Investigaciones especiales

Propinas: ¿gratificación u obligación?

SAT busca gravar las propinas que reciben trabajadores dedicados a los servicios para que paguen ISR.

“Dejar propina” a quien acaba de ofrecer un servicio es una práctica normal, regular y bien vista en la cultura mexicana. En la charola del cambio, en la mesa, en la mano del mesero o directo en la caja cuando se hace el pago final, son las formas más comunes.

No hay un monto establecido por ley, pero culturalmente la población sabe que es del 10 por ciento del total de la cuenta, más, menos, dependerá de la satisfacción del cliente con el servicio.

Así ha sido por décadas, muchos empleos ofrecen como parte de su oferta laboral el sueldo base “más propinas” lo que permite que el trabajador incrementar su salario con dinero libre del pago de impuestos, lo que resulta atractivo y los motiva a hacer mejor sus tareas.

Sin embargo, desde el año pasado la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) arrancó una campaña en la que recomendó a los consumidores no permitir que hicieran cargos por propinas a sus cuentas sin su autorización, al considerarse una práctica abusiva.

Entre 2018 y 2019, la dependencia recibió 486 denuncias por el cobro obligado de propina del 15 al 20 por ciento en el total del consumo, mientras que en otros cuatro fue incluida en la cuenta final sin la autorización del cliente.

Como respuesta a una solicitud de información hecha por RS Sindical, la autoridad indicó que acudieron a los sitios señalados e hicieron verificaciones que derivaron en 39 sanciones, de las cuales 20 fueron por violación al artículo 10 de la Ley Federal de Protección al Consumidor que indica:

“Los proveedores no podrán aplicar métodos o prácticas comerciales coercitivas y desleales, ni cláusulas o condiciones abusivas o impuestas en el abastecimiento de productos o servicios…Ni podrán aplicar cargos sin previo consentimiento del consumidor o que no se deriven del contrato correspondiente”, define la normatividad.

Las 19 sanciones restantes fueron por otras violaciones a la ley que identificaron al estar en los lugares, como no exhibir precios, prácticas discriminatorias o condicionar el servicio.

Por su parte el SAT incorporó también a sus campañas de difusión el tema de las propinas, explicando que forman parte del ingreso del trabajador y por lo tanto deben pagar el Impuesto Sobre la Rente que genere.

Fundamenta que en el artículo 346 de la Ley Federal del Trabajador, las propinas percibidas por los trabajadores en hoteles, casas de asistencia, restaurantes, fondas, cafés, bares y otros establecimientos son parte de su salario.

En medio de las dos posturas de las autoridades está la realidad de los miles de trabajadores que reciben su sueldo en modalidades combinadas (base + propinas), a quienes no les convienen ninguna de las dos regulaciones.

El especialista Manuel Baltazar, director General de México Fiscal, reconoció que en México la propina forma parte de los usos costumbres del país y la que se entrega en efectivo porque no hay forma de comprobar, ni rastrear en términos fiscales.

Solo en casos donde el cliente pague mediante los sistemas electrónicos de cobro, la propina sí se podría sumar, al menos, a la transferencia periódica de su sueldo, aunque no esté gravada, sin embargo, generará un acumulado al final del año que no podrá evitar y deberá comprobar ante el fisco.

Sobre las terminales de cobro electrónico en donde ya vienen precargados los porcentajes de propina, explicó que se utilizan para agilizar y por practicidad pero ningún cliente está obligado a aceptarlo.

De entrar en un esquema de fiscalización, el ingreso recibido por concepto de propina debería someterse al pago de ISR, además de prestaciones como Seguro Social e Infonavit.

“Mientras no haya una obligatoriedad del pago de propina y si es en efectivo es casi imposible que se pueda regular”, indicó.

Reconoció que la propina es un pago de buena fe, una decisión voluntaria de los clientes que dependerá de la calidad del servicio que reciba, por lo que el monto que le darán lo determinará por cuestiones de satisfacción y no de obligación.

Para los trabajadores que consideran a las propinas una fuente importante de su ingreso, someterlo a gravamen representaría un impacto a su bolsillo.

