semanas en las que la autoridad les permite operar de manera regular, ahora bajo protocolos de higiene, distancia y horarios; de repente cambia la instrucción y cierran ciertos giros, a otros solo se les permite la operación parcial; en todo el tiempo el riesgo de un cierre total es latente.
Por más que las ventas por internet han paliado las pérdidas por ventas directas en establecimientos, las medianas y pequeñas empresas en México están sufriendo cada vez más para mantenerse abiertos, con sus locales abiertos y con la operación normal, en medio de la pandemia.
El presidente de la AMPI reconoció en entrevista que el pago del arrendamiento fue uno de los problemas más fuertes que enfrentaron las empresas en los diez meses que lleva el “confinamiento” por COVID-19 en México, porque dejaron de vender al ritmo que lo hacían y las reservas se fueron terminando.
“No hay negocio que aguante. Los negocios que pueden abrir cuando el semáforo cambia a rojo deben volver a cerrar. Sabemos que no va a durar toda la vida, pero la gente necesita trabajar y hacer algo”, dijo el ingeniero Sacal.
En coordinación con el Gobierno de la Ciudad de México la AMPI acordó con locatarios del Centro Histórico y otros puntos de la capital, descuentos en las rentas así como no aplicar los incrementos habituales en la renovación de los contratos de arrendamiento para apoyarlos en lo que ya es la crisis más larga en el sector, aunada a la sanitaria y económica.
“Hubo muchísima negociación y en varios casos donde se dieron hasta 50 por ciento de descuento en las rentas de locales comerciales”, señaló el presidente de la AMPI.
Según la autoridad capitalina también negociaron con los propietarios de inmuebles con uso de suelo comercial que no se apliquen penalizaciones por la desocupación anticipada de locales para aquellos a quienes les es imposible continuar arrendando.
Sin apoyos de la autoridad
Sobrellevar la crisis inmobiliaria, tanto para los propietarios como para quienes arriendan ha sido una travesía en solitario pues no han recibido apoyos por parte del gobierno, sino solo instrucciones y casi órdenes para ser empáticos con los trabajadores.
“No hemos visto ningún beneficio por parte de la autoridad a favor de los propietarios, sí hemos visto pequeñísimos detalles de ayuda económica por parte del gobierno de la ciudad y el gobierno federal para los trabajadores, pero para los propietarios que tienen los gastos (de los establecimientos) no hemos visto”, dijo.
Un ejemplo es el cobro de servicios como la luz y el agua, que sin utilizarse o con un consumo mínimo, los cargos son como si nada ocurriera y las actividades continuarán en la normalidad.
Dada la contingencia sanitaria, las mediciones para conocer el consumo de ambos servicios tanto Sistema de Aguas de la Ciudad de México como la Comisión Federal de Electricidad no se han podido realizar porque muchos locales ya se encuentran cerrados al dejar de rentarse o porque su personal está realizando home office, por lo que las dependencias determinaron cobrar la misma tarifa que en año anterior en el mismo periodo, pero ahora actualizada a los costos del 2021, lo cual resulta injusto pues justo el sector comercial bajó por mucho sus consumos.
La vía legal para reclamar los cobros bajo esta lógica son una opción para los propietarios pero son pocas las posibilidades de que las resoluciones sean a su favor. Rebelarse y no pagar les saldría igualmente caro pues además de pagar el adeudo y los recargos que genere, se le suma el cobro por reconexión. En cualquier escenario, el propietario pierde.
En el sector habitacional el impacto fue en varias vertientes. Por un lado, los propietarios de inmuebles en renta tuvieron que llegar a un acuerdo con los inquilinos para aplicar descuentos en las rentas o facilidades de pago de las casa habitación.
A su vez, a partir de que se solicitó el confinamiento total, entre el mes de marzo y abril, comenzó a registrarse una migración de quienes rentaban espacios costosos hacia unos de menor precio, ante la imposibilidad de continuar pagando.
