Editorial

Sindicatos, los grandes perdedores de la Reforma Laboral

Las reformas incluyen el tema de la sindicalización, la transferencia de los contratos, la negociación colectiva y la creación de centros de conciliación y mecanismos que garanticen el voto secreto del trabajador a la hora de escoger a sus representantes gremiales.

La importancia de la reforma es incluso un tema estructural, pues el Foro Económico Mundial (FEM) ha catalogado al mercado laboral como el segundo gran problema en México, sólo por debajo de la inseguridad.

La aprobación de la Reforma Laboral implica la modificación de más de 650 disposiciones legales de cinco leyes diferente. Es un proyecto para mejorar positivamente las condiciones laborales de la población.

El perfil de México a través de los indicadores le otorga una calificación de 54.4% en competitividad, mientras que Canadá tiene un 77% y Estados Unidos un 81.9%.

Estos porcentajes evidencian la urgencia de la modificación a la Ley Federal del Trabajo, más allá de las presuntas presiones ejercidas por el gobierno de Estados Unidos luego de condicionar la ratificación del tratado de comercio T-MEC, que sustituye el TLCA, a la aprobación de la reforma laboral.

La Ley laboral lleva casi un siglo en México. El nuevo modelo que se aprobó, si se sigue al pie de letra, podría generar condiciones positivas y mejorar la productividad del país.

Hay tres grandes pilares en esta reforma. El primero consiste en que el modelo tripartita de patrón-trabajador-sindicato, pasa a formar parte de los poderes estatales.

El segundo corresponde a la eliminación de las Juntas Locales de Conciliación y Arbitraje, las cuales serán sustituidas por tribunales del Poder Judicial de la Federación.

También se creará el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral (CFCRL), el cual estará a cargo de resolver las controversias entre algunas de las partes, así como de registrar a nivel nacional los contratos colectivos, organizaciones sindicales y reglamentos interiores.

La creación de este nuevo organismo, se debe a que un gran porcentaje de los conflictos laborales llevados ante la justicia no se desarrollaron como una negociación formal acorde a los procedimientos de un juicio, sino como acuerdos entre las partes.

El tercer tema, y quizá el que sufrirá más modificaciones, corresponde al de los sindicatos. Al respecto, la reforma laboral  modifica los estatutos de los sindicatos con el objetivo de salvaguardar la democratización de sus directivas y las dirigencias.

En cuanto a los derechos individuales, la reforma pretende asegurar que los trabajadores que demanden a título personal puedan hacerlo sin estar dependiendo de una relación tripartita, para lo cual el Estado proporcionará un abogado y cualquier otra cosa que se necesite para garantizar el acceso a la justicia a un trabajador no sindicalizado.

Cuando un mexicano piensa en un sindicato en el país, históricamente se ha asociado a un líder charro (que busca su beneficio), a un contrato de protección o incluso un sindicato blanco, el cual no funciona como una organización que defienda los intereses de los trabajadores, sino los del patrón.

Las reformas modificarán esa situación a través de un sistema que transparente las prácticas sindicales. En cifras, los 20 millones de trabajadores formales que tiene México, sólo 5 millones son parte de un sindicato privado y 3 millones de uno público, mientras que el resto no pertenece a ninguno. A ello hay que sumarle los 30 millones de trabajadores informales que hay en el país.

Las nuevas reformas también buscan incentivar la formalidad, e incluso hay un apartado específico que contempla a los trabajadores del hogar.

A ello se suma cerrar las brechas de género, generar protocolos que garanticen igualdad de condiciones, evitar casos de extorsión y despidos injustificados.

La reforma laboral no contempla específicamente el tema del ingreso salarial, sino que se ha analizado de manera paralela.

Si bien es cierto que hubo un aumento sustancial al salario mínimo, este sigue siendo menor que el de Canadá y Estados Unidos.

La reforma laboral parece de esta manera, un mecanismo que busca mejorar las condiciones de funcionalidad del sistema laboral en México. Queda por ver su impacto en la vida de los trabajadores.

Con la aprobación de la reforma se está cumpliendo con los compromisos alcanzados durante las negociaciones del nuevo tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

La modernización de la justicia laboral abre las puertas para la negociación de nuevos acuerdos comerciales con otros países del mundo, pues la reforma se encuentra en sintonía con lo establecido en el Convenio 98 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en materia de libertad sindical, que fue ratificado por México en 2018.

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