“Yo trabajo y doy mi mejor servicio para que me den buenas propinas, lo reconozco. Soy mesero en un restaurante y en promedio genero al día hasta 300 pesos por propina, por 5 días a la semana, son mil 500 pesos, que al mes se van a 6 mil. Mi suelo base es de 3,600 pesos al mes, con prestaciones de ley como Seguro Social y el Infonavit. No hay caja de ahorro, solo aguinaldo de 14 días y a veces promociones, no más”, explicó Alfredo, mesero en un restaurante de la ciudad de México.

¿Y para los que reciben propinas en otra moneda que no sea el peso?

Rogelio, bellboy en una cadena hotelera de lujo en la capital del país, explica que las mejores propinas que recibe son de huéspedes extranjeros con billetes de 5 y hasta 10 dólares por sólo subirles la maleta y dejarlos listos en su habitación.

“Cuando nos va mejor es con los huéspedes internacionales que dan propina por todo, los chinos son dadivosos aunque no lo parezca. Con los nacionales dan de 20, 50 y hasta 100 pesos, pero no más”, comentó.

En Estados Unidos la “gratitud” no es obligatoria, pero opera como una regla en la sociedad y los procentajes van del 20 por ciento para un servicio de 1 a 2 personas al 30 por ciento si fue para más de seis consumidores.

De lo que reciben los meseros por propina, deben pagar el impuesto correspondiente al estado, la paradoja en el país vecino es que obliga a los trabajadores, en su mayoría con estatus migratorio irregular, a pagar el “taxes” lo que los hace contribuyentes formales, pero al momento de que se habla de política migratoria, los desconocen y quitan derechos dentro del país al que aportan de manera obligatoria.

Mientras la autoridad mexicana define la vía ideal para gravar las propinas sin que afecten el ingreso que representan para los trabajadores, los consumidores pueden otorgar de manera voluntaria la cantidad que consideren gratifica al trabajador por el servicio que ofreció, de preferencia, en efectivo.

Algunos casos

La Casa de Toño

Cuando la famosa pozolería en la Ciudad de México comenzó a tomar auge, hace aproximadamente 10 años, incluía en el total de la cuenta el 8 por ciento de propina. En un breve texto al final del ticket explicaban que la medida le facilitaba al cliente la entrega de la gratificación. Los pagos solo se aceptaban en efectivo.

Cuentan trabajadores de esos años que hubo muchas quejas de clientes que se sentían forzados a pagar la cantidad impuesta y solo a quienes reclamaban se los eliminaban, pero era una situación incómoda que muchos preferían evitar y terminaban pagando.

Debido a la cantidad de reclamos, la empresa modificó dicha política y dejó de incluirla. En adelante, quedó a consideración del cliente la propina que quisieran dejar.

Meseros que trabajan actualmente en la cadena detallaron a RS que todas las propinas que reciben se juntan por día y la propia empresa al final de la jornada hace el conteo total, lo divide entre meseros, personal de cocina y garroteros.

La parte que corresponde a cada quien se va a acumulando y se las entregan cada semana. Esta dinámica aplica en pagos en efectivo y tarjeta, en ambos casos, a ellos les dan solo efectivo. Los montos que recibe cada empleado no se suman a su salario y quedan libres de cualquier gravamen.

Restaurante de cadena

En algunos restaurantes que forman parte de grandes cadenas la dinámica de pago y distribución de las propinas es diferente. La cantidad que deja el cliente está a su consideración, no se sugieren porcentajes.

Cada mesero acumula y resguarda las propinas recibidas por este concepto. Al finalizar su jornada, en la caja le hacen un balance de ventas y del total, el 2 por ciento, debe repartirlo entre los cocineros del turno.

Tal mecánica está establecida en el contrato y no pueden ignorarla, deben repartir en efectivo el 2 por ciento de las ventas que obtuvieron, sin importar la vía de pago original.

La lógica de la empresa es que las propinas, generalmente son del 10 por ciento del total de la cuenta, por lo que al compartir el 2 por ciento, se quedan con el 8 por ciento restante, pero aseguran que no en todos los casos dejan el 10 por ciento, sino más, lo que motiva a los meseros a “ganarse” más allá de lo básico y conseguir más ganancias que podrá quedarse.

Gasolinera

Una propina que ya es automática en los mexicanos es la que se entrega a los despachadores de gasolina.

Sin importar el monto cargado al automóvil, de 3 y hasta 10 pesos, siendo lo más común 5 pesos, es lo que se entrega.

Este dinero queda como ingreso libre para los despachadores y es uno de los atractivos para quienes se dedican a dar ese servicio.

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