Las cifras estadísticas del Instituto Nacional de Geografía y Estadísticas (INEGI) establecen que los comerciantes ambulantes representan el 20.4% de la Población Económicamente Activa, lo cual representa a quien trabaja en un puesto ambulante, ofrece productos en sus casas, autos, y eso sin tener un local, un establecimiento fijo o una oficina.
Oficialmente no hay, en la actualidad, una cifra real que permita conocer cuántos comerciantes informales hay en la República Mexicana, pero hay estudios que hablan de más de 5 millones de personas en esas condiciones.
La falta de oportunidades, el desempleo y una compleja realidad surgida de una pandemia agrava el problema, y permite que el ambulantaje sea una opción para miles de mexicanos. No es que quieran estar en la calle vendiendo, si no hay fuentes de trabajo.
Los más de dos millones de comerciantes informales que ofertan sus productos en la Ciudad de México, se encuentran en el desamparo y la intranquilidad por la ausencia de ingresos económicos para el sostén de sus familias. Abandonados por sus líderes tradicionales, son víctimas del azote de una pandemia.
La Secretaría de Desarrollo Económico del gobierno de la Ciudad der México, a través de la Dirección General de Abasto, Comercio y Distribución, registra cerca de 1500 oferentes de las 10 rutas del Sistema de Mercados Sobre Ruedas y Público en general.
El ambulantaje vive una etapa de dificultad al grado de que las invadidas calles del Centro Histórico y zonas de las 16 alcaldías que tradicionalmente se ven invadidas, ahora se encuentran desérticas.
En la República Mexicana ha surgido un nuevo mecanismo comercial que amplía el número de comerciantes informales, el comercio cibernético que se contacta por internet y whatsapp.
Son operaciones que garantizan un bajo precio, la entrega inmediata y todos los movimientos se hacen en efectivo.
Este método no sustituye el ambulantaje, por el contrario se agrega y significa un nuevo aspecto que muestra el crecimiento del desempleo y la desocupación.
El método tradicional de tianguis, concentraciones y mercados sobre ruedas permite establecer una cifra promedio de 5 millones de comerciantes en las 32 entidades de la República Mexicana y sus casi 2 500 municipios.
DESAMPARADOS
Los ambulantes de la Ciudad de México están cansados de sus líderes y dirigentes, quienes les cobran cuotas y en muchas ocasiones los convierten en instrumento político y únicamente los movilizan con fines electorales.
La jefa de Gobierno, doctora Claudia Sheinbaum, ha fijado una postura de diálogo frente a las protestas que los comerciantes ambulantes y trabajadores informales han expresado ante la problemática existente.
“Siempre va a estar abierto el diálogo, eso nunca lo vamos a cerrar, pero estamos también pasando a un esquema en donde el propio comerciante tenga la posibilidad de acreditarse directamente con el Gobierno.
La ausencia de habitantes y visitantes de la Ciudad de México que regularmente concurren a la capital del país para surtirse de mercancía en el primer cuadro de la ciudad, provoca una crisis económica en quienes han tenido que suspender las actividades comerciales.
Los residentes del Área Metropolitana que concurren a los barrios donde se ubican los vendedores ambulantes que han desaparecido como resultante de la pandemia del coronavirus, tienen que sujetarse a la conformidad de ese panorama.
Tradicionalmente se observan decenas de autobuses que se estacionan en calles como Paseo de la Reforma, Mina, Perú, Santa María la Redonda y las inmediaciones de Garibaldi y La lagunilla.
Son unidades de transporte que vienen de diversas entidades del país para surtirse de mercancía al mayoreo y obtener precios preferenciales que les permitan vender en sus lugares de origen o de residencia a precios accesibles.
Todo en esos mercados que se ubican en el primer cuadro de la Ciudad der México, vivió una parálisis absoluta y por tanto generó un serio perjuicio en los comerciantes de entidades como Hidalgo, Tlaxcala, Veracruz, Puebla, Michoacán, Querétaro, Morelos, Guerrero y otras partes de México.
Ya en una conferencia de prensa la Jefa de Gobierno expresó que “Hay muchos comerciantes en vía pública que están también muy cansados de los famosos líderes, de que tengan que pagarle al líder lo que el líder decida que le tengan que pagar”.
Estaremos abiertos al diálogo, manifestó y dijo “Estamos ahí trabajando, seguimos hablando con los líderes –no quiere decir que siga cerrado-, pero tenemos que entrar a un proceso en donde el derecho al trabajo sea compatible también con los acuerdos que se toman de tener espacios en donde no se permite el comercio en vía pública”.
Comerciantes en el espacio público de al menos 100 organizaciones que pertenece a Movimiento por los Derechos Constitucionales del Comerciante Popular y del No Asalariado (MODECCOS) han protestado por los violentos operativos que realizan los elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México y personal de gobierno ante las medidas adoptadas por la pandemia del coronavirus.
La parálisis generada en las últimas semanas incluye plazas de grupos de ambulantes o grupos de comerciantes en vía pública que ahora están vacías.
Dominados por la inactividad, esos giros comerciales también se enfrentan a la revisión de los PATR (Permisos Administrativos Temporales Revocables), porque hay quienes tienen locales en las plazas y además está trabajando en la vía pública.
LOS AFECTADOS
El 40% del PIB de la Ciudad de México lo producen los ambulantes. El empleo informal, está ligado al ambulantaje pero también a pequeños comercios, unidades productivas y micro empresas y negocios.
Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el concepto de economía informal engloba tanto al sector informal como al empleo informal.
