El personaje

El torero Paco Dóddoli, dirige a la asociación nacional de matadores y rejoneadores

La organización nació en 1966 y a la fecha agrupa a 400 de los toreros más famosos del país pero también cuenta entre sus afiliados a unos 180 novilleros; una de sus funciones primordiales es ofrecer un seguro médico en caso accidentes en el ruedo como son las cornadas, pero también interviene para que los contratos sean respetados por los empresarios taurinos

Enfrentados a la muerte en cada corrida y más allá del vistoso traje de luces, el aplauso del público y la alegórica parafernalia de la fiesta brava, los matadores de toros y rejoneadores han consolidado un modelo sui géneris de asociación sindical que les permite enfrentar los costosos gastos médicos en caso de una infortunada cornada que en el precio más austero  de atención alcanza  los 100 mil pesos.

En una charla de mesa redonda, Francisco Dóddoli Villaseñor, mejor conocido en el ambiente taurino como Paco Dóddoli, matador de toros y dirigente de la Asociación Nacional de Matadores de Toros y Novillos, Rejoneadores y Similares (ANMTNRS), nos recibe en sus oficinas de las calle de Atlanta 133, a un costado de la Plaza México, para hablar a RS  de los diversos ángulos laborales que rodean al colorido arte de la tauromaquia.

Fundado en 1966, el sindicato de los toreros y rejoneadores es el más importante de las tres organizaciones de su género en el país y agrupa actualmente a unos 400 matadores y 180 novilleros, y a diferencia del común de los sindicatos su principal misión, además de defender los intereses de sus agremiados en el cumplimiento de los contratos que firman con los empresarios taurinos, es garantizar la atención médica en caso de un percance en el redondel para lo cual utilizan la contratación de un seguro colectivo con las aportaciones que cada uno de sus miembros hace en cada corrida que se presenta.

Paco Dóddoli detalla a RS que cada vez que un diestro de la espada y la muleta torea, debe pagar a la organización una cuota de mil 500 pesos y en el caso de los novilleros, 800 pesos. Entre sus miembros distinguidos que se reúnen por lo general dos veces al año en los meses de marzo y septiembre para tratar asuntos de su organización, se encuentran toreros de la talla de Octavio García “El Payo”, Arturo Macías “El Cejas”, Arturo Saldívar, Diego Silveti, Sergio Flores, Fermín Rivera, Ignacio Garibay y Oscar San Román, entre otros.

Además de lidiar y negociar con algunos empresarios que a veces retrasan el pago de sus agremiados bajo el argumento de bajas taquillas, Paco Dóddoli se ha enfrentado al movimiento animalista  en el Congreso de la Unión  y donde –expone–, se la vive “cada mes”, ya que por un desconocimiento absoluto de lo que representa e implica la fiesta brava,  sus miembros   no visualizan las dimensiones de una actividad que genera a su alrededor unos 550 mil empleos indirectos y ganancias, tan solo en 2015, por 50 mil millones de pesos. “La misma Sagarpa –refiere el líder los toreros y rejoneadores–, la cataloga como una agroindustria”.

¿Es costoso atender a un torero, rejoneador o novillero cuando sufre un accidente en el ruedo?, preguntamos a Paco Dóddoli. Explica: “Una cornada de las que llaman limpia; es decir, que solo afecta la parte muscular sin tocar ningún órgano, requiere tres días de hospitalización como mínimo tras la operación. Todo esto tiene un costo de 100 mil pesos”.

Pero el precio se dispara si las lesiones son de mayor gravedad pues implican la participación de un traumatólogo cardiovascular, un anestesista, paramédicos. En resumen, un mínimo de ocho  especialistas. Es por ello—comenta–, que es la mejor forma de garantizar una atención de calidad en nosocomios como el Mocel o Durango, es comprar una póliza colectiva donde además de sus afiliados, también aportan los empresarios en cada corrida. En las empresas de provincia son   3 mil 200 pesos y en la Plaza México, cinco mil.

Y es el tema de la seguridad de matadores y novilleros lo que induce a los empresarios a checar si quienes van a torear en alguna plaza del país están o no afiliados a la ANMTNRS, para evitar que en caso de un accidente cuenten con el amparo de un seguro médico, aunque también ser miembro de una organización gremial es requisito indispensable para que tantos los toreros mexicanos como los extranjeros puedan obtener su visa de trabajo.

De hecho, añade Paco Dóddoli, además de México, hay sindicatos de toreros en países como Venezuela, Colombia, Ecuador, Portugal, España y Francia. “Si los matadores extranjeros quieren torear aquí, deben registrarse con nosotros y lo mismo les ocurre a los toreros mexicanos cuando van al extranjero. No se otorga visa de trabajo si no se pertenece a una agrupación sindical”.

Pero, además de jugarse la vida en cada corrida, ¿qué enfermedades o padecimientos son frecuentes en los toreros? El líder de los matadores no duda en responder que el estrés es uno de los enemigos a vencer por los diestros del capote y la muleta, pero además, destaca, un torero debe estar en plenas facultades físicas  y mentales porque un movimiento en falso puede ser fatal, razón por la cual se les recomienda practicar deportes como el frontenis, el squash o el tenis

Un matador  joven, subraya el dirigente, puede torear tres días a la semana hasta sumar doce corridas en un mes. “Cuando un torero no está preparado pone en riesgo su vida, por eso es importante su fortaleza física”.

Adheridos al Congreso del Trabajo (CT), desde el 2004 en que tuvieron diferencias con el entonces empresario de la Plaza México, Rafael Herrerías y solucionadas gracias a  la intervención de líderes como Víctor Flores, dirigente de los ferrocarrileros y el entonces presidente del organismo cúpula, Abel Domínguez, la organización de los matadores supo de la importancia de pactar alianzas para fortalecer a su organización.

Pero además de la póliza colectiva contra accidentes, la organización sindical de los matadores y rejoneadores contrata también seguros de vida porque es indudable que el toreo es una de las profesiones de más alto riesgo en el mundo.

Dependiendo de la edad del matador, las pólizas pueden amparar montos de hasta 9 millones de pesos, si se es joven, pero sólo 200 mil pesos cuando se tiene la edad de Rodolfo Rodríguez “El Pana”, quien murió a los 64 años  luego de estar 33 días en terapia intensiva, tras sufrir una grave cornada.

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