Un año después de que fuera decretada la pandemia por la aparición del COVID-19, la sociedad en el mundo entero se encuentra envuelta en la incertidumbre. ¿Qué pasará con respecto al impacto de la salud de la población? ¿Cuándo se contará con una vacuna y cuándo habrá dosis para todos los seres humanos? ¿Cuánto tiempo se tardará en recuperar la economía? ¿Qué efectos financieros tendrán los rebrotes que se han dado en varios países?
En términos generales, México ha sido de los países más afectados por el COVID-19, con cerca de 2 millones de contagios y casi 200 mil defunciones, es decir el porcentaje de muertes más grande del mundo con el 10% respecto a los contagios, según cifras oficiales, pero hay quienes estima que son tres veces más.
El escenario económico no difiere mucho del escenario de salud: la caída del PIB en 2020 fue del -9.8% y para el 2021 se pronostica una tímida recuperación de 3.4 por ciento. Por su parte, el tipo de cambio se cotiza alrededor de 21.00 pesos por dólar, equivalente a una depreciación de 10%, con respecto al nivel inicial del año.
Por otro lado, la caída en el precio del petróleo, generada por la escasez de demanda a nivel global, afectó significativamente al país. Tal fue su impacto que las calificadoras disminuyeron la calificación de deuda de Pemex y de las emisiones soberanas, esto abrió la posibilidad de nuevas disminuciones en la calificación crediticia, lo cual significa una posible pérdida de grado de inversión para México.
Dentro de este entorno de pérdidas de valor a nivel global, las inversiones en instrumentos de inversión mexicanos muestran una ligera recuperación en comparación con las de otros países emergentes. Al parecer este proceso será lento y quizá tendrán que pasar al menos tres años poder superar los niveles pre COVID-19 en todos los índices, tanto económicos como financieros.
A dos años de que iniciara la administración de Andrés Manuel López Obrador numerosos columnistas se han pronunciado tanto a favor como en contra de la gestión federal en materia económica; sin embargo, constantemente señalan puntos especializados que difícilmente pueden ser entendidos por la mayoría de la población. Y mientras el COVID-19 continúa generando estragos tanto en materia sanitaria como económica, la proximidad a las elecciones intermedias del sexenio ha incrementado las manifestaciones políticas contra AMLO por parte de los grupos derrotados en la justa electoral del 2018.
Otros por el contrario, consideran que la administración de López Obrador se ha visto sumamente responsable y calculada, “pues no se cae en la dispersión de recursos de modo paternalismo, como en EEUU, donde se dio dinero a la gente de manera irreflexiva”.
Respecto a la reactivación económica de México, esta dependerá de tres factores:
1.- La caída de la economía en EEUU.
2.- La inexperiencia ante el COVID-19.
3.- La cancelación de contratos de prestación de servicios en materia de hidrocarburos.
El primer punto refiere a la interdependencia que tiene México con EEUU, país donde ya se veía una caída en su economía. Esto puede explicar la caída de México, obviamente, la llegada del COVID lo empeoró todo; sin embargo, en la medida en que EEUU se recupere, México lo hará.
En el segundo punto, es algo que se ve manifestado en todo el mundo, pues hasta que no se tenga una vacuna efectiva contra el COVID-19 no se podrá garantizar una reactivación económica efectiva. Cabe recordar que no sólo basta con la creación de la vacuna, sino que ésta debe de ser correctamente distribuida entre la población.
En cuanto al último punto, lo que se pone en riesgo es la certidumbre financiera de México y la disposición de invertir en territorio nacional.
Para la reactivación, lo importante será prestar atención especial a los sectores turístico, restaurantero, y del ocio fuera de casa. Así como repensar el valor del trabajo, pues las tecnologías digitales y de comunicación han permitido que algunos sectores se vuelvan igual de productivos con menos personal.
Existe preocupación en cuanto a apoyos a las Pymes, porque son estas las que generan más ingreso y para que, en adelante, esas personas vulnerables que reciben un apoyo puedan ingresar a una población económica activa. Es importante observar a Europa y el manejo de la segunda ola de COVID-19 y replicar los buenos procesos para la reactivación en México.
México sigue gastando muy poco del PIB en educación, por lo que hay que realizar una mayor inversión en ese ramo, pues si algo demostró la presencia del COVID-19 es que se debe de estar a la vanguardia en innovación, para que los estragos generados por posibles pandemias futuras no sean tan elevados como ahora.
