Investigaciones especiales

Desplomada la construcción, albañiles sufren y no festejan

Los casi tres millones de albañiles que laboran en la República Mexicana, no son tan sólidos como las construcciones que levantan. Ellos están golpeados por el analfabetismo, carencia de prestaciones sociales, falta de medidas de seguridad, desempleo y, ahora, por la quiebra de empresas constructoras y firmas carentes de liquidez económica.

Es un mundo de paradojas. Para ellos, los entornos son adversos y complejos: 70 por ciento no cuenta con seguro social y miles están subcontratados de manera temporal. No cuentan con contratos y todos los acuerdos de empleo son a la palabra.

La mayoría de los albañiles no se encuentra afiliado a ningún sindicato ni tiene quién los proteja.

El 80 por ciento de quienes viven la albañilería, no terminaron la primaria. Entre quienes estudiaron, un 30 por ciento tiene secundaria inconclusa. El 20 por ciento, conforme a estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) no sabe leer ni escribir.

En su mayoría, los trabajadores de la cuchara, el nivel y la carretilla son originarios de zonas rurales y en las ciudades habitan en la precariedad, casas de manera, de cartón y viven hacinados en familias numerosas.

El 1 por ciento son mujeres, quienes realizan el pesado trabajo con la misma voluntad a la que la necesidad las orilla.

En el mundo de los albañiles se promedian 2 millones y medio de trabajadores, cifra que con el desempleo se ha incrementado y en la actualidad pueden encontrarse personas que estudiaron hasta el segundo año de preparatoria.

Pero la mayoría tiene estudios truncos de primaria y un enorme conjunto de ellos se expresan en alguna lengua indígena, aunque también utilizan el español.

Aunque sin estudios, quienes viven de la industria de la construcción en esos niveles poseen admirables estrategias para resolver problemas aritméticas para aplicar las medias y usar la cantidad de material adecuado que se necesita.

ACTIVIDAD ACCIDENTADA

Las condiciones de trabajo, en la mayoría de los casos, son deplorables. En las obras no existen las mínimas condiciones de seguridad, los accidentes son frecuentes debido a que no cuentan con el equipo de protección básico.

En el ramo de los ingresos, la brecha entre los profesionistas  (ingenieros, arquitectos, destajistas y contratistas) es abismal. En tanto un trabajador de la construcción gana en promedio entre tres y cinco mil pesos al mes, las grandes empresas constructoras ganan cientos de miles y hasta millones de pesos.

Estudios realizados por instituciones académicas revelan que los trabajadores de la construcción tienen una probabilidad entre 3 y 4 veces mayor de morir a causa de accidentes en el trabajo, que otros oficios.

QUIÉNES SON

¿Quiénes son los albañiles y cuáles son sus tareas dentro del engranaje de la construcción?

El origen de la palabra albañil tiene su origen del idioma árabe. Hay  oficiales o maestros de albañilería. Está ligado a las personas que tienen conocimientos de construcción, reparación y modificaciones de construcciones.

La albañilería es la actividad de construir inmuebles, edificios, casas, realizar cimentaciones y demás obras, empleando, para lo que utilizan materiales como la piedra, el ladrillo, cal, yeso, cemento

Los albañiles en la construcción pueden hacer diferentes tareas, como colocar ladrillos, piedra cortada, bloques de cemento, construir muros, cimientos, tabiquería, arcos, drenajes y demás obras, acabados en general de interior y exteriores en edificaciones, abrir zanjas, nivelación, aplanados, impermeabilizar, recubrir paredes etc.

Así construyen viviendas, edificios de departamentos, banquetas, plazas comerciales, oficinas, bodegas, banquetas y más.

LA FIESTA QUE NO LLEGÓ

Por tradición añeja, el día 3 de mayo es una festividad que tiene como sus orígenes en el rito romano para festejar el culto a la Cruz de Cristo.

La ceremonia ha evolucionado a lo largo del tiempo y su realización  en México, está ligada al catolicismo y la industria de la construcción.

Abundan los adornos, las flores, se realizar procesiones, bailes, grandes comilonas y, por supuesto, se consumen todo tipo de bebidas espirituosas.

Debido al coronavirus que tiene a azolada a la población mundial, este año los trabajadores de la construcción no sólo fueron confinados en sus domicilios, sino que además padecieron despidos, paralización de obras y cero ingresos obtenidos.

