“Usted sabe que por ley me toca más de lo que me ofrece la empresa”, le dije al abogado luego de que me anunció que Grupo Imagen “no logró sus objetivos económicos” y por ello ya no necesitaba de mis servicios como periodista.
Era el 20 de diciembre de 2018 y decenas de ahora excompañeros de trabajo nos mirábamos incrédulos mientras esperábamos que nos llamaran para ofrecernos una cantidad por firmar nuestra renuncia. Pedí hablar con la jefa de personal, quien me informó que no tenía ninguna queja de mí, nada en casi ocho años, pero me estaban despidiendo porque la empresa dependía en 70% de la publicidad del gobierno, y ésta sería cortada a la mitad por la administración de López Obrador.
“Ganas mucho”, me dijo, como si mi trabajo no hubiera valido el sueldo que ellos mismos me asignaron ocho años atrás.
Y firmé pensando en que, si demandaba, la diferencia sería para un abogado, y en que me urgía hacer el último pago de mi departamento. Me quedaba sin empleo a los 59 años, a sólo uno de poder pensionarme, y sin posibilidades de encontrar empleo fácilmente debido a mi edad.
Pero la perla llegó esa noche. Una amiga me avisó que Grupo Imagen lanzó una convocatoria para contratar pasantes con el programa Jóvenes Construyendo el Futuro. Conclusión, suplirían a los más de 500 despedidos de todas las áreas con pasantes pagados por el gobierno federal. Mano de obra gratis, ni siquiera barata. Los Vázquez Raña encontraron rápido la manera de aprovechar una gran iniciativa de apoyo a los jóvenes, despidiendo a personal de gran experiencia.
Los medios están haciendo despidos masivos porque se acostumbraron a vivir del dinero público a cambio de hacer coberturas favorables a los gobiernos durante décadas, en lugar de ser creativos para tener otros ingresos, y las consecuencias las hemos pagado los trabajadores.
A cuatro meses de ese gran cambio en mi vida, luego de casi 40 años trabajando en los medios de comunicación, estoy haciendo lo que todo ese tiempo no pude. Cuidarme, disfrutar de pasear alguna tarde en compañía de mis hijos, de salir a caminar con mis perros, regresé a la práctica de yoga y dejé de fumar. En ocho meses podré solicitar mi pensión y dejaré atrás este año, en el que mi principal objetivo es estirar el dinero que me pagaron hasta que se resuelva lo de mi pensión, asumiendo que “de reversa, ni para tomar impulso”.