“Por sus condiciones económicas, porque se quedaron sin empleo, porque les bajaron el sueldo o por otras situaciones, a inmuebles más baratos, migraron de zona de unas caras a unas baratas”, señaló el presidente de la AMPI.
Quienes vivían en la modalidad de Roomies, que significa compartir una vivienda sin que exista una relación familiar o sentimental entre las personas, la pandemia y la crisis económica los obligó a regresar a casa de sus papás, a sus lugares de origen o cambiarse de zona a una más barata, e incluso, hasta moverse de ciudad. Todo en medio de la pandemia.
“Rentaba una habitación en un departamento cerca de la universidad, pero al suspenderse las clases y empezar todo online ya no tenía caso seguir aquí. Di las gracias y regresé a la costa de Oaxaca con mis papás. Desde acá tomo clase, batallo con la señal. No sé si regresaré y tampoco si aún esté disponible el lugar”, compartió Atziri, estudiante de gastronomía en una universidad privada.
“Vivía de roomie con dos amigos. El departamento estaba precioso, amplio y éramos muy felices. Vino el confinamiento y el casero nos pidió el lugar y en dos semanas tuvimos que buscar a dónde nos íbamos. Temía que se echaran para atrás mis amigos y me quedara solo yéndome a casa de mi mamá. A la semana encontramos un lugar perfecto, se ajustó a nuestro presupuesto y hasta pudimos adoptar un gato de mascota. Sufrimos, pero continuamos”, compartió Roberto, compañero de vivienda de dos personas, todos ellos entre los 28 y 33 años de edad, en la Ciudad de México.
Quienes rentaban las habitaciones en sus departamentos o casas a roomies también vivieron momentos de angustia pues todos se empezaron a ir y se quedaron con los gastos completos del inmueble, lo que para algunos era incosteable.
En redes sociales, especialmente en Twitter han sido comunes mensajes de “busco roomie” con reglas y restricciones cada vez más flexibles con tal de tener inquilinos y con su pago solventar los gastos que implica para todos el trabajar desde casa.
La oferta y la demanda que para el mes de diciembre de cada año es de las más altas, en el año 2020 fue un desastre. Los que rentan o venden sus inmuebles no consiguen interesados o al menos no durante la pandemia; mientras que quienes buscan rentar están agotando los espacios disponibles en zonas de clase media y media baja.
Luz al final del túnel
En un año o en año y medio el sector inmobiliario podría iniciar su recuperación, antes no será posible ante la emergencia sanitaria y las restricciones que las autoridades de cada entidad imponen para contener los contagios.
“Es todavía muy temprano para tener un plan porque esto es de día por día, esto no se puede hacer ni para el año que entra, ni para mediados de ello porque no sabemos cuánto tiempo puede haber semáforo rojo en la Ciudad de México”, señaló Sacal.
Lamentó que en las conversaciones en redes sociales se haya señalado a los propietarios de los inmuebles como rígidos y sin intención de apoyar a los empresarios y comerciantes que atravesaron por una mala racha y no pudieron continuar pagando rentas y tuvieron que cerrar y despedir a su personal, cuando la realidad, aseguró, es que trataron de apoyar lo más posible.
“Al que le dicen el malo del cuento fue el buenísimo del cuento. Los patrones hicieron lo posible y hasta lo imposible para no despedir a sus trabajadores pero seis meses sin percibir un peso es difícil conservar la plantilla, muy difícil”, sostuvo.
El 2020 fue un año complejo para el sector en todos los sentidos. La oferta y la demanda que generalmente es continua se pasmó, hubo más oferta que demanda; y el mes de diciembre que es uno de los mejores del año ya que es común que se cierren acuerdos de arrendamiento o compra-venta porque la gente cuenta con dinero del aguinaldo u otras formas de ahorro y los invierten de esa forma, esta vez no hubo gran movimiento.
Con el inicio de la vacunación y ante la espera del descenso en los registros de contagios y muertes por COVID-19, el sector inmobiliario espera arrancar el proceso de recuperación que reconocen que será lento pero sostenido.