Poderes en declive
La trágica y triste historia del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, tiene sus ayeres. También sus consecuencias, que han derivado en ruidosos escándalos.
Ya en la época premoderna, el punto de partida fue un crimen. El asesinato de Heriberto Kehoe Vincent. Popularmente conocido como El Güero.
Era el dirigente nacional del gremio petrolero, originario de Poza Rica, Veracruz. Fue baleado al salir de un restaurante en las inmediaciones de la Zona Rosa.
Era el 28 de febrero de 1977. Atrás surgieron las especulaciones. Sobraron quienes inculparon a Joaquín Hernández Galicia “La Quina”.
Al relevo en la dirigencia formal del sindicato petrolero, entró Óscar Torres Pancardo. De manera coincidente también perdió la vida, en un choque carretero.
Nuevamente surgió la versión de que el hombre de Ciudad Madero (La Quina), lo había borrado del camino.
Hernández Galicia era el amo y señor del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana. Nadie se atrevía a levantarle la voz o a diferir de sus órdenes.
Era la única expresión de mando. Fuera de discusión estaba su mando.
Luego vinieron escándalos de corrupción memorables. Por ejemplo el de Héctor García Hernández, apodado El Trampas. Hombre de todas las confianzas de su compadre La Quina.
Era el encargado de administrar el 3 por ciento que en cada revisión contractual se otorgaba para el ramo de la educación.
Sin respeto alguno, ni temor de por medio, El Trampas se despachó con la cuchara grande. Le birló 15 mil millones de pesos al poderoso sindicato y a sus dirigentes.
Al ser aprehendido y entregado a la PGR por gente de La Quina, le fueron incautadas propiedades (un periódico, dos casas, joyas y dinero en efectivo), pero no lo resintió.
Las confiscaciones eran por un monto de 5 mil millones de pesos. Cínicamente dijo : “Voy a estar un año en la cárcel (como realmente sucedió), y luego a darme la gran vida”.
Posteriormente vinieron los tropezones.
Era la época en que Salvador Barragán Camacho, se comportaba como un jeque árabe. Tiraba enormes fortunas en los más populares casinos de Las Vegas.
Estuvieron en la dirigencia sindical, sin pena ni gloria, José Sosa Martínez y Sebastián Guzmán Cabrera. Atrás de ellos se mantenía La Quina.
Días en que no se tuvo capacidad para valorar quién tenía el verdadero poder. Los dirigentes sindicales se enfrentaron al Presidente de la República.
Triste su calavera.
Un puñado de ellos, encabezados por Hernández Galicia se convirtieron en huéspedes del Reclusorio Oriente. Trágico final para hombres tan poderosos.
Había que verlos comer en despostillados platos de peltre. Pero más triste ver cómo consumían su miseria y su soberbia. Los poderes en declive.
Ahora se cruzan apuestas sobre cuál será el futuro de Carlos Romero Deschamps. Los vaticinios establecen que sus días están contados al frente de ese órgano sindicalista.
Abundan las especulaciones de cómo terminará su gestión ese poderoso dirigente que a todas luces ha conseguido acumular grandes cantidades de dinero y propiedades.
La presunción ostentosa de los bienes, han corrido por parte de miembros de su familia, que sin recato alguno han exhibido fotografías en las que se burlan la pobreza o de la medianía. Nada de economías, puras excentricidades.
CERRADURAS Y CANDADOS
En caso que se legalice, la diputada federal de Morena por Puebla, Nayeli Salvatori Bojalil, invitó desde su cuenta de Twitter a fumar marihuana en su casa mientras escuchan a la banda inglesa (¿¿???) de rock The Doors. El grupo que encabezaba Jim Morrison es originario de California.
Por cierto que su venturoso comentario generó diversas reacciones a favor pero más, de rechazo. Indignada, la ex locutora de radio cuestionó la doble moral que existe en las personas. Habrá que entrarle a la mota para que la distinguida legisladora no se enoje.