Los acuerdos del congreso del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México (SUTGCDMX) son jurídicamente válidos, al haber sido tomados de manera democrática por la mayoría de los delegados, quienes decidieron la elección de un comité ejecutivo para los próximos seis meses, luego de haber aprobado la adición de un artículo transitorio en los estatutos, asegura su nuevo presidente, Héctor Castelán Moreno.
También por mayoría de votos, se ordenó la cancelación de la irregular toma de nota que permitiría a la anterior gestión mantenerse en la dirigencia hasta 2023.
El congreso es el máximo órgano de decisión en el sindicato, por lo que los acuerdos tomados por mayoría, deben acatarse y respetarse, enfatiza, quien con el voto de 73 de los 120 delegados, fue electo presidente para una gestión que tiene como encomienda elaborar un proyecto de reforma estatutaria en el que se contemple la posibilidad de voto personal, directo, libre y secreto de los trabajadores en términos de la reforma laboral.
El LX congreso del SUTGCDMX, con el voto mayoritario de los delegados, decidió que para superar el requisito que la gestión sindical debe durar cuatro años, se incluyó un artículo transitorio en los estatutos: “por esta única vez se modifica el artículo 34 del estatuto que rige la vida interna del Sindicato, nombrando un Comité por el periodo del 11 de julio de 2019 y hasta el 11 de enero de 2020, a efectos de que se modifique en su totalidad dicho artículo para que la elección se haga por votación personal, directa, libre y secreta, debiendo los concejales elaborar dicha reforma y adecuarla a las modificaciones de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado”.
El grupo minoritario de delegados buscaron “reventar” los trabajos del congreso en un infructuoso intento por intentar hacer válida la toma de nota que le hubiese permitido a Ayala Rivero mantenerse otros cuatro años en la presidencia sindical.
Sin embargo, desde la primera elección, el grupo mayoritario de delegados ganó desde las comisiones revisoras de credenciales y la presidencia del congreso. Al comprobar que eran minoría, con una actitud agresiva, utilizaron mujeres para tratar de obstaculizar el trabajo de Miguel Ángel Reyes Guerrero ––secretario general de la sección 21––, quien sometió a discusión y votación el cambio de la orden del día.
En el desorden que provocaron, encabezados por César Piña Rodríguez ––secretario saliente de finanzas y secretario general de la sección 4, quien micrófono en mano alentaba los gritos de “¡toma de nota!¡toma de nota!”–– no tomaron en cuenta lo que se votaba. Su objetivo era lograr que el congreso no sesionara, asegura.
Perdieron de vista, afirma Castelán Moreno en una retrospectiva de lo ocurrido el miércoles 10 de julio, que la toma de nota de Ayala Rivero fue obtenida de manera irregular en 2017, debido a que se trató de una ponencia, lo que implicó una serie de inconsistencias jurídicas.
El artículo 34 del estatuto sindical establece que las elecciones deben realizarse cada cuatro años a través de un congreso, requisitos que en 2017 no cumplió Ayala Rivero.
“Validar esa toma de nota era dejar en el limbo jurídico al SUTGCDMX, toda vez que únicamente tendríamos presidente sin comité ejecutivo general, lo que hubiese representado la parálisis de la organización”, plantea.
Ayala Rivero no quiso salir por la puerta grande, como se le planteó en su oportunidad. Se aferró a continuar, pese a que en su momento le hicimos ver que los trabajadores querían resultados, los cuales no podía ofrecérselos porque por sus ambiciones político-partidistas provocó el rompimiento de la interlocución con el gobierno de la doctora Claudia Sheinbaum.
Le ganó la ambición de querer ser diputado a toda costa, y llevó al sindicato a un punto de ruptura con la doctora Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador, a quienes no sólo ofendió con insultos, sino incluso de diversas formas. Los trabajadores, asegura el presidente del SUTGCDMX, nunca avalamos esas conductas. Allí empezó el rompimiento con el grupo mayoritario de 27 secretarios generales seccionales ––de un total de 40.
Castelán Moreno se detiene para revelar: Juan Ayala Rivero ofreció presentar su renuncia en abril pasado, una vez concluida Semana Santa. No cumplió su palabra.
Y no tiene duda en afirmar que Juan traicionó la confianza de los trabajadores. Era claro el hartazgo que tenían por un discurso demagogo y desgastado; lo que querían era escuchar resultados, los que desafortunadamente no se dieron. En los últimos seis años ni siquiera se revisaron las condiciones generales de trabajo.
El ex presidente del SUTGCDMX dedicó todo su esfuerzo en utilizar la organización sindical en satisfacer sus ambiciones políticas, que en atender las demandas de los trabajadores. Sólo en discursos existían conquistas laborales.
Reforma estatutaria, lo antes posible
Una vez que el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje otorgue el reconocimiento oficial -conocido como toma de nota- y se regularice la actividad sindical, se empezará a trabajar en la preparación de la reforma a los estatutos. Serán los trabajadores los que definan el rumbo que debemos seguir, y si nos ordenan que sea abierta, así será, adelanta el presidente del SUTGCDMX.
El objetivo que nos hemos planteado, es un sindicato moderno, democrático, transparente. Somos la organización sindical más grande de la Ciudad de México y el camino que tracemos puede ser ejemplo, por lo que el análisis y la discusión tendrán que ser a fondo. Para lograrlo, se privilegiará la unidad y la concertación.
Sin embargo, Castelán Moreno es cauteloso, al haber visualizado que una elección en la que participen los 110 mil agremiados de ese sindicato, implica retos de difícil solución, como la instalación casillas, el financiamiento y los requisitos para la participación de planillas .
“Abrirnos a un proceso electoral en el que participemos todos los afiliados, tendría
un costo económico muy elevado que difícilmente pudiera ser pagado con las cuotas, y la reforma laboral es omisa en ese renglón y en otros más. La democracia no es sólo cuestión de votos; también es de costos”, sostiene.
“La modernidad no es destruir todo para construir de nuevo de la nada. Hay que mantener lo que sirve, lo que les ha dado resultados a los trabajadores.
“Nos queda claro ––insiste el dirigente en cada oportunidad–– que debemos ser ejemplo de democracia, transparencia y unidad; aspiramos a transformarnos en un sindicato moderno, de vanguardia. No debemos temerle al cambio”.
Al gobierno de Sheinbaum le ofrecemos trabajo institucional
Recuperar la interlocución con el gobierno de la doctora Sheinbaum es una necesidad urgente, no sólo para ofrece les resultados a los trabajadores en sus justas y legítimas demandas, sino también para las necesidades de la ciudadanía, reconoce el presidente del SUTGCDMX.
“Al gobierno de la Ciudad de México le ofrecemos trabajo, un trato respetuoso, con capacidad de diálogo y concertación para resolver nuestras diferencias. El sindicato no aspira asumir responsabilidades de gobierno. Lo que ofertamos también lo pedimos para los trabajadores”, asegura.
“Estamos seguros que el gobierno de la ciudad será respetuoso de nuestra autonomía sindical. Los trabajadores son los que definirán el rumbo que debemos seguir, nadie más, en el marco de la ley laboral y de los convenios 87 y 98 de la OIT,” afirma Castelán Moreno.
Auditarán gestión de Ayala
“No es cacería de brujas, es una exigencia de los trabajadores; pero si alguien incurrió en corrupción, tendrá que rendir cuentas ––dice Castelán Moreno––, un sindicato moderno y transparente como el que pretendemos, debe dar certeza y claridad en el manejo de los dineros de los trabajadores”, puntualiza.