En México, más de dos millones de menores de edad sufren de explotación infantil
Contrario a los escenarios de bonanza social, cifras de investigadores y organismos internacionales revelan que a nivel mundial millones de niños deben trabajar para no morir de hambre y nuestro país no es la excepción; en el territorio nacional laboran en condiciones inhumanas más de dos millones de niños pese a que el trabajo infantil está prohibido en las leyes laborales
¿Feliz Día del Niño? ¿De verdad podemos decir que el 30 de abril es motivo de celebración en México? En 1954, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) recomendó que se instituyera en todos los países el Día Universal del Niño, una fecha exclusivamente consagrada a reafirmar los derechos de la niñez y a destinar diversas actividades para alentar el bienestar de los infantes del mundo.
Sin embargo, al menos en muchos países como el nuestro, es una fecha que puede ir más allá de los regalos, juegos y el esfuerzo por hacer felices a los pequeños, es una fecha para el compromiso y la reflexión de los miles de pequeños en el mundo que no tienen celebración del Día del Niño. Los más de dos millones que en nuestro país trabajan en vez de jugar o estudiar.
Echemos un vistazo a aquellos que no han conocido ni un día donde se les celebre y puedan jugar con niños de su edad, que coman golosinas, hamburguesas, que vean el show de un payaso, y puedan sentir, aunque sea por un momento, lo que es tener el espíritu de niño.
Aparece la reflexión: ¿por qué no nos preocupamos por todos los niños y por sus derechos? ¿Cómo es que en México se hable tanto de la justicia a los menores y hasta se sancione el trabajo infantil y en la realidad subsista una denigrante explotación en su contra?
Un estudio realizado por el doctor Emilio López Gámez de la CIOAC-JDLD para RS sobre el trabajo infantil en el campo, aporta datos duros sobre el trabajo infantil. Veamos:
* A nivel nacional trabajan 2.5 millones de niñas, niños y adolescentes.
* De estos 2.5 millones, cerca de 800 mil laboran en el sector primario.
* Para 2015, la tasa de ocupación de la población de 5 a 17 años es de 8.4 por cada 100 niñas y niños en ese rango de edad.
* En México se estima que 2.5 millones de niñas, niños y adolescentes realizan alguna actividad económica.
* La reciente reforma al artículo 123 constitucional elevó la edad mínima de admisión al trabajo de 14 a 15 años.
* El 23.3% de los menores que trabajan lo hacen para pagar su escuela y/o sus propios gastos. El hogar necesita de su trabajo en 22.5% casos; 22.4% trabaja por gusto o solo por ayudar y 13.5% para aprender un oficio.
Los organismos como UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la infancia o Unicef (United Nations International Children’s Emergency Fund) y la OIT (Organización Internacional del Trabajo) coinciden en que “el trabajo infantil es aquel trabajo que los niños no deberían realizar porque son demasiado jóvenes para ello, porque el trabajo es peligroso” (OIT, 2015 ). (Pérez, 2016 )
En el caso de la Decimoctava Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo (XVIII CIET) determina a la población infantil como todos los niños y niñas de 5 a 17 años.
El doctor en su estudio nos señala el porcentaje de los niños que se dedican a las actividades del campo. En total de los niños trabajando a nivel nacional son 2 millones 536 mil 693; en el sector primario son 773 mil 300, en el sector secundario son 437 mil 211 y en el sector terciario son un millón 281 mil 225. Como también comenta el marco internacional que protege los derechos de los niños y las niñas para que no sean víctimas de la explotación económica.
De acuerdo a INEGI “La Convención sobre los Derechos del Niño, exhorta en su Artículo 32 a proteger a las niñas y niños de ser víctimas de explotación económica de desempeñar cualquier trabajo que pueda ocasionarles daño, entorpecer su educación, o que sea perjudicial para su salud y desarrollo. Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), creó el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC), cuyo objetivo pretende prevenir y erradicar todas las formas de trabajo infantil. Para ello, se han expuesto metas y lineamientos como la delimitación sobre la edad mínima para trabajar y la definición de las peores formas de trabajo infantil, metas y lineamientos que México ha ratificado.” (INEGI, 2017).
En México se elevó la edad mínima de admisión al trabajo, pasando de 14 a 15 años de edad. Así, en 2015, la Ley Federal del Trabajo establece en el artículo 22 Bis la prohibición del trabajo de menores de quince años y de mayores de esta edad y menores de dieciocho años que no hayan terminado su educación básica obligatoria (Pérez, 2016)
Artículo 22. Los mayores de quince años pueden prestar libremente sus servicios con las limitaciones establecidas en esta Ley.
Los mayores de quince y menores de dieciséis necesitan autorización de sus padres o tutores y a falta de ellos, del sindicato a que pertenezcan, de la Junta de Conciliación y Arbitraje, del Inspector del Trabajo o de la Autoridad Política.
Los menores trabajadores deben percibir el pago de sus salarios y ejercitar, en su caso, las acciones que les correspondan.