Contratistas, ingenieros, arquitectos y albañiles, conjugan creencias religiosas y colocan una cruz de palo en lo alto de la obra. Además  en que laboran y la engalanan con cintas coloridas, cadenas y flores de papel de china.

Comúnmente llevan a un párroco para la celebración de una misa, a la que asisten acompañados de familiares, amigos, invitados y gorrones.

El dueño de la obra aporta las viandas, que generalmente se componen de chicharrón, carnitas, ensaladas con nopales, picosas salsas, tortillas, cerbatanas bien helodias (cervezas frías colocadas en tinas o hieleras), pulque y uno que otro fuertecito como el tequila.

El pasado día de la Santa Cruz no hubo tal festejo. Las medidas sanitarias congelaron todo festejo y cancelaron todas las obras.

El 3 de mayo pasó inédito. Nadie trabajo, todas obras  paradas, no hubo música guapachosa ni bailes al ritmo de la cumbia, los corridos, el danzón o el perreo.

Desoladas las calles, obras de construcción que parecían rincones fantasmales y una economía familiar que golpeó inmisericorde a esos más de 2 millones de albañiles en toda la República Mexicana. La parálisis total y los bolsillos vacíos.

Los maistros de la cucha grande sufren los estragos de la paralización que se vive en diversos sectores productivos y de otros ramos como la construcción.

El Día de la Santa Cruz se liga a la fe católica que proclama el descubrimiento hecho por Santa Elena, en el año 326, de la supuesta reliquia del madero en el que según las sagradas escrituras murió Jesús de Nazaret en el monte Calvario.

En México la fiesta de los albañiles se le atribuyen razones religiosas cuyo origen se remonta a las costumbres de los pueblos originarios, quienes imploraban a sus dioses por buenas aguas para sus siembras. Al dejar el campo por el proceso paulatino de urbanización trasladaron esas creencias a la nueva realidad cristiana y adoptaron a la Santa Cruz.

Pero en esta ocasión los albañiles no tuvieron nada que festejar, y sí mucho que lamentar la desastrosa realidad congeló cualquier intento de festejo.

Conforme a las estadísticas del INEGE, en el ramo salarial los ingresos son bajos.

Actualmente el promedio de edad de los trabajadores de la construcción fluctúa entre los 21  los 40 años de edad.

El promedio de accidentes laborales y, por tanto mortales, es elevado. Porque la mayoría carece de equipos de protección y de algún adiestramiento o capacitación. en la alcaldía capitalina Benito Juárez.

HERRAMIENTAS DE ALBAÑILERIA

Las herramientas que utilizan los albañiles, cambian de acuerdo al tipo de trabajo que desempeñan. Aunque comúnmente son casi siempre las mismas en cualquier tipo de construcción.

Algunas de ellas son:

La paleta que es la herramienta de albañilería por excelencia. Sirve para transportar la mezcla desde la cubeta o recipiente en el que se haya elaborado, hasta la superficie de ladrillos, bloques o azulejos en la que se vaya a aplicar para unirlos. Con esta herramienta se evita tener que tocar el cemento o el yeso con las manos, pues son materiales de construcción que pueden dañar la piel.

La paleta suele está compuesta por una pieza triangular de acero forjado de la que sale un mango de madera o de plástico para manejarla. Las hojas metálicas varían de tamaño en su largo y ancho.

Las paletas más grandes se usan para esparcir el mortero. Y las paletas más pequeñas se utilizan para reparar juntas de mortero viejas y para eliminar el exceso de cemento. A estas paletas más pequeñas se les denomina también paletín, y adecuadas para realizar acabados finales.

La llana, que es una herramienta de albañilería muy utilizada. Sirve para extender y alisar el yeso, la cal u otros tipos de pasta. Está formada por una pieza metálica lisa que se sujeta mediante un asa de madera o de plástico. Generalmente la llana lisa de metal se utiliza para alisar diferentes revestimientos de pared.

El cincel de pala plana sirve para levantar paredes o muros revocados, y para romper y soltar tierra, solado y asfalto. El cincel es una herramienta de albañilería muy versátil. Se usa para quitar rebaba, para realizar cortes limpios en ladrillos, baldosas o azulejos. Los cinceles de pala plana están hechos de acero y se usan sujetando el extremo pequeño y golpeándolo con un pesado martillo o mazo. Estos permiten hacer un corte limpio con un solo golpe.

