Investigaciones especiales

Explotación infantil

Aun cuando la ley lo prohíbe, en México 3.2 millones de niños y adolescentes (de entre 5 y 17 años de edad) se encuentran en situación de trabajo infantil.

El trabajo infantil tiene consecuencias negativas en el desarrollo cognitivo, emocional y social de los niños.

Afecta a la calidad de vida y la salud mental de los menores.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) instituyó el 12 de junio como el Día Mundial contra el Trabajo Infantil para poner de manifiesto la situación mundial de los niños que trabajan y que tiene por objeto ejercer de catalizador para el creciente movimiento mundial contra el trabajo infantil.

Los infantes son más vulnerables al impacto físico del trabajo y sufren más accidentes laborales.

Niños y niñas son obligados a trabajar y les quitan los ingresos.

Además de no percibir remuneraciones convenientes, se ven impedidos de verse beneficiados con los sistemas escolares y enfrentan  un conflicto para el desarrollo pleno.

Entre los efectos negativos que se asocian a esa explotación, está el quebranto y menoscabo a la dignidad del niño o niña.

Otras consecuencias que los especialistas relacionan con estas acciones, es la provocación de estrés físico y psíquico, lo que da como resultante poner en riesgo su salud.

En síntesis, el quebranto por desarrollar cualquier actividad laboral a temprana edad tiene un efecto negativo en el desarrollo físico, psíquico, educativo y social de las niñas y niños, ya que constituye un obstáculo para el disfrute de sus derechos.

A lo largo y ancho de la República Mexicana los menores son víctimas de las mafias, sufren esclavitud y se lucra con las actividades que desempeñan.

CONTRA LA LEY

En México, en el Módulo de Trabajo Infantil (MTI) estima que 3.2 millones de niñas y niños de 5 a 17 años de edad trabajan en actividades económicas no permitidas o en quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas.

De los niños ocupados que no cumplen la edad mínima para trabajar, 17.9% no asisten a la escuela, situación que se presenta en 55.1% de los que están en trabajo peligroso.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presenta indicadores sociodemográficos sobre la situación de la población ocupada de 5 a 17 años de edad en México, a partir de los datos del Módulo de Trabajo Infantil (MTI) de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).

El trabajo no permitido se define como el conjunto de actividades económicas realizadas por niños, niñas y adolescentes que no están permitidas, ponen en riesgo su salud, afectan su desarrollo y/o se llevan a cabo por abajo de la edad mínima permitida para trabajar.

La explotación infantil tiene, además, importantes consecuencias en muchos ámbitos.

La pobreza no sólo es una causa de la explotación infantil, sino que también es una consecuencia porque los niños y niñas al tener que trabajar, abandonan la escuela y no se forman para acceder a trabajos mejores.

Muchos de los niños y niñas que son víctimas de la explotación infantil  provienen de familias muy pobres que necesitan más sueldos para subsistir.

También influye el que en algunas zonas rurales la marginación educativa y cultural a partir de los 10 años, los niños deben tener comportamientos de adulto y, por lo tanto, trabajar.

En algunas regiones del plano nacional las niñas son consideradas inferiores y se las obliga a realizar tareas domésticas o a trabajar fuera de casa, y, a la vez, se impide que acudan a la escuela.

Desde el punto de vista de la salud, los menores que son explotados no se han desarrollado del todo desde un punto de vista físico y psicológico y el trabajo que realizan puede afectar de forma negativa a su salud, por ejemplo, los niños y niñas que trabajan en minas en condiciones insalubres, pueden sufrir problemas respiratorios.

Entre los efectos psicológicos, se determina que un niño o niña que trabajan desde los 10 años o antes, se ve obligados a madurar de forma prematura, sin poder jugar y desarrollar las habilidades características de la infancia.

Esto supone que los niños y niñas afectados, en el largo plazo, puedan tener una autoestima baja, problemas para adaptarse a la sociedad y otras graves consecuencias.

El trabajo infantil es un fenómeno predominantemente masculino. De los 3.2 millones de niñas y niños ocupados en una actividad económica, más del 60 por ciento son niños.

Trabajo infantil no permitido

La Organización Internacional del Trabajo a propósito del Día Mundial contra el trabajo infantil, exhorta a la comunidad internacional a combatir el trabajo infantil peligroso y a proteger a quienes se encuentran por debajo de la edad permitida para trabajar par hacerlo.

En México la legislación nacional a través de la Ley Federal del Trabajo define como trabajo no permitido aquel realizado por menores de 15 años de edad (edad mínima requerida para laborar).

Además las ocupaciones clasificadas como peligrosas o insalubres, ya sea que por las condiciones físicas, químicas o biológicas del medio en que se presta, por la composición de la materia prima que se utiliza, o bien, por realizarse en horario prolongado o nocturno que representan situaciones de riesgo y pueden afectar el desarrollo y la salud física y mental de los menores de edad.

En sus indicadores el INEGI concluye que por debajo de la edad considera a la población ocupada de 5 a 14 años, debe sumarse que en ocupación peligrosa se encuentra la población ocupada de 15 a 17 años que desarrollan actividades insalubres, horarios prolongados o nocturnos.

Para la celebración del Día Mundial contra el Trabajo Infantil en 2019, la OIT, lanzó el lema “Los niños no deben trabajar en el campo sino en sus sueños”, esto debido a que a nivel mundial siete de cada 10 niñas y niños que trabajan, se ocupan en el sector agrícola.

En México, el trabajo infantil existe en casi todos los sectores; sin embargo, el sector agropecuario concentra la mayor parte de la población infantil ocupada en trabajo no permitido (34.5%).

Los servicios son el segundo sector que mayor proporción de población infantil en trabajo no permitido concentra (22.3%). En este último sector sobresale que existe una diferencia de más de 10 puntos porcentuales entre la proporción de hombres (19.4%) y de mujeres (30.1%) ocupados.

