La criminal deforestación que se practica en diversas entidades de la República Mexicana es una amenaza para el universo poblacional de todos los estratos sociales.
Tema que se aborda en foros internacionales y que convoca a las naciones en pleno desarrollo y potencias mundiales para combatir ese flagelo, pone sobre la mesa del debate la contingencia y el trance que significa.
Considerada una emergencia que alarma al contexto universal, el cambio climático tiene un enemigo latente en la inseguridad que representa la tala irracional en estados como Chiapas, Ciudad de México, Michoacán, San Luís potosí, Veracruz, Hidalgo, Puebla, Querétaro, Morelos, Estado de México, Guerrero, Oaxaca, Tabasco y otras entidades más.
Grave y preocupante es la apatía, el disimulo y la complicidad de las autoridades que en un condenable contubernio permiten y solapan la explotación de los recursos forestales.
Los desastres ambientales que el país ha sufrido, nos deben conducir a reflexionar sobre las consecuencias de la ilegal y también permitida tala inmoderada de árboles.
Dos terceras partes de la superficie de México son montañas, el resto es ondulante. Las montañas que no tienen árboles o plantas que retengan el suelo, se quedan sin el mismo.
Y cuando las montañas se quedan sin árboles y sin suelo, las consecuencias son muy graves para todos los seres vivos. Al fenómeno de despojar los árboles de un terreno, se le conoce como deforestación.
Conforme a los análisis de la FAO (Estudio de las tendencias y perspectivas del sector forestal para América Latina y el Caribe), México ocupa uno de los primeros lugares en tasas de deforestación en el mundo.
Para ejemplificar la magnitud del problema, debe tomarse en cuenta que los niveles de las tasas de deforestación fluctúan entre 750,000 hectáreas/año a cerca de 1.98 millones de hectáreas/año.
De acuerdo a SEMARNAT de 2005 a 2010 nuestro país perdió 1, 500,000 hectáreas de bosques. No obstante, WWF México y otros autores señalan que las estimaciones de estas pérdidas son muy diferentes dependiendo de la fuente consultada.
Si la consulta es en fuentes académicas, se pierde una media de 838,500 hectáreas por año y si se trata de fuentes oficiales se pierde una media de 492,100 hectáreas por año. Además, la WWF también señala que México ha perdido el 50% de sus bosques y selvas.
EMERGENCIA Y PELIGRO
El Programa Especial de Cambio Climático estima que el 30% de la reducción de emisiones de gas carbónico (CO2) en México pueden lograrse evitando la deforestación, la degradación de los bosques y la recuperación de las áreas forestales.
Esa tala inmoderada registra efectos negativos para el medio ambiente. Uno de los mayores impactos es la pérdida del hábitat de millones de especies.
La consulta a trabajos elaborados por expertos en la materia, establece que el setenta por ciento de los animales y plantas que habitan los bosques de la Tierra no pueden sobrevivir a la deforestación que destruye su medio.
Además, la contaminación que produce la deforestación es enorme; de acuerdo a la Declaración de Marbug, Alemania, celebrada en el 2009, la destrucción mundial de bosques tropicales avanza a un promedio de 10-15 millones de hectáreas y esta destrucción es la responsable de arrojar a la atmósfera 5 mil millones de toneladas de CO2 por año.
En México se acostumbra quemar los terrenos constantemente para que rebroten los pastos con que se alimenta todo tipo de ganado, con su consecuente liberación a la atmósfera de grandes cantidades de CO2.
De manera frecuente el campesino no controla el fuego y se extiende no sólo quemando el pasto seco, sino también los árboles. Miles de campesinos queman los árboles para darle otro uso al suelo.
Un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) establece que en el país se generan 20 mil muertes anuales debido a la contaminación del aire y 9,600 de ellas corresponden a la Zona Metropolitana del Valle de México.
Además de que en la ciudad de México hay además otros contaminantes formados a partir de compuestos orgánicos volátiles y de óxidos de nitrógeno, compuestos que están por encima de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La Coordinación de Salud Pública y Determinantes Ambientales y Sociales de la Salud de la OMS, considera que la contaminación del aire ocupa el noveno lugar dentro de los factores que producen enfermedad y muerte en el país.