Al utilizar un cincel, pueden saltar virutas y piezas cortantes que pueden causar lesiones en la piel o en los ojos. Por ello, nuestra recomendación es que siempre utilices guantes de seguridad y gafas de protección al realizar trabajos de este tipo.

La maza es como un martillo con la cabeza más grande y pesada. Se utiliza para realizar demoliciones o para golpear el cincel con un golpe seco que permite cortar ladrillos u otras piezas de mampostería de manera limpia.

Cortadores cerámicos. Si vas a colocar suelo o azulejos, un cortador cerámico va a ser casi imprescindible. Un cortador cerámico no es más que una sierra para mampostería que permite cortar limpiamente ladrillos, azulejos, baldosas, etc. El corte se realiza sin astillar el material y a la medida que sea precisa. Generalmente, dichas piezas suelen tener una medida concreta que no siempre se ajusta a la medida de la superficie que queremos cubrir con ellas. Por ello, es necesario realizar cortes a esas piezas.

Hay cortadores cerámicos de dos tipos: cortadores cerámicos manuales y cortadores cerámicos eléctricos.

Los cortadores cerámicos eléctricos pueden ser de mesa o manuales. Son herramientas que deben ser utilizadas por profesionales, puesto que son muy potentes y pueden causar amputaciones u otras lesiones si no se saben manejar adecuadamente.

Los cortadores cerámicos manuales son los más apropiados para trabajos de bricolaje casero, puesto que son más fáciles y seguros de utilizar. Usar un disco de punta de diamante con el que realizan cortes finos, limpios y con diferentes formas (rectos, cuadrados, en curva)

En general, todos los cortadores cerámicos pueden ser muy peligrosos. Las gafas de seguridad son imprescindibles durante su uso. Y es recomendable quitarse los anillos y las joyas mientras se emplea esta herramienta de albañilería debido a podrían quedar enganchados y causar un accidente grave.

Después de la paleta, el nivel es la segunda herramienta más importante que debe tenerse si lo que vas a hacer es construir una pared. El objetivo del nivel es mantener el trabajo que estás realizando a plomo, es decir, recto tanto horizontal como verticalmente, arriba y abajo. Un buen nivel generalmente tiene al menos 3 ampollas con burbuja, una en el centro y una en cada extremo. La burbuja debe alinearse simétricamente entre las dos marcas. Eso nos indicará que la pared, el muro o lo que estamos construyendo está recto o nivelado.

Un metro es una herramienta de medida imprescindible en cualquier tarea de bricolaje. Te será útil contar con un flexómetro de al menos 5 metros en tareas de construcción.

La carretilla es otra de las herramientas de albañilería imprescindibles cuando vamos a realizar alguna pequeña reforma en nuestra casa. Sirve para transportar materiales de construcción de un lugar a otro o realizar tareas de desescombro. También puede ser muy útil para realizar en ella directamente la mezcla de mezcla o de cemento.

La pala es otra herramienta necesaria si vas a hacer mezcla. Sirve para revolverla adecuadamente con la arena, el cemento y el agua.

Un cubo de obra te servirá para echar agua al material. También para transportarlo o, incluso, para realizar la mezcla en él directamente si no necesitas mucha cantidad.

Las espátulas son consideradas las reinas del acabado. Son capaces de sustituir a una llana o a una paleta para llevar a cabo ciertas acciones, y en la aplicación de colas, cemento, escayola o yeso, por ejemplo.

De la misma manera que varias de estas herramientas, las puedes encontrar en multitud de tamaños, variando también en el ancho de la hoja y en los mangos o agarres.

Las mejores son de acero (siendo las de carrocero, las más flexibles), aunque las encontrarás también de plástico.

Básico para la medición y nivelado, es el nivel. Lo ideal tener dos niveles para trabajar en condiciones óptimas.

Sirven para comprobar la completa verticalidad u horizontalidad de cada trabajo. Suelen ser fabricados en plástico, aluminio o una aleación metálica. Existen niveles de burbuja de dos viales, uno horizontal (180º) y otro vertical (90º), aunque otros incorporan distintos viales e incluso algunos a 45º para marcar ángulos.

