Quincena futbolera

Himno y futbol

Desde el siglo pasado, antes de empezar los encuentros futbolísticos entre naciones se interpretan los himnos nacionales de las escuadras a competir. En el caso de México, rige la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales del 29 de diciembre de 1983 que  en su artículo 42 permite que se interprete en actos deportivos y el artículo 45 establece que: “La demostración civil de respeto al Himno Nacional se hará en posición de firme. Los varones, con la cabeza descubierta”, cuando por décadas, los organizadores desinformaron a los futbolistas quienes saludaron el himno como si fuera la bandera: con la mano derecha extendida sobre el pecho y la palma hacia abajo, a la altura del corazón; esto ya se ha corregido.

Pero la interpretación del himno, ha acarreado algunos problemas. El martes 3 de junio de 1986 era el primer partido de México en el Mundial en casa contra Bélgica y por alguna razón, el sonido local no reprodujo las notas marciales. De repente, entre el público, comenzó el canto de “Mexicanos al grito de guerra…” y todo el Estadio Azteca lo interpretó a capela (como debe escribirse en español), lo cual generó un escalofrío por la espontaneidad y patriotismo que el México de ese entonces, recién repuesto por el terremoto de 8 meses y medio antes, habría sufrido.

Siete años después, el 4 de abril de 1993 en el Estadio Cuscatlán en un partido eliminatorio para el Mundial de Estados Unidos, la organización salvadoreña equivocó la ejecución del himno mexicano, pusieron las notas musicales de otro país o alguna marcha, pero el público abucheó lo que se escuchaba, hasta que Benjamín Galindo y Miguel Herrera hacían la seña que no era el cántico nacional, en tanto Javier Aguirre, auxiliar de Miguel Mejía Barón, acudía al árbitro para decirle que había un error y podía empezar el juego. Esto fue tomado aquí como una afrenta y aunque hubo una campaña mediática para que el público mexicano no respondiera igual, el 18 de abril el Coloso de Santa Úrsula emitió un monumental abucheo, que impidió se escucharan las notas de la selección de El Salvador. Muy mal, ambos casos.

El 18 de agosto de 2010, en la final de la Copa Libertadores de América, las Chivas de Guadalajara visitaron al Internacional de Porto Alegre y en la ceremonia, sólo se interpretó una estrofa del himno mexicano, por lo que cuando el brasileño se coreó completo, Adolfo “Bofo” Bautista se salió de la fila junto a otro compañero y se pusieron a calentar, ante la furia de los aficionados del Inter, quienes silbaron la actitud de los dos jugadores tapatíos.

En 2012, de nuevo en el Estadio Cuscatlán, el cántico mexicano fue abucheado en ese también conocido como el Coloso de Monserrat por la multitud salvadoreña, mientras lo entonaban Giovani Dos Santos, Héctor Moreno, Andrés Guardado, Carlos Salcido, Jesús Corona entre otros.

Qué decir de las malas ejecuciones donde el cantante altera las notas o incluso cambia la letra, como sucedió en un juego entre el América y el Everton inglés en Houston, Texas, en el que el intérprete incurrió en ambos errores, una cantante durante un encuentro entre  Guadalajara y Monterrey se llevó una estruendosa rechifla por lo mismo y el más reciente caso fue en la pasada final de ida del Guardianes 2021 entre Santos y Cruz Azul, cuando el cantor equivocó una línea completa. Todo esto, sin olvidar que en finales de la Liga MX, en el momento de escuchar la música, algunas barras continúan con sus cánticos sin mostrar respeto por ella. Todos estos casos deben ser sancionados por la Secretaría de Gobernación, según la normatividad vigente.

Asimismo, habría que apuntar el desgano con el que algunos jugadores lo cantan –algunos musitan-, o incluso, ni se toman la molestia de hacerlo, mientras permanecen únicamente formados. Qué diferencia al “Chicharito” Hernández que contagiado por el público mexicano en el Estadio Luzhinki de Moscú, derramó lágrimas al cantar el himno nacional, previo al cotejo contra Alemania en el pasado Mundial del 2018.

No se trata de ser patrioteros, ni caer en chauvinismos, pero el himno, la bandera y el escudo nacionales son los símbolos que nos unen como mexicanos y merecen el total respeto. Esto no es de interpretación, porque lo dice la ley y la ley como dicen los abogados es erga omnes (por encima de todos los hombres); un partido de futbol, cualquiera que sea, no está por encima de un símbolo nacional.

POSTDATA. A propósito de esto ¿Alguien podría decirle al Tata Martino que no mastique chicle cuando se entone el himno del país cuya Federación contrató y paga su  sueldo? Si no es mucha la molestia.

Otra pregunta: ¿Le parece que nos leamos la próxima quincena? ¡Cuídese mucho, la pandemia va en ascenso, respete la sana distancia y use el cubrebocas, por favor.

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