Especialistas diagnostican: miedo a perder el empleo
La pandemia ha generado estrés crónico, postraumático y económico en gran parte de los trabajadores mexicanos
Como consecuencia de la emergencia sanitaria, un estudio presentado por Érika Villavicencio Ayub explica que con base en los resultados los motivos del estrés son: aislamiento, falta de contacto con familiares y compañeros de trabajo, pérdida de horarios laborales y la amenaza de despido laboral.
Entre las recomendaciones para superar esta etapa crítica, se recomienda mantén la calma, ya que el miedo provoca estrés, ansiedad, irritabilidad y una baja en el rendimiento y la concentración laboral.
Considera que es mejor pensar de forma positiva y confiar en tus capacidades, ya que las personas que viven atemorizadas no escuchan y por tanto no resuelven adecuadamente las situaciones que se les presentan.
Entre las conclusiones que establece, se determina que 8 de cada 10 mexicanos vive con miedo a perder su empleo. Ese estudio de la UNAM indica que como parte de la investigación “Impacto del COVID-19 en trabajadores mexicanos”, se entrevistó a más de cinco mil empleados de todo el país que realizan home office, a fin de conocer su estado de salud mental y su economía.
Recomienda destacar fortalezas y habilidades que den un valor agregado a la empresa, lo que te hará un elemento valioso.
En los análisis y estudios realizados por expertos, se pide mostrar actitud y flexibilidad, lo que a la hora de hacer recortes, los jefes tomarán en cuenta basados en la capacidad de un trabajador para adaptarse a diversas tareas y el entusiasmo y actitud que expresan al emprenderlas.
CERO CONFLICTOS
Derivado de los efectos de la pandemia, se sugiere procurar un ambiente cordial, aunque resulte difícil. Evitar enemistarte con los compañeros o tener roces con los jefes, porque a la hora de los despidos prescindirán de las personas conflictivas, son otros puntos que se destacan.
Concentrase en la realización de las actividades laborales sin anteponer tiempos, trabajar por objetivos y ordenadamente, es básico para mantener el empleo.
Específicamente se explica y se aconseja fortalecer objetivos que erradiquen debilidades, por lo que deberá detectarse las deficiencias o fallas para trabajarlas y dominarlas.
Además se considera que la innovación, fortalece y que en cada tarea trabajador debe mostrarse creativo y propositivo, sin olvidar la salud por lo que deberá realizar ejercicios de respiración y actividad física regularmente, lo que ayudará a controlar las emociones negativas.
Villavicencio, académica universitaria, considera que prácticamente la mitad de los encuestados presenta trastornos de sueño. Además, los primeros resultados del estudio indican que el 34 por ciento ha pasado tanto tiempo sin salir de casa que considera afectada su salud mental y física. Sin embargo, 89 por ciento tiene miedo de contagiarse de la COVID-19.
Un 81 por ciento vive con temor de perder su empleo debido a los constantes recortes en la planta laboral o cierre de empresas, situación que les genera “miedo que paraliza a la persona, la distrae y la lleva a estar en un constante estado de alerta que afectará su salud mental y, por ende, la concentración en su trabajo”.
Además el 87 por ciento se siente afectado económicamente, lo cual es preocupante porque 75 por ciento tuvo una reducción en sus ingresos, o tiene familiares que recibieron un recorte mayor al 50 por ciento de su salario. En consecuencia, el 90 por ciento está preocupado por los gastos del hogar.
Se hace un llamado a las organizaciones para entender que en muchos casos la medida de implementación de home office no ha sido lo más eficiente, esperaríamos que después de tantos meses llevando esta práctica se implementaran mejoras, manifiesta.
Contrario a lo que se pensaba, se deben tomar medidas urgentes que contribuyan a que el desempeño continúe, que la productividad se alcance y se impacte menos en la salud de los colaboradores, destacó la investigadora.
Destaca que esta es una investigación en proceso y la pandemia influye cada vez más en las condiciones en que viven las personas. Otros resultados indican que 63 por ciento de los trabajadores ya está afectado por no ver a sus amigos o seres queridos.
También un 44 por ciento de los encuestados reportó tener comunicación con los jefes después del horario laboral, “y esto nos refiere a un tema pendiente en la cultura que es el derecho a la desconexión.
Las autoridades en materia laboral podrían trabajar al respecto para tener con claridad los lineamientos de cómo se aplica el home office y cuándo es sano que la persona pueda desconectarse de su trabajo”, expresó Érika Villavicencio.
Aunado a estos resultados, 12 por ciento incrementó el consumo de alcohol y 6.5 por ciento aceptó que en este periodo adoptó una adicción: alcohol, tabaco, drogas u otra.
