Opinión

Memoria fresca

Aunque que quisiera, no puedo olvidar aquella noche.

Fue un encuentro cautivador.

Espigado cuerpo y cabellos largos.

Tan largos, que le llegaban a los hombros. Pero eran cortos para dejar al descubierto el enorme talento y la brillante inteligencia.

Palabra fácil que hacía rodar entre los asistentes, quienes embobados nos veíamos salpicados por la sabiduría que derramaba y esparcía sin limitación alguna.

Ágil en las respuestas de aquella conferencia de prensa que tenía lugar en el Hotel Fiesta Palace, ubicado en Paseo de la Reforma frente a la entonces Glorieta de Colón, exhibía la grandeza.

Joan Manuel Serrat, hijo de un catalán y una aragonesa, nacido el 27 de diciembre de 1943 en Barcelona, España, era el centro de atención.

Curiosa formación antes de abrazar el canto y esparcir sus interpretaciones por todo el mundo.

En 1964 acabó los estudios en la Escuela de Peritos Agrícolas de Barcelona. Luego se inscribió en la Facultad de Ciencias Biológicas, pero la música, la poesía hecha canto y la virtud de trasmitir la filosofía de la vida, le hicieron alejarse de las aulas.

Con su bagaje cultural entendió: Caminante, no hay camino. Se hace camino al andar.

Quien redacta, era estudiante de periodismo en un semillero de profesionales dedicados a la comunicación: La Escuela de Periodismo Carlos Septién García.

Hace medio siglo y el recuerdo perdura.

Abruma al grado tal de hoy tenerlo presente para compartirlo.

Esa fecha, en que la tarde se extinguía para dar ver llegar a la oscuridad del anochecer, en los pasillos del simbólico periódico Excélsior hubo un encuentro inesperado con Roberto Villareal.

Él era “hueso”, auxiliar de redacción, de la segunda edición de Últimas Noticias. Pero recibía la oportunidad de cubrir sus notitas de chá, chá, chá. Pasados los años, llegaría a ser un destacadísimo reportero.

Yo, empleado del Departamento de Relaciones Públicas bajo la tutela del incomparable Roberto Galindo López.

Evaro, dijo Villarreal, acompáñame a cubrir un evento.

Llegamos y el salón estaba repleto de periodistas. Todos ansiosos de participar.

Pregúntale por qué prohibieron su canción la Fiesta, en Argentina. Deslizó Robert.

Con inocencia pero enormes ganas de figurar y hacerme presente, caí en la novatada. Hice el cuestionamiento.

Una marcada expresión de sorpresa en la cara de Serrat me hizo reaccionar con prontitud.

Que yo sepa, no ha sido vetada…

Disculpe, intenté corregir sobre la marcha y con un apresuramiento que ni un campeón olímpico en 100 metros planos lo hubiera hecho, en España.

Ah, es una reacción del franquismo (era la época de esplendor de la represión ejercida por Francisco Franco) que impone su tiranía.

HERMANO QUE TE VAS

Cincuenta años han pasado de aquella historia. Y como lo sentencian los versos de Antonio Machado, que Serrat inmortalizó en Cantares:

Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar.

Y no está de más recordar a Renato Leduc: Sabia virtud de conocer el tiempo.

Un genio de la lente fotográfica, escultor de la amistad y arquitecto de la hermandad sin lazos sanguíneos, como lo es Julio Argumedo (Julio Sixto Argumedo Andonegui) sintetiza:

Hemos hecho caminos y recorrido el mundo para formar parte de la historia. Quien lo dude, que consulte archivos y hemerotecas.

Agrega:

Corona, tenemos el privilegio de escribir y dejar imágenes de la realidad.

Es verdad. Gráficas y textos, que de manera conjunta representan un acervo, nos han permitido recorre las amplias carreteras y estrechos caminos de la vida.

Con alta y baja velocidad. Tropiezos y triunfos. Caídas y resurgimientos. Elogios y diatribas. Culpas y dispensas pero haciendo camino al andar.

Joan Manuel Serrat, cubierto de polvo y laureles, lleva a cuestas las conquistas y las ovaciones de una carrera que es magistral.

