Con la puerta abierta

Negocio Redondo

La formación de un partido político, instituto que de acuerdo a la ley es de interés público, se ha convertido en un negocio redondo para quienes pretenden conseguir poder, posiciones políticas, prebendas y sobre todo dinero.

Ejemplos de que algunos de ellos se han convertido en usufructo personal, familiar y de amigos que aspiran a manejarlos a su antojo, los hay.

Algunos han permanecido al amparo de componendas que los han hecho sobrevivir a lo largo de varias décadas y que les permiten tener senadores, diputados, presidentes municipales y muchos otros cargos en la administración pública.

Convertidos en apéndices de otros partidos políticos que muestran supremacía y poderío, navegan como lapas enquistadas en el gozo de privilegios.

En el más reciente proceso electoral la ciudadanía tuvo la oportunidad de sacudirse a una terna de rémoras que evidenciaron su realidad y no pudieron conservar el registro.

PES, Fuerza por México y RSP están destinados a perder el registro como partidos. Ninguna de estas tres nuevas fuerzas, que en conjunto han recibido más de 485 mdp de recursos públicos, alcanzó el 3% mínimo de la votación.

Y aunque aún pueden impugnar para intentar seguir con vida. Ninguna de estas tres nuevas fuerzas, que en conjunto han recibido más de 485 millones de pesos de recursos públicos, alcanzó el 3% mínimo de la votación.

En el año 2020 los partidos Encuentro Solidario (PES), Fuerza por México (FxM) y Redes Sociales Progresistas (RSP) acudieron a los tribunales para obtener su registro. En esa ocasión salieron triunfadores y lograron constituirse formalmente para competir en estas elecciones federales intermedias, pero el domingo pasado no consiguieron superar el veredicto de las urnas y por ello están en peligro de pasar a mejor vida.

El día 6 de junio, fecha mortal para ellos, ninguno alcanzó el 3% de la votación que exige la legislación mexicana para que un partido conserve el registro. Respectivamente, contabilizaron 2.83%, 2.57% y 1.83% de los sufragios.

Esos porcentajes marcan su popularidad y aceptación por parte de los ciudadanos que acudieron a las urnas.

Prácticamente su desaparición, algo que todavía pueden evitar mediante impugnaciones ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), está escrita.

Los tres entrarán a proceso de liquidación, aunque para ese entonces ya habrán recibido más de 485 millones de pesos de recursos públicos.

Cada una de estas fuerzas partidistas ha obtenido 161.9 millones de pesos de prerrogativas:

105 millones para gasto ordinario,

31.5 millones para gasto de campaña,

4.7 millones para actividades específicas,

17.5 millones para franquicias postales,

69,350 pesos para franquicias telegráficas,

3.1 millones para apoyar el liderazgo político de las mujeres.

Recursos derivados de la bolsa general de financiamiento público que se distribuyó para este año entre los 10 partidos nacionales, que ascendió a 7,226 millones de pesos.

El TEPJF deberá resolver todas las impugnaciones derivadas de la contienda, incluidas las que pudieran presentar estas tres fuerzas.

Luego de la resolución de impugnaciones, la fiscalización de campañas, la designación de las 200 curules plurinominales y la declaración de validez de los comicios, podrá iniciar el proceso de liquidación.

Conforme a las cifras del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), el PES —antes Partido Encuentro Social y ligado a grupos religiosos— obtuvo 2.83% de los votos (alrededor de 1 millón 290,000).

Fuerza por México, del senador morenista y líder sindical Pedro Haces Barba, alcanzó 2.57% (aproximadamente 1 millón 170,000).

RSP, que dirige Fernando González, yerno de Elba Esther Gordillo, se quedó con el 1.83% de los sufragios (unos 830,000).

Si estos tres partidos desaparecen, el sistema político mexicano se quedará con siete de 10, aunque algunos apenas rebasaron el límite del 3%. Tal es el caso del PT, que llegó a 3.37% y en 2015 se salvó de perder el registro, y también del PRD, que alcanzó 3.81%.

Frente a esa realidad está visto lo que representan. Caso aparte es el del Partido Verde Ecologista, que se mantiene vivo con las triquiñuelas familiares que les permite seguir en el negocio.

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