Precisa además que los contaminantes atmosféricos pueden contribuir al desarrollo de enfermedades pulmonares y del corazón, incluso pueden causar cáncer de pulmón.
La deforestación, sin duda. es un factor que repercute en el cambio climático. Los suelos de los bosques son húmedos, pero sin la protección de la cubierta arbórea, se secan rápidamente. Los árboles también ayudan a perpetuar el ciclo hidrológico devolviendo el vapor de agua a la atmósfera. Sin árboles que desempeñen ese papel, muchas selvas y bosques pueden convertirse rápidamente en áridos desiertos de tierra improductiva.
FACTORES DE RIESGO
La mayor parte del área que ha sufrido deforestación no es apta para el uso agrícola a largo plazo, como la ganadería y la agricultura. Una vez privados de su cubierta forestal, las tierras se degradan rápidamente en calidad, perdiendo su fertilidad.
El suelo en áreas deforestadas también es inadecuado para soportar cultivos anuales. Gran parte de las áreas verdes tampoco son tan productivas en comparación con los suelos más cultivables y, por lo tanto, no son aptas para el pastoreo de ganado a largo plazo.
Las fuertes lluvias y la fuerte luz solar rápidamente dañan la capa superior del suelo en los claros de los bosques lluviosos tropicales. En esas circunstancias, el bosque tardará mucho más tiempo en regenerarse y la tierra no será adecuada para uso agrícola durante bastante tiempo.
Los árboles son altamente efectivos en la absorción de cantidades de agua, manteniendo la cantidad de agua en las cuencas hidrográficas a un nivel manejable. El bosque también sirve como cubierta contra la erosión. Una vez que se han ido los árboles, se puede producir demasiada agua en las inundaciones, muchas de las cuales han causado desastres en muchas partes del mundo.
El suelo superior fértil se erosiona e inunda en las regiones más bajas, muchas pesquerías costeras y arrecifes de coral sufren la sedimentación provocada por las inundaciones. Esto resulta en efectos negativos en la viabilidad económica de muchos negocios y pérdidas en la población silvestre.
El deterioro de la biodiversidad es la consecuencia más grave de la deforestación porque significa la destrucción y extinción de muchas plantas y especies de animales.
La deforestación puede causar que el clima se vuelva de naturaleza extrema. Aumenta la concentración de CO2 en la atmósfera y contribuye al calentamiento global y se traduce en los efectos más negativos para el cambio climático.
Al aumentar la frecuencia y la fuerza de las inundaciones y las sequías, además. se afecta a la economía. También conduce a la pérdida de mercados futuros para el ecoturismo.
El término “deforestación” describe la eliminación completa a largo plazo de la cubierta arbórea. La pérdida de cobertura forestal influye en el clima y contribuye a la pérdida de biodiversidad. La actividad económica se ve afectada negativamente por la sedimentación, las inundaciones, la degradación del suelo y la reducción de los suministros de madera. Por lo tanto, a su vez, amenaza el sustento de las personas.
En la deforestación la conversión de bosques a tierras agrícolas, la explotación comercial para abastecer al mercado mundial de maderas destruye los árboles pero además debe sumarse el corte de árboles para leña, material de construcción y pastoreo de animales domésticos.
La contaminación es un factor producto de los incendios de carbón, que pueden durar años o incluso décadas, produciendo grandes cantidades de daños ambientales.
A lo que debe agregarse la urbanización y la industrialización, ya que debido a esos factores se reduce la superficie de tierras forestales y se produce un desequilibrio ecológico.
Además debe considerarse la construcción de represas porque se produce una devastación de los bosques que rompe el equilibrio ecológico natural de la región y por tanto aparecen inundaciones y sequías.
Los incendios forestales, que pueden ser naturales o artificiales, causan una gran pérdida de bosque.
También el sobrepastoreo reduce la utilidad, la productividad y la biodiversidad de la tierra y es una de las causas de la desertificación y la erosión. El sobrepastoreo también se ve como una causa de la propagación de especies invasoras de plantas no nativas y de malezas.
RESPUESTA MUNDIAL
El Grupo de las principales economías desarrolladas y emergentes (G20) ha fijado posturas trascendentes con el tema de la alteración del clima para superar este desafío.
Han firmado un acuerdo en el cual se comprometieron al cumplimiento del Acuerdo de París sobre el cambio climático.
