Trabajo remoto, solición o problema
En medio de la pandemia de COVID-19, al menos tres de cada 10 trabajadores tenían un trabajo remoto, o a distancia. Sin embargo, lo que empezó con una solución a corto plazo, se convirtió en una práctica regular en el empleo.
La práctica, lejos de ser una que haya beneficiado al grueso de los trabajadores, también trajo consigo vicios de antiguos esquemas.
La consultora Betterfly, de origen chileno, sostiene que pese a ser un esquema que permite comodidar y es fácilmente adaptable, aún hay resquicios por donde puede vulnerar a los trabajadores, según criterios de la Organización Internacional del Trabajo.
Según esta empresa, hay factores que se deben considerar antes de incursionar en estos esquemas laborales.
1.- Pueden presentarse factores de riesgo psicosocial (son aquellas condiciones o situaciones laborales que afectan de manera dañina la salud física y mental de la gente) generados por la falta de límites entre la esfera laboral y la personal, la aparición del tecnoestrés, hiperconexión, largas jornadas, cargas irregulares de trabajo, entre otros.
2.- Desafíos por riesgos ergonómico ocasionados por el sedentarismo, el tipo de mobiliario utilizado en casa, la nutrición desbalanceada, la aparición de enfermedades cardiovasculares y músculo-esqueléticas y, en general, la falta de estrategias para distribuir tiempos y espacios para contribuir a un estado físico óptimo.
Respecto al bienestar, la firma destacó que en Latinoamérica ya se han reconocido estos desafíos, por lo que varios países como: Argentina, Chile, Colombia, México, Paraguay y Perú han puesto en marcha acciones legislativas para regular el trabajo a distancia de manera local. “Específicamente en México se publicó en el 2021 el proyecto de norma NOM-037, la cual ofrece medidas para prevenir riesgos en las personas que tienen teletrabajos”, agrega el Lucas.
“Dicha norma establece obligaciones, tanto para empresas como para quienes colaboran con ellas con el fin cuidar las condiciones de salud y trabajo, así como el mapeo de factores de riesgo psicosociales, ergonómicos, agentes físicos, mecánicos y químicos que puedan vulnerar el bienestar de las personas”, señaló.
Asimismo, explicó busca que los empleadores identifiquen y regulen adecuadamente a quienes operen bajo esta modalidad; que establezcan y documenten políticas internas de teletrabajo; que implementen adecuados procesos de capacitación y comunicación; que informen los riesgos detectados para que se corrijan y/o cambien; que provean a las personas de herramientas e insumos necesarios y que cuenten o generen mecanismos para atender casos de violencia familiar, entre otros aspectos.
Para los colaboradores, además de identificar y seguir las regulaciones antes mencionadas, deben: enviar por escrito la descripción de las facilidades para la comprobación ergonómica de las condiciones de seguridad y salud en el trabajo; mantener informados a sus líderes sobre alguna alteración en dichas condiciones; cumplir con las políticas establecidas, participar en todas las iniciativas de la organización y, en general, mantener una comunicación estrecha.
Por lo anterior, advirtió, aprender de la crisis sanitaria es una responsabilidad de todos; las organizaciones deben comenzar a ajustar sus políticas de capital humano para atraer, retener y motivar al mejor talento, mientras que los colaboradores cuentan con el derecho de buscar su mejor compañía para su desarrollo profesional junto con la responsabilidad que asumen a la hora de iniciar sus labores.
“El escenario post confinamiento creó una nueva normalidad en la que nuestra gente ya tiene la opción de volver físicamente a su lugares de trabajo y/o adoptar modalidades híbridas”, destacó el, Country Manager de Betterfly, Lucas Melman lmenos dos días a la semana.
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