¿Por qué no nos ven en Europa?
Si se sintoniza un programa deportivo dominical donde en la noche repasan las mejores jugadas de la jornada del futbol mexicano, hay infinidad de goles que llaman la atención por su manufactura, técnica y preciosismo, comparables a cualquier liga europea y sudamericana, lo cual debería atraer la mirada de esas zonas geográficas a nuestro balompié, pero ello no ocurre así.
En noviembre del año pasado, el portero americanista Guillermo Ochoa, emitió estos conceptos al respecto: “Cuando fui a Europa, llegas a un país donde no se conoce el futbol mexicano, se habla de 2 o 3 equipos; estamos como en una burbuja donde creemos que nos van a venir a buscar, y como los clubes están bien económicamente, no buscan trascender internacionalmente… Esa difusión del futbol mexicano no se ha buscado. Estando en Europa quieres ver un partido del futbol mexicano y no lo encuentras en la televisión, hay de la Liga Argentina, Brasileña, de la MLS y del Clásico entre América y Chivas cero noticias”. Este diagnóstico es totalmente cierto, pues por ejemplo aquí, en la mitad del territorio, no podríamos imaginar que el balompié estadounidense exportara gran cantidad de jugadores a Europa, pero hay que alrededor de 30 futbolistas de esa Liga, se encuentran en el Viejo Continente, cantidad que desafortunadamente no igualamos.
México perdió los reflectores que tenía cuando por las razones que se quieran aducir, se salió de la esfera futbolística sudamericana, a donde ya había llegado. En los años sesenta se suspiraba por jugar en la Copa América o en la Libertadores, lo cual se consiguió luego de mucho esfuerzo en 1993 y 1998 respectivamente, pero luego, por problemas como los largos viajes, los parciales arbitrajes hacia los equipos del Cono Sur y las fechas de los torneos, hicieron que el 4 de mayo de 2018 se anunciara que nuestro país no estaría en la Copa América de 2019, porque se empalmaban los días de competencia con la Copa de Oro y también, que saldríamos de la Copa Libertadores de América. Esto no sólo fue una pérdida para el balompié mexicano, sino también para Conmebol, pues la participación de la Selección y los equipos nacionales también generaban divisas en América del Sur, por lo que tres meses después de esta decisión, Alejandro Domínguez, mandamás sudamericano, buscaba reunirse con Enrique Bonilla y Yon De Luisa, para platicar del regreso de México a las competencias, lo cual no se logró. Económicamente, sólo en la Federación Mexicana de Futbol saben cómo se manejan, pero deportivamente, perdimos más de lo que ganamos con la decisión.
Veamos esta otra declaración de Ochoa: “Cuando llegué Europa la gente me conocía por lo que había hecho en una Copa Libertadores, por las menciones a la nominación del Balón de Oro. Tenían un conocimiento de mí, aunque sea pequeño y sí te ayuda porque abre puertas y hace que confíen en ti”. Entonces, haberse retirado de esas competencias, le han quitado visibilidad al futbol y a los jugadores mexicanos en Europa, cuando para todos los inconvenientes había solución: 1) Los viajes largos generalmente los hacían en charters. 2) Si los arbitrajes favorecían a los sudamericanos al responder con goles, no hay artilugio que surta efecto. 3) Los clubes debieron valorar entre el torneo local y la Libertadores y la Copa de Oro para enviar a sus primeros equipos. 4) La Selección debió valorar entre la Copa América y la Copa de Oro para enviar a su primer equipo y en ambas competencias, se llegó dos veces a la final, faltó nada para traerse un trofeo, porque calidad sí hay, pero mal administrada.
Porque si a eso se le agrega que al quedarnos solos, producimos un futbol que: 1) En un partido sólo se juega 47 minutos de tiempo efectivo, cuando en Europa se juegan 56. 2) Los futbolistas hacen gran drama en las faltas y se quedan tirados largo tiempo. 3) El fair play prácticamente no existe. 4) Califican 8 equipos de repechaje y el número 12 puede ser campeón de la Liga MX. 5) El exceso de jugadores extranjeros no es directamente proporcional a la calidad que se ve en otros países donde también priva la participación de foráneos. 6) El cortoplacismo reina en la mente de los directivos.
Entonces, es muy difícil que se quiera ver un deporte así y los deportistas deben esperar a un escaparete tan aislado en tiempo como un Mundial, una Olimpíada o un Mundial de Clubes, para poder ser vistos y convocados a otras latitudes geográficas.
Así se explica que en Europa y Sudamérica pasen a nuestro lado… con gran indiferencia.
No me cansaré jamás de insistir aquí que lo más importante de todo es usted y los suyos: Cubrebocas, sana distancia, no fiestas, no reuniones tumultuarias e invitarle a que nos leamos –Dios mediante-, la próxima quincena. Gracias.