RIESGOS NOTABLES
Estrés crónico, postraumático y económico; síndrome de desgaste ocupacional, ansiedad y depresión, serán las principales afectaciones en la población que trabaja mediante home office
Y será enfrentado al menos durante dos años derivado de la emergencia sanitaria, conforme al estudio dirigido por la Coordinación de Psicología Organizacional de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Érika Villavicencio expresó que con base en los resultados los motivos del estrés son: aislamiento, falta de contacto con familiares y compañeros de trabajo, pérdida de horarios laborales y la amenaza de despido laboral.
La afirmación es parte de la investigación “Impacto del COVID-19 en trabajadores mexicanos”, en la que se entrevistó a más de cinco mil empleados de todo el país que realizan home office, a fin de conocer su estado de salud mental y su economía.
El 81 por ciento aseguró vivir con el temor de perder su empleo debido a los constantes recortes en la planta laboral o cierre de empresas, situación que les genera “miedo que paraliza a la persona, la distrae y la lleva a estar en un constante estado de alerta que afectará su salud mental y, por ende, la concentración en su trabajo.
Según el colectivo de investigadores en economía y política pública mexicana: “México ¿Cómo vamos”, el registro de empleos formales está indeterminado porque las cifras obtenidas a través del INEGI están basadas en encuestas no presenciales.
Grynspan, advierte que las mujeres tienen un 50% más de probabilidad de perder empleo ante crisis derivada de la pandemia.
Antes de la pandemia, las mujeres en América Latina ya participaban 25% menos en el mercado laboral que los hombres, la actual crisis lo agravó.
La secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, alertó que las mujeres tienen 50% más de probabilidades de perder su empleo en la crisis derivada de la pandemia de Covid-19 e insistió en que los efectos son mayores para ellas.
La Fundación Microfinanzas BBVA bajo el título “Mujeres incansables: Retos y logros para reinventarse en tiempos de crisis”, manifestó que la precariedad laboral y la sobrerrepresentación en el sector servicios como factores de riesgo para perder el trabajo.
Millones de mujeres tan infatigables que han impulsado un cambio en sus vidas y por tanto en sus familias y comunidades.
AMPLÍA BRECHA DE POBREZA
La pandemia del coronavirus ampliará la brecha de pobreza entre hombres y mujeres, el próximo año, borrando los avances logrados en las últimas décadas, dijo Organización de las Naciones Unidas.
A nivel global, más mujeres que hombres caerán en la pobreza debido a las consecuencias económicas y las enormes pérdidas de empleo provocadas por el Covid-19, siendo las más afectadas las trabajadoras informales en Latinoamérica y África subsahariana, según las nuevas estimaciones de la ONU.
“Los incrementos de la pobreza extrema entre las mujeres (…) son una dura crítica a las profundas fallas en las formas que hemos construido nuestras sociedades y economías”, dijo Phumzile Mlambo-Ngcuka, Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, en un comunicado.
Durante la pandemia, las mujeres han perdido sus empleos a una mayor tasa que los hombres, debido a que es más probable que trabajen en los sectores más golpeados por las largas cuarentenas, como tiendas minoristas, restaurantes y hoteles, dijo.
Las mujeres también tienen más probabilidades de trabajar en la economía informal, típicamente en puestos como empleadas domésticas o de aseo que suelen tener poca o ninguna cobertura de salud, beneficios de desempleo u otras protecciones.
“Sabemos que las mujeres asumen la mayor parte de la responsabilidad del cuidado de la familia; ellas ganan menos, ahorran menos y tiene empleos mucho menos seguros”, sostuvo Mlambo-Ngcuka.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de la ONU, cerca del 70% de las trabajadoras domésticas a nivel global habían perdido su empleo como resultado del Covid-19 hasta junio de este año.
En general, la pandemia llevará a unos 96 millones de personas más a la pobreza extrema antes del próximo año y de ellas cerca de la mitad son mujeres y niñas, según estimaciones de ONU Mujeres y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Eso llevará el total de mujeres y niñas que viven en extrema pobreza a nivel global a 435 millones -definido como una persona que vive con 1.9 dólares al día o menos- y se espera que la cifra no vuelva a los niveles previos a la pandemia hasta 2030.
Para 2021, por cada 100 hombres de entre 25 y 34 años que vivan en extrema pobreza, habrá 118 mujeres -una brecha que se espera que aumente a 121 mujeres por cada 100 hombres para 2030-, según estimaciones de la ONU.
Los gobiernos podrían adoptar medidas para ayudar a las mujeres en empleos informales de baja remuneración, dijo Achim Steiner, administrador del PNUD.
“Más de 100 millones de mujeres y niñas podrían salir de la pobreza si los gobiernos implementan una estrategia integral con el objetivo de mejorar el acceso a la educación y la planificación familiar, salarios justos y equitativos, y ampliar las transferencias sociales”, sostuvo Steiner.