Pero para él ha llegado el momento de decir adiós.

Alejarse de los escenarios de una carrera que como Saeta, en un Barquito de Papel, habrá de perdurar de Cartón Piedra, Cerca del Agua y dejará que Cada Loco con su Tema, En Cualquier Lugar viva su Elegía.

En 1975, después de unas declaraciones sobre el fusilamiento de unos españoles, Serrat se vio obligado a exilarse. Al retornar a su tierra de origen, hizo una gira triunfal por los barrios de Barcelona, a beneficio de las asociaciones de vecinos.

Ahora busca el remanso y la tranquilidad después de haber conquistado al mundo. No importa que las multitudes sólo lo lleven como recuerdo.

Serrat hereda entre sobrados testimonios: “El Sur También Existe” (1985), un trabajo que se estructura en la musicalización de poemas del escritor uruguayo Mario Benedetti, su amigo.

Al partir del universo artístico queda presente que “Nadie Es Perfecto” y que entre las incertidumbres y las dificultades “El Gusto Es Nuestro”.

Durante las incontables tertulias, profesionales y personales, con Julio Argumedo siempre han predominado las conversaciones para evocar el tránsito por los panoramas nacionales y extranjeros.

Revivir una contradicción nuestra de la poesía de Machado, porque a diferencia de las estrofas de sus rimas, sí hemos perseguido la gloria para someter los miedos y vencer las adversidades.

Salir diariamente a la búsqueda de una imagen o un acontecimiento que tenga la fuerza y el contenido digno de plasmarse para que la suprema autoridad que es el lector, pueda devorarlo.

Experiencias fortalecidas por el diálogo de las coincidencias y las diferencias. Enriquecimiento de diversos puntos de vista profesionales que alimentan la materia prima que es la noticia.

Conversar de los quebrantos periodísticos que excluyen los sometimientos y las rendiciones.

Cantar victorias y tragarse los resbalones que son inevitable.

Tardes y noches en las que las palabras deben de mojarse para aligerar la carga.

Rememorar a Rulfo, Arreola, al Gabo, a Onetti, Neruda, Borges, Asturias, Ortega y Gasset, Paz y Fuentes incluidos.

Diálogos bañados por los acordes y los cánticos de Óscar Chávez, Tehua, Gardel, Alberto Cortez, Silvio Rodríguez, Milanés, Atahualpa Yupanqui, Manoella Torres, Julio Iglesias, la Trova Yucateca y, por qué no, Los ángeles Azules o los Dandys, Vicente Fernández, Marco Antonio Muñiz, Los Ases y la Sonora Santanera.

Bronco, Los Ángeles Negros, El Coque Muñiz, Antonio Aguilar, Los Chicanos, Santana, Sergio Esquivel, Héctor Meneses, Manuel Ascanio y muchísimos más que tampoco quedan fuera.

Todos, más larga lista que no se incluyen, permanentes compañeros del gozo y el recuerdo.

Revivir los largos trayectos explorados de la República Mexicana, rememorar comidas y bebidas, poner en el centro de la discusión a políticos de todos los niveles y las conductas excesivas demostradas.

Incluso revisar vagancias y bucear en los mares de la información y de las inquietudes que lleva uno dentro.

Por eso es que al desenterrar y repasar páginas de lo que se lleva a cuestas, irremediablemente aparece el mítico album “Mediterráneo” de Serrat y aparece la melancolía.

Nostalgia por Joan Manuel Serrat que lleva más de medio siglo sobre los escenarios con una vida privada alejada de los focos. Casado con Candela Tiffón desde hace 43 años, padre de tres hijos y cinco nietos.

De ahí que Joan Manuel Serrat quien se despide de los escenarios este año 2022 a los 77 años de edad, haya permitido esta breve remembranza.

Él con el vicio de cantar (1965-2022) en su última gira de una carrera exitosa, triunfal.

Nosotros firmes en la oferta de seguir plasmando lo que, a nuestro juicio basado en la experiencia, merece estar a su consideración pero no como dice la letra de una interpretación del Catán: Vencidos. Eso jamás.

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