Con 82 casos confirmados de coronavirus COVID-19, y ante la fase 1 de la contingencia por esa enfermedad, diversas consultorías elaboraron guías de protección para los trabajadores ante el avance de la Fase 2 de contagio, prevista para la última semana de marzo.
La empresa Baker an McKenzie explica, por ejemplo, que aunque se ha propuesto que se implemente el llamado home office —teletrabajo—, éste no puede ser obligatorio, sino solo una alternativa para mitigar los riesgos.
Sin embargo, explica la consultora, en caso de que el gobierno mexicano declare una emergencia sanitaria y se determine que el trabajo remoto es una medida preventiva para evitar el contagio entre empleados, éste deberá acatarse.
En el caso de que los empleados no puedan realizar su trabajo de forma remota en caso de que se decrete una emergencia sanitaria, tampoco el empleador está obligado a pagarle su salario, sin embargo, sí lo está a pagar una indemnización de un salario mínimo diario por cada día de suspensión del trabajo, durante un periodo máximo de un mes.
Además, si los contagios aumentaran y tu empleador quisiera obligarte a asistir a la oficina o lugar de trabajo, el empleador debe garantizar que se siguen los procedimientos establecidos en la Ley Federal de Trabajo y otras normativas. Además, de que el empleado si puede negarse a acudir, si existe una declaratoria de emergencia por parte del gobierno.
Los patrones también están en su derecho de realizar controles médicos a sus trabajadores, como medida de prevención y para garantizar la seguridad del lugar de trabajo.
Por su parte la Secretaría del Trabajo y Previsión Social emitió recomendaciones para los trabajadores, como acudir a su unidad médica en caso de tener síntomas de una infección respiratoria.
Además recomendó los cuidados básicos como el lavado de manos, cubrirse boca y nariz al estornudad y toser, y evitar los saldos de beso, mano y abrazos.
Con información de: El Economista
