El metro de la CDMX, el tercero más gran del mundo
El Sistema de Transporte Colectivo (STC), Metro de la Ciudad de México cuenta en la actualidad con 12 líneas, 10 de ellas con trenes de rodadura neumática y 2 con rodadura férrea a través de las cuales se transportan los usuarios; el parque vehicular actual es de 321 trenes con los que se transportan alrededor de 6 millones de personas de la Ciudad de México y su zona conurbada.
Para cumplir esas metas, todos los días, las 24 horas, el gremio del Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo, que cuenta con más de 12 mil miembros, aporta su fuerza de trabajo, la más calificada en Técnica-Metro.
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Se encargan de conservar en condiciones de operación 226 kilómetros de vías dobles, las cuales se encuentran instaladas en toda la red, en la zona de maniobras y en garaje.
Para mantener en condiciones eficientes de operación, los trenes se encuentran sometidos a mantenimiento diario en ocho talleres, por parte de un importante grupo de técnicos que han asimilado la técnica empleada por las empresas fabricantes de trenes, para aplicarla en los programas de mantenimiento.
Para garantizar una adecuada operación de los trenes del Metro, los conductores, reguladores y todo el personal vinculado a la conducción se someten a programas de formación y actualización.
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El metro de la ciudad de México opera sus 12 líneas en base a energía eléctrica, para lo cual existen equipos eléctricos, electrónicos y electromecánicos, los que se encuentran a cargo de técnicos especializados que laboran en grupos que cubren las 24 horas, de forma que se garantice que no fallen la distribución de energía, los aparatos necesarios para regular el desplazamiento de los trenes, la señalización, el pilotaje automático y la automatización de equipos y trenes, lo mismo que las telecomunicaciones y múltiples funciones que garantizan la seguridad del pasajero durante su traslado.
Aunado a lo anterior, cabría señalar que también aportan su fuerza de trabajo las trabajadoras que se ocupan de la venta de boletos de acceso, el personal administrativo y los obreros que tienen a su cargo el mantenimiento y conservación de las áreas comunes, locales técnicos y la estructura civil compuesta por edificios y otras construcciones que forman parte del patrimonio del Sistema.
Los técnicos del Metro son reconocidos a nivel internacional por su capacidad para asimilar y aplicar las tecnologías adquiridas, con lo que hacen posible, a través de un medio de transporte no contaminante, la movilidad de un número considerable de la población que habita la ciudad capital y el estado de México, todo ello sin contar con los recursos económicos suficientes para hacer más eficientes los traslados.
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Si comparamos el Metro de la Ciudad de México con otros sistemas del mundo, encontramos que es uno de los más utilizados, superado en este rubro sólo por el de Moscú y el de Tokio, pero el Metro de la Ciudad de México supera a éstos en los niveles de competitividad por transportar más pasajeros con menos trabajadores, de ahí que se encuentre clasificado en el primer sitio. Transporta al día a casi 6 millones de usuarios.
El Metro de la Ciudad de México, opera con grandes subsidios, los cuales, al traducirse en presupuesto son insuficientes para atender el deterioro que han sufrido los trenes e instalaciones, sin embargo funciona y cumple su objetivo gracias a la aportación de un gremio comprometido, organizado en el Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo, que ha luchado desde el año de 1970 en que se constituyó, para mejorar las condiciones de vida y compensar con mejores remuneraciones el desempeño profesional de sus representados, lo que se ha logrado con el liderazgo de un trabajador conocedor de la técnica, el ingeniero Fernando Espino Arévalo, quien en 1972 empieza su carrera sindical y en 1978, asume por primera ocasión la Secretaría General del Sindicato, que aglutina a 12,500 trabajadores, que ha sabido conducir a esa organización en su lucha, sin dejar de considerar el mayor compromiso que se tienen por preservar su fuente de trabajo en las mejores condiciones de operación posibles, en bien del servicio público que tienen a su cargo para los habitantes de la ciudad más grande del mundo, por lo que sus trabajadores se han constituido en el mayor activo de esa empresa que presta un servicio lo más humanamente posible de acuerdo a los recursos que les proporciona el Sistema.