El empleo informal incluye a trabajadores por cuenta propia, dueños de sus propias empresas del sector informal, empleadores dueños de sus propias empresas del sector informal, familiares auxiliares, independientemente de si trabajan en empresas del sector formal o informal, miembros de cooperativas de productores informales, asalariados que tienen empleos informales, empleados por empresas en el sector informal o por hogares que les emplean como trabajadores domésticos asalariados o trabajadores por cuenta propia que producen bienes exclusivamente para el uso final de su hogar.
Esta definición de amplio espectro es consistente con lo que plantea la Clasificación Internacional de la Situación en el Empleo (CISE). Se puntualiza que los asalariados tienen un empleo informal si su relación de trabajo no está sujeta a la legislación laboral nacional.
Un criterio ampliamente aceptado en la literatura empírica y por la propia OIT, es que un trabajador tiene un empleo informal si no tiene acceso al sistema de seguridad social o bien, si no tiene dada de alta o registrada su empresa ante las autoridades competentes si es empleado por cuenta propia.
El empleo informal se concibe como una opción laboral para todo aquel trabajador que es parte de la población económicamente activa y que se encuentra en una situación de desempleo o inmerso en un proceso de búsqueda.
Cuando el trabajador es parte de dicho sector, no sólo no tiene acceso a los servicios que ofrece la seguridad social, sino que además puede carecer de prestaciones sociales, planes de ahorro que permitan su retiro, ausencia de contrato laboral y desprotección legal frente al empleador.
Uno de los aspectos del mercado laboral que durante los últimos años ha sido analizado con gran interés, es el fenómeno del desempleo y sus implicaciones en materia de bienestar social. Desde una perspectiva macroeconómica se considera que la tasa de crecimiento en el Producto Interno Bruto (PIB) de la economía mexicana, mantiene una estrecha relación con la dinámica del empleo en el sector formal.
Sin embargo, se constata que en periodos de recesión y crisis económica se manifiestan incrementos en la tasa de ocupación en el sector informal, como expresión de desequilibrio del mercado de trabajo y de debilitamiento de la estructura productiva.
AMBULANTES Y LÍDERES
En la Ciudad de México los ambulantes han sido motivo de guerras y disputas que han derivado incluso en actos violentos y en trifulcas por el potencial político y electoral que significan.
El nombre de Alejandra Barrios Richard, que dirige a 15 mil ambulantes del centro Histórico suena de manera recurrente. En la capital del país su presencia obedece a una historia familiar de varias generaciones que han liderado a los ambulantes.
Barrios fue diputada local y fue candidata a Jefa Delegacional en Cuauhtémoc amparada por el PRI. Pero sus hijos están se encuentran afiliados a oros partidos políticos como el PAN y Morena.
Los Barrios llenaron los vacíos que se generaron al morir Guillermina Rico, que junto con Celia Torres eran las jerarcas del comercio ambulante.
En el centro de la Ciudad de México se contabilizan poco más de 200 organizaciones de ambulantes. A lo que debe agregarse los grupos que en muchas ocasiones están amparados por Jefes Delegacionales como es el caso de Gustavo A Madero, Venustiano Carranza, Álvaro Obregón, Iztacalco, Iztapalapa y Cuauhtémoc.
En las 16 jefaturas delegacionales hay verdaderos ejércitos de comerciantes ambulantes que actualmente enfrentan la crisis de la pandemia que ha obligado a suspender las actividades.
Estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), muestran que en 2014, la economía informal representó un 23.7% del PIB nacional.
Alimentos, prendas de vestir, discos piratas y aparatos tecnológicos predominan en la venta en los tianguis, mercados sobre ruedas, concentraciones y en las calles. Los establecidos en zonas como Tepito y La Merced son los predominantes.
Entre los líderes que encabezan uniones y asociaciones del comercio informal están Felipa Beatriz González Hernández, de la Organización de Comercios Ambulantes Fijas y Semifijas de Centro-Poniente; Mayra Núñez Tenorio, líder de la Asociación Vecinos Comerciantes del Mercado Alternativo en Tepito y Distrito Federal; y María Elena Luna García, fundadora de la Unión de Comerciantes Independientes “Equidad y Justicia” del Barrio Bravo de Tepito. Lucila Corredor Rodríguez, directora de la Unión de Comerciantes Fijos y Semifijos Zona Centro Norte; Eusebia Moreno Polo, miembro de la Organización de Inquilinos Mazahuas.
Sobra decir en el mundo del ambulantaje el poder de cada líder se mide en el número de calles que ocupa y en la cantidad de agremiados que representa y en la influencia política que demuestra políticamente, lo cual incluso se traduce en la obtención de viviendas de las que construye el gobierno de la ciudad.
Está claro que en ese poderío influyen el número de agremiados y los recursos económicos que se obtienen para corromper, negociar, y hacer gala de influencias.
También en esa medida está contemplada una plataforma para ofrecer el respaldo en tareas políticas que van desde la asistencia a mítines y la concurrencia a las urnas electorales.
Reflejar en los hechos ese manejo de grupos, es importante para ir en la búsqueda de cargos de elección o puestos administrativos en las jefaturas delegacionales.
En ese mundo del ambulantaje, hay obligaciones infinitas y derechos mínimos. Prueba de ello es que los dirigentes han brillando por su ausencia para establecer programas de ayuda a sus agremiados en las condiciones que obligan las circunstancias que permanecen activos por el coronavirus que afecta y paraliza a los mexicanos.