¿Qué hacer con las Chivas?
Se dice que Jorge Vergara, propietario del equipo de futbol Guadalajara, se encuentra con serios problemas de salud en Nueva York. Yo no podría asegurarlo, ni desmentirlo. Tengo el gusto de conocerle, he compartido con él el pan y la sal en alguna ocasión y pienso que es un empresario con mucha visión y talento que lo ha llevado a conquistar grandes logros en diversos ámbitos nacionales e internacionales. El problema que nos ocupa en este espacio periodístico, es qué hacer con Chivas ante la aguda situación que vive la escuadra en estos difíciles momentos, que se pueden convertir en angustiosos particularmente en 2020.
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Lo primero que hay que entender, es que Chivas es la marca más importante del futbol mexicano, que se cotiza en millones de dólares en cuanto a su producción. El nombre, escudo, camiseta, estadio, publicidad, televisión, radio, internet, generan cantidades impresionantes, las cuales no alcanzan todavía otros clubes mexicanos. Las playeras, por ejemplo, que en Estados Unidos no pueden ser susceptibles de piratería, se venden en el equivalente aproximado a mil 500 pesos cada una, lo cual produce un impresionante ingreso; las ganancias que aportan el Estadio Akrón, van directamente a la caja del club, porque el inmueble es propiedad de su dueño, así que no tiene que pagar arrendamiento alguno, lo cual retribuye dividendos totales en ese rubro; Guadalajara fue el primer equipo en la historia de la televisión que logró que tanto Televisa como Televisión Azteca transmitan todos sus encuentros como local, lo cual han reportado magníficas cantidades en su haber; poner un anuncio en la camiseta del Rebaño, cuesta millones de dólares. Con todo esto, lo que quiero decirle es que la marca de Chivas es bastante lucrativa y eso debe quedar muy claro.
Entonces, paso al siguiente punto: Si Jorge Vergara –por el motivo que sea- no está al frente de su negocio, hay que ver los resultados de la gente que maneja al equipo tapatío y encuentro a un club que en los últimos cuatro campeonatos no ha clasificado a la Liguilla y que además tiene serios problemas en sus números del cociente que al iniciar el próximo torneo Apertura 2019 lo colocará entre los tres candidatos a descender a la Primera A, lo cual podría ocurrir en el Clausura 2020. Entonces, no hay nada qué festejar con lo producido y esto enciende timbres que ya son rojos, porque es sabido que la franquicia de una escuadra que pierde la categoría, baja a la mitad de su valor, lo cual desencadenaría pérdidas multimillonarias en dólares, lo cual no conviene de ninguna manera al propietario del Rebaño.
Cuando Jorge Vergara se postulaba para comprar a las Chivas en el ya lejano 2002, ofreció tres cosas: darle un campeonato antes de cinco años (lo cual cumplió en 2006, es decir, a los cuatro de su arribo), construirle un estadio de primera línea (lo que consiguió el 30 de julio de 2010 al inaugurar el Estadio Omnilife donde el Guadalajara recibió al Manchester United) y contratar al mejor técnico del mundo para su equipo (objetivo nunca cumplido). Sin embargo, la gestión del dueño –con sus claroscuros–, podría calificarse de óptima, siempre que se tomara en cuenta la siguiente y última fase, que planteo a usted a continuación.
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En vista de los resultados obtenidos al momento, si Jorge Vergara no se siente con las fuerzas para continuar al frente de su escuadra, debe vender al Rebaño. En el fútbol actual, a nivel mundial, si se quiere trascender, se requieren empresarios que abran generosamente la cartera, con el propósito de obtener impresionantes ganancias. En el caso de los tapatíos, que sólo contratan mexicanos y que se les venden en cantidades exorbitantes, es menester que llegue gente que tenga la solvencia económica para repatriar a cuatro nacionales de Europa, dos de la MLS y tres de primer nivel del fútbol nacional, sin dejar de producir en su propia cantera a los jóvenes valores que les redundarán logros deportivos y económicos en el futuro. Cuando se fue Almeyda y se supo que el Guadalajara no podía suplirlo con Víctor Manuel Vucetich, porque no podía pagar “el salario que él cobra” se da uno cuenta que la actual directiva no está en el negocio correcto, pues como usted sabe, Vucetich fue contratado posteriormente por el Querétaro.
Ojalá Jorge Vergara, que en su momento adquirió a Chivas y le aportó un sello vanguardista y de altura, que le redundó en dos títulos de Liga (2006 y 2017) piense si ha llegado el momento de dar un paso al costado, desprenderse del equipo, recuperar lo que con dedicación ha invertido con la ganancia que considere justa y permita que alguien más llegue con la enjundia y amor a la camiseta con la que él arribó cuando comenzaba el siglo XXI.
Porque hay algo que no puede negarse: millones de aficionados en México y muchísimos en Estados Unidos y otros países, piensan que el Guadalajara también les pertenece y lo llevan en el corazón. Y entonces, ese negocio cobra otro rumbo.
¿Le parece que usted y yo nos leemos dentro de quince días?