Unos los objetivos principales es proteger la biodiversidad, los recursos hídricos, los océanos y los mares, restaurar los ecosistemas y los suelos con soluciones ecológicas, además de prevenir y reducir los desechos plásticos.
Los pronunciamientos incluyen el uso eficiente y sostenible de los recursos naturales, la promoción de la educación al respecto y el reconocimiento del vínculo entre la biodiversidad y el cambio climático. Además, hicieron hincapié en la necesidad de contar con una fuente de financiación dirigida a la protección y restauración de los ecosistemas.
Los temas contenidos en la declaración conjunta se consideran una continuidad de los esfuerzos de las principales economías globales en el combate contra el cambio climático.
Destaca la coordinación entre los miembros del G20, para lograr el objetivo de limitar el calentamiento global de 1,5 a 2 grados centígrados, y asegurar una recuperación económica sostenible y resistente a la alteración del clima en el período post-COVID-19.
El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha pedido al G20 una acción global contra la variación del clima porque se necesita un compromiso claro de todos los países del G20 con el objetivo de mantener el aumento de la temperatura de la tierra por debajo de 1,5 grados centígrados para finales de la década.
En el marco la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP26, México firmó el compromiso de 105 países para detener y revertir la pérdida de bosques y la degradación de la tierra hacia 2030.
El Departamento de Medio Ambiente del Reino Unido informó que 105 líderes mundiales de países que representan más del 86 por ciento de los bosques del mundo se comprometieron a trabajar juntos para detener y revertir la pérdida de bosques y la degradación de la tierra para 2030 en la Declaración de los Líderes de Glasgow, una lista en la que está México.
Entre los firmantes se encuentran, en cambio, países como Belice, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, China, Colombia, España, Rusia y Estados Unidos.
Por lo que respecta a México, el programa Sembrando Vida que cubre aspectos sociales, productivos y ambientales frente a la mitigación del cambio climático.
La deforestación contribuye al aceleramiento de los efectos nocivos del cambio climático, porque al destruirse bosques y selvas alrededor del mundo, para uso agrícola de la tierra o extracción de madera y pulpa vegetal, se están reduciendo también la capacidad que tienen los árboles de absorber un de los gases de efecto invernadero responsable del calentamiento global: el carbono.
Los bosques en proceso de formación secuestran o toman de la atmósfera grandes cantidades de carbono, que se depositan principalmente en los tallos, en la madera de los árboles y como consecuencia de la producción de fotosíntesis.
Las causas de la deforestación, derivadas fundamentalmente de actividades emprendidas por el ser humano van más allá de la necesidad de producir alimentos, porque la extracción de madera y pulpa vegetal a gran escala tienen una evidente motivación económica que persigue acumular riquezas con la venta de productos derivados como muebles, implementos para la construcción, papel en diversas presentaciones y otros de gran impacto ambiental como la minería, con la explotación del subsuelo para obtener oro y minerales estratégicos.
De ahí que es urgente que los Gobiernos de los niveles municipal, estatal y federal avancen en legislaciones y políticas de protección ambiental más estrictas y de estrategias globales comunes que favorezcan la reducción sustancial de la deforestación a gran escala.
La comunidad científica ha calculado que se perderán unas 28.000 mil especies para el próximo cuarto de siglo que sucumbirán ante el poderío destructivo de la deforestación.
Otras consecuencias de la deforestación son el empobrecimiento de la calidad de los suelos, que se tornan infértiles, áridos, con énfasis en regiones como Sudamérica, con Chile y Honduras entre los más afectados. Y ni que hablar del impacto en las 230 cuencas hidrográficas del mundo, que han perdido alrededor de un 50% de su cubierta forestal.
La disponibilidad de agua potable se ha visto reducida igualmente en un porcentaje alarmante que supera ya el 70% ante la desaparición de la masa forestal de los bosques del planeta.
Un impacto relevante que ha traído la deforestación como daño colateral es la reducción de los peces en un 60% en ecosistemas lóticos y lénticos. Esto impacta también la producción pesquera a nivel mundial, que oscila entre un 2,8 % a un 5,3%. Como recoge la infografía, es brutal el daño que la deforestación viene causando a la Madre Tierra, la casa de todos.