Una herramienta imprescindible es el nivel. La plomada es útil para comprobar la verticalidad de una superficie y marcar puntos de trabajo en el suelo, alineándolos con otros del techo.

El tiralíneas es un depósito con cordel que sirve para trazar líneas rectas marcando rozas, inicios de zanjas, recorridos de instalaciones eléctricas o de plomería.

La escuadra indica ángulos rectos, las usadas en la albañilería deben ser largas, con un mínimo de longitud de al menos 600 milímetros.

Debemos agregar las reglas, renglones y miras. En el reglón, un listón grande que sirve para alisar superficies planas una vez se están enfoscando, consiguiendo soleras niveladas.

Las miras son renglones usados como guías para levantar muros. Las reglas, por su parte, tienen un acabado biselado para extender el material de forma rápida y dar un acabado liso a las superficies, como cuando enlucimos con yeso.

Se conoce como flexómetro a las herramientas que sirven para medir, y que son flexibles. Al igual que sucede con otros instrumentos similares, es más que interesante tener varios de distintas medidas, al menos de 3, 5 y 8 metros. Del mismo modo, una cinta métrica de unos 10 metros te hará un gran servicio en reformas u obras más grandes.

Las puntas de yesero se utilizan para sujetar reglones y miras, para marcar niveles sobre el terreno y para levantar muros, y presentan una punta práctica para ser clavada en los materiales de obra.

Otras herramientas de trabajo

Para picar o levantar materiales, escombros, levantar baldosas se cuenta con una barra sólida de punta delgada que sirve como palanca junto a un buen martillo pilón.

Picos, azadas y azadones. Para abrir zanjas y picar es su función primordial. Una maza es similar a un martillo, pero con un asa más larga, para poder ejecutar el golpeo con mayor fuerza. Pueden ser rectas o redondeadas y también tienen una variedad de goma para trabajos de alicatado y embaldosado.

Cortafríos, cinceles y punteros

Sirven, en equipo con una maceta, para picar, hacer rozas, romper materiales y extraer mezcla o cualquier otro material.

Los martillos los hay específicos para albañilería. Deben tenerse varios diferentes (variando pesos, largos, materiales —uno de goma y otro metálico—, etc.).

Los rastrillos se usan para recoger o extender materiales en el suelo.

Las cribas es la herramienta para filtrar arenas o materiales con distintos grosores. Es recomendable tener de distintos grosores.

Para transportar materiales se requieren carretillas, un carro de materiales, distintos recipientes (cubos y cubetas) y puntales para sujetar soportes y vigas.

Se recomienda tener sopletes para soldar, juegos de desarmadores llaves de todo tipo, taladro, amoladoras, escaleras y andamios para trabajos en altura.

Desde la Edad de Piedra hasta la actualidad, las herramientas de albañilería han sido esenciales para crear y construir casi todo. La Alhambra o la Gran Muralla China son excelentes ejemplos de estructuras de mampostería perdurables en el tiempo construidas por el ser humano en diferentes épocas, ayudado por herramientas manuales.

En otro terreno, para toda construcción o remodelación se requiere sacar el permiso de obra en la alcaldía correspondiente o en el municipio que corresponda, carecer de ese documento significa clausura de la obra y una multa.

Alternativamente a eso está lo de la famosa placa del sindicato, una placa o una lona negra y roja donde dice el sindicato que ellos se hacen responsables de la obra. Para sacarla se tiene que ir a las oficinas y suscribir un convenio. De acuerdo  a la obra es el costo.

Con esa placa, el sindicato acepta hacerse responsable de los  trabajadores (albañiles). Supuestamente si pasa algo, ellos se encargan. En la realidad nunca sucede.

Muchos optan por esa placa porque sacar el permiso en la Alcaldía  es más laborioso. Tienen que ingresarse la documentación donde conste qué tipo de obra, quién es el responsable, tener el visto bueno de un arquitecto o ingeniero civil, el cual se supone que va a supervisar toda la obra. La burocracia se impone.

En las obras y las actividades de los albañiles, también está inmersa la adquisición de los materiales. Otra de las áreas paralizadas por la pandemia.

En síntesis, a los albañiles de la aguó la fiesta.

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