Cerca de tres de cada cinco mujeres pobres en el mundo viven en África subsahariana y la región seguirá teniendo al mayor número de personas pobres del mundo después de la pandemia.
Los recientes avances logrados en la reducción de la pobreza en el sur de Asia están amenazados, debido a que la región enfrenta un “rebrote” de la extrema pobreza, que afectaría en mayor grado a las mujeres, dio a conocer la ONU.
Por su lado, Grynspan expuso que, antes de la pandemia, las mujeres en América Latina ya participaban 25% menos en el mercado laboral que los hombres, ganaban 17% menos, tenían una mayor tasa de informalidad y 80% no estaba afiliada a la seguridad social.
Asimismo recordó que, ya antes, “al regresar a casa −las mujeres− hacían el triple de horas en trabajos domésticos y de cuidado no remunerados” que los varones.
Todo esto, planteó, hace que las mujeres tengan “50% más de probabilidades de perder su empleo que los hombres en esta crisis”.
“La pandemia discrimina, sus efectos son desiguales y diferenciados”, y que “arriesgan por revertir décadas de avances para las mujeres pero también sociales y económicos”, dijo.
Grynspan, quien lleva décadas en cargos de cooperación y ayuda al desarrollo, enumeró varios datos que muestran el retroceso en la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres en lo que va de pandemia.
Mencionó el aumento de casos de violencia de género y puso como ejemplo que las llamadas al número telefónico de denuncia en España aumentaron 60% respecto a 2019 y que en México se reportó un incremento de “más del 30% de denuncias de casos de violencia familiar y un aumento de denuncias por violaciones”.
Por otro lado, se refirió a la exposición de las mujeres a la enfermedad, pues “estuvieron en primer línea de combate y también en los servicios esenciales”.
“A nivel mundial, las mujeres representan el 75% de todos los empleos en el sector salud”, apuntó antes de precisar que, a pesar de ello, ganan menos que los hombres y están “infrarrepresentadas” en los cargos de decisión tanto en los hospitales como en los ministerios.
Asimismo, criticó que las mujeres también vayan a ver mermada su capacidad económica.
Al hablar de la crisis económica derivada de la pandemia, Grynspan manifestó que, “en general, de una crisis siempre se sale”, aunque se preguntó “con cuánto sufrimiento” y “cuánto desgaste” será en el caso del Covid-19.
“Y qué significa ese sufrimiento y ese desgaste para nuestra democracia y para nuestros prospectos de estabilidad y crecimiento futuros”, añadió.
En ese sentido, pidió no “perder la perspectiva” ni “retroceder ni desacelerar el paso” para alcanzar la igualdad de género.
“Pongamos en valor todo lo que las mujeres han demostrado en estos meses, al frente de la salud, de los cuidados, de las empresas, de las escuelas, de las familias, para hacer valioso lo que antes se ignoraba, para hacer visible lo que antes no se veía, para enderezar lo que antes estaba torcido”, expresó.
En las perspectivas para la segunda mitad de 2020 la OIT, indicó que la recuperación del mercado laboral que se produzca será incierta y parcial.
Con arreglo al caso hipotético de referencia, cabe prever que en el cuarto trimestre de este año se siga perdiendo alrededor del 4,9 por ciento de las horas de trabajo (equiparables a 140 millones de puestos de trabajo a tiempo completo).
Incluso no queda descartada La posibilidad de una segunda ola de la pandemia al finalizar el segundo semestre de 2020, con lo cual podría perderse hasta el 11,9 por ciento de las horas de trabajo (equiparables a 340 millones de empleos a tiempo completo) en el último trimestre del año.
Aun en el caso hipotético más favorable, que prevé una rápida recuperación, es poco probable que para finales de 2020 la cantidad de horas de trabajo a escala mundial vuelva a ser la que existía antes de la crisis.
La gran mayoría de los trabajadores de todo el mundo, a saber, el 93 por ciento, sigue residiendo en países que aplican algún tipo de medida de cierre de lugares de trabajo.
Esa proporción a escala mundial se ha mantenido relativamente estable desde mediados de marzo, si bien las medidas aplicadas han sido cada vez más laxas.
En la actualidad, la mayor cantidad de restricciones que afectan a trabajadores y lugares de trabajo se producen en América.
La pérdida de horas de trabajo es mucho mayor que la que se había estimado. Según se desprende de recientes estimaciones de la OIT, la pérdida de horas de trabajo en la primera mitad de 2020 ha sido mayor que la prevista, lo que pone de manifiesto el empeoramiento de la situación en las últimas semanas, en particular en los países en desarrollo.
En el primer trimestre del año se perdió aproximadamente un 5,4 por ciento de las horas de trabajo en todo el mundo (equiparable a 155 millones de empleos a tiempo completo), con respecto al cuarto trimestre de 2019.