Ante las críticas que generó el ver a líderes como Napoleón Gómez Urrutia y Elba Esther Gordillo contar con el apoyo de Andrés Manuel López Obrador, el ahora Presidente electo señaló “Estoy protegiendo a los dirigentes sindicales para que haya una verdadera defensa de los intereses de los trabajadores, que mejoren los salarios de los trabajadores”
Salvo honrosas excepciones, los sindicatos en nuestro país nunca han buscado mejorar la situación de los trabajadores. La verdad que los sindicatos tienen un pésimo historial. Algunos sólo se han servido para el enriquecimiento de los líderes.
Durante buena parte del régimen de partido único del PRI, los sindicatos fueron la columna vertebral del sistema. En los últimos años, sin embargo, la unidad de los sindicatos se ha desmoronado. Los lideres apoyan a distintos candidatos dependiendo de sus intereses.
Siempre pretenden estar cerca del poder más por razones ideológicas que para gozar de sus frutos. El bienestar de los trabajadores nunca ha pasado de ser un pretexto.
Por ello no fue raro ver adhesiones hacia López Obrador como la del Sindicato Minero, de Napoleón Gómez Urrutia, organización que en los últimos años ha librado una guerra contra las empresas mineras de Grupo México, propiedad de Germán Larrea; ahora como senador, Napito tendrá la oportunidad de afianzar su sindicato como uno de los más representativos del sector.
La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación CNTE, decidió apoyar al candidato de MORENA cuando este se comprometió a dar marcha atrás la Reforma Educativa.
Por supuesto, no faltaron los oportunistas como Rosendo Flores, del Sindicato Mexicano de Electricistas, que también se decidió a respaldar de última hora a López Obrador, claro está, sin el respaldo de los 15 mil 599 smeítas que encabezaron el movimiento de resistencia desde la extinción de Luz y Fuerza, en octubre del 2009. De estos “trepadores” el nuevo presidente deberá guardar distancia porque hace muchos años dejaron de representar la verdadera lucha ideológica de los trabajadores.
Caso especial el de la profesora Elba Esther Gordillo que al frente de Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), siempre fue una incondicional al sistema, el cual la encumbró, pero también propicio su caída. Si alguien sabia operar políticamente en tiempos electorales era el gremio magisterial orquestados por la profesora. Cuando se fue del PRI y constituyó el Partido Nueva Alianza, le alcanzó para apoyar al PAN y contribuir al triunfo de Felipe Calderón Hinojosa.
Mientras en el PRI, que recibió la peor de las derrotas electorales que jamás haya tenido, permanecen sindicatos como el SNTE oficial, encabezado por Juan Díaz de la Torre; la CTM de Carlos Aceves del Olmo; el Sindicato de Trabajadores Petroleros, con la dirigencia de Carlos Romero Deschamps; las organizaciones aglutinadas en el Congreso del Trabajo. Algunas ya coqueteando con el Presidente electo y otras curándose en salud.
La verdad es que MORENA como partido no cuenta en su estructura con una organización en la que se pudiera aglutinar el sector de los trabajadores, aunque se sabe que ha librado grandes batallas en defensa de los intereses del gremio y ha impulsado iniciativas a favor de los derechos de los trabajadores y la libre asociación sindical, destacándose legisladores como Rocío Nahle García, Vidal Llerenas Morales y Ariel Juárez Rodríguez.
Quizá por ello varios grupos sindicales crearon el Grupo Morena Sindical, con integrantes del Sindicato de Telefonistas; la Unión Nacional de Trabajadores; el Sindicato de Trabajadores de la UNAM; el Frente Sindical Mexicano; Abogados Laboristas; la Coordinadora Nacional de Trabajadores Sindicalistas Valentín Campa; del Instituto Nacional de la Defensa de la Constitución, el Colegio de Bachilleres, el Sindicato Mexicano de Electricistas y expertos de sector laboral.