¿Qué es el trabajo decente?
Aunque el concepto de “trabajo decente” fue acuñado por Juan Somavía en su primer informe como Director General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 1999, ahora cobra vigencia en el gobierno de la Cuarta Transformación.
De acuerdo a la tesis de la OIT, el “trabajo decente” sintetiza las aspiraciones de las personas durante su vida laboral. Significa la oportunidad de acceder a un empleo productivo que genere un ingreso justo, la seguridad en el lugar de trabajo y la protección social para las familias, mejores perspectivas de desarrollo personal e integración social, libertad para que los individuos expresen sus opiniones, se organicen y participen en las decisiones que afectan sus vidas, y la igualdad de oportunidades y trato para todos, mujeres y hombres.
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El organismo internacional sostiene además que el empleo productivo y el trabajo decente son factores clave para alcanzar una globalización justa y reducir la pobreza. La OIT ha elaborado un programa para la comunidad del trabajo que se basa en la creación de empleo, los derechos en el trabajo, la protección social y el diálogo social, con la igualdad de género como un objetivo transversal.
Cabe señalar que el sentido de urgencia entre los responsables políticos internacionales –sobre todo a raíz de la crisis financiera y económica mundial de 2008– es cada vez mayor: es apremiante proporcionar empleos de calidad asociados a la protección social y al respeto de los derechos en el trabajo, a fin de alcanzar un crecimiento económico sostenible e inclusivo y erradicar la pobreza.
Pese a que México se ha adherido a varios de los Convenios de la OIT, por años las organizaciones gremiales corporativas se guardaron de abordar el tema por la innegable precarización laboral que benefició a una irresponsable clase empresarial. A 25 años del TLCAN, en nuestro país se pagan los salarios más bajos de todo el continente lo que ha derivado en que 55.3 millones de sus habitantes son pobres.
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Durante la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre 2015, el trabajo decente y los cuatro pilares del Programa de Trabajo Decente –creación de empleo, protección social, derechos en el trabajo y diálogo social– se convirtieron en elementos centrales de la nueva Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible.
El Objetivo 8 de esta agenda se insta a promover un crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el pleno empleo productivo y el trabajo decente, y será un ámbito de actuación fundamental para la OIT y sus mandantes. Además, otros aspectos clave del trabajo decente están ampliamente presentes en las metas de muchos de los otros 16 objetivos de la nueva visión de desarrollo de las Naciones Unidas.
Las declaraciones de los líderes y los planes de acción del G20 , el G7, la Unión Europea, la Unión Africana y otros organismos regionales y multilaterales también confirman la importancia del trabajo decente para salir de la crisis y el desarrollo sostenible.
La titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), Luisa María Alcalde Luján, señaló en fecha reciente que el futuro del trabajo está ligado a la formalidad y al goce de derechos universales. “Debemos ser creativos para hallar modalidades de seguridad social ante un mundo del trabajo cada vez más cambiante y versátil”, afirmó.
Durante su intervención en el Foro sobre el Futuro del Trabajo y ante Guy Ryder, Director General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la encargada de la política laboral en el país aseguró que no hay futuro digno para el trabajo sin el fortalecimiento de los sindicatos.
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“Son organizaciones que deben jugar un papel protagónico para elevar los ingresos y mejorar las condiciones laborales de sus agremiados a través de la negociación colectiva. Pero a diferencia del pasado, el Gobierno de México ya no intervendrá en su vida interna ni mucho menos impedirá que los trabajadores se agrupen. El gobierno ya no promoverá sindicatos ni líderes. Serán los trabajadores, y solamente los trabajadores, quienes decidan con plena libertad. Nos tomaremos en serio el convenio 87 de la OIT”, destacó la funcionaria.
El Director General de la OIT, Guy Ryder, declaró en el citado foro que debe revitalizarse el contrato social entre los países miembros para adquirir “el compromiso mutuo de gobiernos, empleadores y trabajadores de unir sus esfuerzos en la búsqueda de objetivos compartidos que tienen que definirse en el marco de la justicia social”.
“Tenemos puesto un camino para recorrer juntos y estoy plenamente consciente de los desafíos que esto representa a su país México. De las medidas que están siendo tomadas para enfrentarlos, cruciales reformas funcionales y laborales, un nuevo foco de integración de los jóvenes en el mercado del trabajo, la revisión de la invención laboral y acuerdos regionales y comerciales, así como la lucha continua contra la informalidad”, remarcó Ryder.
Es indudable que en este contexto el tema del trabajo decente formará parte de la nueva política laboral del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y de muchas de las nuevas organizaciones sindicales que surgen o reagrupan a diversos sindicatos que ahora disputarán el control de la clase trabajadora a los antiguos sindicatos corporativos.
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Pero también implicará una nueva dinámica en las relaciones contractuales con los empresarios, acostumbrados por décadas a imponer sus reglas del juego en materia de salarios con la complacencia de los gobiernos neoliberales.
A fin de cuentas, está demostrado que mejores salarios implican un fortalecimiento del mercado interno y de la economía nacional.
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