Artículo reformado DOF 12-06-2015
Artículo 22 Bis. Queda prohibido el trabajo de menores de quince años; no podrá utilizarse el trabajo de mayores de esta edad y menores de dieciocho años que no hayan terminado su educación básica obligatoria, salvo los casos que apruebe la autoridad laboral correspondiente en que a su juicio haya compatibilidad entre los estudios y el trabajo.
Artículo adicionado DOF 30-11-2012. Reformado DOF 12-06-2015
El doctor Gámez comenta las condiciones estructurales que hacen posible la existencia del trabajo infantil en la economía mexicana y el medio rural.
“Según datos recientes de instancias internacionales y nacionales, en México aproximadamente 21 millones de menores de edad se encuentran en pobreza, situación que se acentúa y acrecienta, tanto dentro del campo –donde los índices de problemas de desarrollo/crecimiento físico se duplican respecto a los centros urbanos-, como al interior de los grupos indígenas –donde uno de cada nueve está en pobreza y uno de cada tres presenta algún tipo de desnutrición”(Leyva y Pichardo, 2016).
En 2012, la pobreza en México pasó de 52 millones 813 mil personas a 53 millones 349 mil, y quienes se encuentran en pobreza extrema pasaron de 12 millones 964 mil personas a 11 millones 529 mil (Coneval, 2015).
En el caso de la pobreza los datos (con información de la evaluación de la política social 2018, de acuerdo a Coneval) muestran que la población en pobreza del 2008 al 2016 creció en casi 4 millones de mexicanos, aunque argumentan que la pobreza extrema disminuyó en ese periodo. (Coneval, 2018)
Además, el trabajo de menores de edad se concentra notoriamente en tres estados del sur del país -Guerrero con 14%, Oaxaca con casi 12% y Chiapas con 11%-, entidades federativas caracterizadas por una alta población rural e indígena y por presentar los índices de desarrollo humano más bajos del país.(Castillo, 2016)
Así pues, existen varios estudios de esa constelación de condiciones estructurales, entre ellos el de la OIT (2006), que presenta la pobreza como un factor relevante en la explicación de la incorporación de los niños al mercado laboral, condición a la que se le adjudica una fuerte incidencia en su educación, al limitar su acceso, asistencia, progreso y rendimiento educativo.
Aquí es contundente observar que nuestros gobiernos siguen reproduciendo tradiciones políticas que, en lugar de contribuir a adecuados posicionamientos políticos respecto a los problemas nacionales, termina fanfarroneando acerca de logros como la reducción del trabajo infantil, sin tocar las condiciones estructurales degradantes en que se reproduce. De la población total de estos niños y adolescentes ( 29 millones), 8.6% se encuentra ocupada.
De la población ocupada (de acuerdo a Leyva y Pichardo que toman las estadísticas del INEGI sobre el trabajo infantil 2007, 2009,2011, y 2013 ) ,36% no asiste a la escuela y vive, en su gran mayoría, en hogares con más de cuatro miembros en la familia, situación que se vuelve significativa porque ambos aspectos, escolar y familiar, están relacionados con situaciones de pobreza que se han considerado como los factores principales para entender el trabajo infantil.
De la población infantil entre 5 y 17 años, 66.1% coopera en las tareas de su hogar y una parte trabaja por razones asociadas con la necesidad de aportar recursos (bienes y/o servicios) al hogar, con lo que tenemos un sector infantil-adolescente que participa activamente en las tareas del hogar, además de que en su mayoría asiste a la escuela.
En el estudio que nos presenta el doctor Emilio López Gámez, nos plantea la grave realidad que presenta el país en el tema. El trabajo infantil ha dejado de ser un método de enseñanza o una posibilidad de mejoramiento; es, por el contrario, una dramática expresión de la desigualdad y la pobreza, cuando por razones de subsistencia todos los miembros de una familia deben trabajar por un salario, reiteradamente discriminatorio para las mujeres y los niños, aun cuando realicen esfuerzos iguales y jornadas iguales que los adultos varones. Con la pobreza y su constante reproducción están asociadas las limitaciones en las oportunidades al empleo, vivienda, salud y educación. La pobreza es una condición integral de las personas, las comunidades y los pueblos.
En especial, la pobreza se traduce y retroalimenta de las escasas oportunidades al empleo bien remunerado que permita atender las necesidades básicas de la familia, evitando promover y facilitar el trabajo infantil.
El trabajo infantil es un mecanismo de sobrevivencia profundamente injusto, que niega en su propia esencia los derechos básicos de los niños. Un mundo que permite el trabajo de los menores no es un mundo de oportunidades compartidas. Los cuadros perceptibles lastiman la dignidad humana y configuran un factor que actúa en contra del propio desarrollo.
Son tiempos de decisión y de cambio urgente, de análisis y propuestas que garanticen el cumplimiento de la ley en materia de protección de los derechos de los niños, con plena conciencia de que el trabajo infantil, la violencia y el maltrato es una forma injusta, abusiva y cruel; aplicar estos derechos es una urgente necesidad. En México es una verdad que echa por tierra la demagogia que por años ha ocultado la brutal realidad y el sombrío futuro que espera a millones de nuestros niños.