Editorial

Jóvenes la mayoría de los despedidos por la pandemia del COVID 19.

Para nadie es un secreto que en México la gran mayoría de la juventud tiene trabajos con escasos recursos, muchas veces sin relación laboral o contratos basura, el resultado de esa realidad en plena pandemia es que de las 685,640 personas que se han dado de baja en el IMSS al perder sus contratos laborales 375,714 han sido jóvenes.

Para el año pasado el INEGI contabilizaba 8.9 millones de jóvenes trabajando en la informalidad, o sea sin prestaciones laborales. De esto se puede suponer que casi el 60% de la juventud que trabaja ni siquiera está registrada en el IMSS, por lo que seguramente las cifras de desempleo son más del doble de lo que reporta esta institución.

Además, el 53.2% de los menores de 30 años ganan a lo mucho 2,500 pesos al mes, lo que implica que despedir un joven resulta muy barato.

Para la juventud, que nació y creció con la crisis económica, parece ya normal que los únicos trabajos a los que puedan acceder sean en call centers, repartiendo comida para los Uber Eats o Rapi en motos, bicis o hasta transporte público, para ganarse así unos cuantos pesos que en el mejor de los casos les ayude a mantener sus estudios.

Son una generación que, a diferencia de sus padres, difícilmente podrán soñar con tener un espacio propio para vivir, seguro médico, estar sindicalizados o plazas permanentes. Hoy, la COVID 19 que vino a acelerar y agudizar la crisis económica que venía preparándose desde hace años, nos viene a recordar una vez más que este sistema no tiene nada que ofrecer más que vidas de misera y precarización.

Mientras miles son despedidos, otros muchos continúan laborando sin ningún tipo de protección sanitaria, así lo han expresado las decenas de denuncias de trabajdores de los call centers.

Es una realidad que se vive en el mundo entero. En las últimas semanas jóvenes trabajadores de Apps y otros sectores precarizados han tomado las calles en países como Argentina y Costa Rica, para exigir que sus vidas dejen de ser expuestas.

En México varias agrupaciones se han organizado con trabajadores de diversos sectores, apoyando luchas como las de los profesores despedidos de la UACM, las trabajadoras de Notimex, y los obreros de General Motors Silao, ya que son ejemplos para el conjunto de los trabajadores y la juventud que hoy enfrentan la crisis económica que ellos no la provocaron, pero aun así los gobierno y los empresarios quieren que ellos la paguen.

Los llamados de atención de AMLO y las sanciones denunciadas por Luisa María Alcalde, secretaria del Trabajo, no son suficientes, pues ya son millones los desempleados y ha quedado claro que la 4T por más retorica de izquierda que tenga, esta de lado de los magnates.

Los estudiantes universitarios se están organizando para exigir que ningún alumno repruebe el año por sus condiciones económicas, manifiestan que es urgente imponer el cese del ciclo escolar, pues miles quedarán rezagados y no puede quedar bajo la responsabilidad de cada quien cómo se pondrá al día.

La enorme fuerza que ha mostrado la juventud en los últimos años, fue factor determinante para terminar con el viejo régimen, hoy la ponen al servicio de las grandes mayorías que, como ellos, no tienen que recoger los platos rotos por otros.

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