Investigaciones especiales

La caída de La Quina provocó desabasto de combustible

El 10 de enero se cumplieron 30 años de la detención del líder sindical por orden del ex presidente Salinas de Gortari.

El poder político y sindical del líder petrolero Joaquín Hernández Galicia, conocido como La Quina, se terminó un 10 de enero de hace 30 años con el ex presidente de Carlos Salinas de Gortari. Sin embargo, esta una decisión que provocó un desabasto de combustible por el cierre de las refinerías.

La Quina logró consolidarse como secretario General del Comité Ejecutivo Nacional del STPRM, gracias al apoyo de 16 mil trabajadores de Tampico y Ciudad  Madero, quienes recibieron mejoras en las condiciones generales de trabajo en Pemex.

La detención del líder sindical provocó que días de desabasto de gasolina y otros combustibles, algo similar a lo queda ocurrido en estos días y que se ha dado por fallas en la distribución terrestre de carburantes para combatir el huachicoleo.

“En aquella ocasión fue por la paralización de las nueve refinerías a raíz de la detención de los entonces líderes petroleros Joaquín Hernández Galicia La Quina y Salvador Barragán Camacho “El Campeón de la Lealtad”, reportó el diario Sol de México.

El periódico recuerda que cerca de las 10 de la mañana de ese 10 de enero de 1989, las instalaciones de la refinería Francisco I. Madero comenzaron a vaciarse de trabajadores como una reacción a los hechos ocurridos unas horas antes en la calle San Luis Potosí No. 102 de la colonia Unidad Nacional, tanto empleados de planta como eventuales se dirigían a la sede de la Sección 1 del STPRM en la zona centro de esa localidad.

Salinas de Gortari buscó legitimar su triunfo de 1988 a través del encarcelamiento de líderes sindicales y empresariales.

En enero de 1989 sucedió el primero de los acontecimientos más sonados, la destitución del viejo líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) Carlos Jonguitud, senador de la República, fue destituido luego de las manifestaciones de grupos de maestros que peleaban por mejores salarios y por la democratización del SNTE.

Salinas no es directamente responsable, pero lo permitió y dio el golpe de gracia.

Su segundo paso fue el encarcelamiento del líder petrolero Joaquín Hernández Galicia La Quina, acusado, entre otros delitos, de posesión ilegal de armas. El líder sindical había sido un auténtico cacique, durante varias décadas, en uno de los sindicatos más poderosos y en una de las ramas fundamentales de la economía.

Como líder del sindicato, Hernández Galicia consiguió mejores prebendas, como el derecho a recibir una comisión del 2 por ciento sobre el monto de las obras contratadas por Pemex con terceros y sobre el costo de la transportación de productos petroleros.

“Con estos ingresos el sindicato creó sus propias empresas para realizar estas mismas operaciones”, dicen Lucía Bazán y Margarita Estrada, investigadoras del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).

Además impulsó el Programa de Obras Revolucionarias, Sociales y Políticas que consistía en una cadena de empresas sindicales que abarcaban granjas agropecuarias, tiendas de consumo y fábricas de ropa.

“Este conjunto de situaciones significó por una parte, el apoyo de un sector importante de la base de trabajadores petroleros para el grupo quinista, y por otra, el control de un poder económico importante en las regiones petroleras Tamaulipas, Veracruz y Tabasco”, señala el análisis de las investigadoras Recién llegados a la informalidad: la experiencia de los petroleros desempleados.

Líderes perpetuados

Carlos Romero Deschamps, actual secretario del  inició su gestión en 1993 en condiciones de relativa debilidad, era un comité provisional que llegaba en el ocaso de un cacique viejo, enfermo y desgastado. Le corresponde enfrentar tiempos difíciles.

En julio de 2000 se produjo la derrota del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que generó expectativas de que por una especie de efecto dominó caerían otras piezas del sistema.

Calculando que por lo menos se suspenderán los apoyos gubernamentales a la cúpula sindical, los grupos disidentes intensificaron el asedio; poco más tarde los desafíos se producirían no sólo desde su interior: el nuevo gobierno descubrió un cuantioso desvío de fondos de Pemex: el sindicato había solicitado millonarios préstamos a la empresa y los fondos habían sido depositados en una cuenta aperturada exclusivamente para realizar retiros para la campaña del PRI.

La prensa llamó al incidente el Pemexgate. El nuevo gobierno consignó penalmente, pretendiendo enjuiciarlo, a Carlos Romero Deschamps y otros funcionarios.

El director de Pemex que había facilitado el saqueo huyó a los Estados Unidos. Igual que había ocurrido con el golpe de Salinas contra el cacicazgo de Hernández Galicia, se fortalecieron las expectativas de un cambio en el sindicato petrolero.

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