Las cifras estadísticas precisan que el trabajo infantil no permitido por sexo confirma la sobrerrepresentación masculina en este fenómeno.

En 2017, del total de niñas y niños ocupados en actividades no permitidas, 73.2% son hombres y 26.8% mujeres. Esta brecha aumenta un poco al tratarse de trabajo peligroso o insalubre, 75.7% y 24.3%, respectivamente.

La condición de asistencia escolar marca diferencias entre los dos grupos que conforman el trabajo infantil no permitido; 17.9% de quienes están por debajo de la edad permitida no asisten a la escuela, situación que se presenta en 55.1% de las niñas y niños ocupados en trabajo peligroso.

Nueve de cada 10 niñas y niños ocupados que no cumplen la edad mínima para trabajar (87.0%) no asisten a la escuela por el trabajo. Para las personas ocupadas en actividades peligrosas 44.9% reportaron el trabajo como principal razón de inasistencia escolar y 14.4% porque realizan quehaceres domésticos en su hogar.

La falta de equidad en la distribución del ingreso y la riqueza ha generado una situación de empobrecimiento de amplios sectores de la población. Particularmente, los bajos salarios, la desocupación y la subocupación obligan a muchas familias a recurrir a diferentes medidas para generar ingresos, entre las que se encuentra el trabajo de sus niños y niñas.

Con esta información, el INEGI brinda indicadores para el conocimiento del trabajo infantil.

Lo alarmante es que la mayoría de los niños, niñas y adolescentes mexicanos (89.6 por ciento) realiza actividades económicas no permitidas, es decir, que ponen en riesgo su salud, afectan su desarrollo o se llevan a cabo por abajo de la edad mínima permitida para trabajar.

Los niños y adolescentes que trabajan tienen actividades en el sector agropecuario (26.7 por ciento), seguido del de servicios (22.6 por ciento) y del comercio (20.2 por ciento). Pero a la hora de revisar los trabajos que realizan los infantes según su género las cosas cambian.

Los hombres se ocupan en los sectores de construcción y trabajos agropecuarios, mientras las mujeres en sector servicio y comercial.

La peor parte es que el 42.5 por ciento de los niños, niñas y adolescentes que trabajo NO recibe ingresos; 19.1 por ciento recibe hasta dos salarios mínimos (hasta 5 mil 300 pesos mensuales) y tres de cada 10 reciben solo un salario mínimo (2 mil 650 pesos al mes).

¿Por qué razón hay niños mexicanos trabajando?

Los principales motivos son pagar la escuela y/o sus propios gastos (23.5 por ciento) y por gusto o solo por ayudar (23.5 por ciento). Sin embargo, uno de cada 10 niños que trabajan manifestó que el hogar necesita su aportación económica, mientras que para 16.8 por ciento el hogar necesita de su trabajo.

Y aunque la mayoría de los niños trabaja para un familiar (59.2 por ciento) y solo 3.8 por ciento trabajan solos o por su cuenta, las consecuencias del trabajo infantil son físicas, psicológicas, educativas y económicas.

Consecuencias

Una de las consecuencias más graves del trabajo infantil es la deserción escolar, pues sin educación los niños y adolescentes mexicanos tienen pocas probabilidades de romper el ciclo de pobreza de sus familias que los llevó a trabajar en primer lugar.

¿Qué es la explotación infantil?

La explotación infantil se puede definir como el trabajo que realizan los niños en el marco de un sistema de producción. En algunos casos se utiliza el término explotación infantil como sinónimo de trabajo infantil pero no es lo mismo, porque la explotación supone la violación de algún derecho del niño. La explotación infantil, sin embargo, tiene muchas formas:

Niños y niñas son obligados a trabajar y les quitan los ingresos.

Niños y niñas realizan trabajos peligrosos o que ponen en riesgo su integridad.

La explotación infantil no solo tiene la forma de trabajo infantil, sino que también se puede hablar de otros tipos de explotación como el matrimonio forzoso. La mayor parte de las víctimas de matrimonios forzosos son niñas y este tipo de matrimonio ha sido calificado por la OIT como un tipo de esclavitud moderna.

En algunos países aunque se han regulado sanciones para evitar el matrimonio forzoso, es difícil controlar una costumbre arraigada durante siglos, por lo que la labor de sensibilización e información en escuelas es fundamental.

En México gran parte dee la población infantil que labora se concentra en los estados de Colima, Guerrero y Puebla.

En Los Cabos o en Sinaloa los niños se dedican a la agricultura, pero poco se habla de los niños que trabajan en la industria de las maquiladoras.

Los dueños de las maquilas niegan la existencia de niños entre su nómina, “tener niños trabajando es muy común en maquiladoras clandestinas, que son la mayoría, ya que son muy pocas las que están bien establecidas y que dan seguro.

En México se vive día a día la explotación laboral infantil, la cual sufren muchos niños y jóvenes siendo víctimas de esta situación, donde trabajan en espacios reducidos, lugares en muy malas condiciones, bajo presión, expuestos a riesgos como lo son trabajar con productos químicos, gases, herramientas peligrosas, minas, calles donde realizan largas horas de jornadas y obtienen un salario mínimo, entre muchas otras cosas.

Los niños, niñas y adolescentes que son laboralmente explotados, esta distribuidos por toda la República Mexicana, establece la Unicef.

Resume: Es lamentable saber que en México se tengan que clasificar a los niños como trabajadores a los que laboran en los sectores primarios y secundarios, dejando a un lado a los demás jóvenes y niños que trabajan en las calles, como traga fuego, limpiaparabrisas, en los transportes, cuidadores de automóviles y otras muchas actividades.

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