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Hacen pedazos a Alito

Bastó un mensaje al oído de parte del secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, para que Alejandro Alito Moreno, líder nacional del PRI, abandonara su intención de oponerse a los designios de Palacio Nacional.

Mucho tiempo se habló acerca de que Alito sería aliado de Morena en el Congreso de la Unión, pues el gobierno federal tenía un arsenal de grabaciones en su contra y podría  exhibir sus enjuagues de cuando fue gobernador de Campeche.

Al hacerse pública la amenaza, el líder priísta se envalentonó y dijo que no tenía nada de qué preocuparse, y que de ninguna manera sería sirviente de Palacio Nacional, ni se doblegaría ante las presiones.

Que le hicieran como quisieran, dijo.

Hasta sus manos habían llegado algunos audios que su sucesora, Layda Sansores, daría a conocer en su programa televisivo “Los Martes del Jaguar”, en caso de que no votará a favor de la Reforma Eléctrica de la 4-T.

Luego de evaluar la situación, Moreno decidió mantenerse firme como oposición al gobierno federal y cerró filas con las dirigencias del PAN y del PRD, que salieron en su defensa.

Los partidos de la Alianza por México se hicieron muégano para defender con todo al dirigente del PRI, señalando incluso que si se metían con él, se meterían con todos.

Finalmente la Reforma Eléctrica que pretendía Andrés Manuel López Obrador fue rechazada por la oposición, y se esperaba que las amenazas contra el priísta acabarán en una simple bravata, pero no fue así.

Se difundieron los primeros audios, que delataban la asquerosa corrupción del líder del PRI como gobernador, pero Alito no se amilanó. Incluso pareció fortalecerse y mucha gente comenzó a cobijarlo, porque consideraban que era víctima de una venganza.

Los tres partidos de la alianza daban por hecho que seguirían juntos, y lanzaron una “moratoria legislativa”, para no aprobar ninguna iniciativa más que del gobierno federal durante el resto de su administración.

Se judicializó una carpeta en contra de Alito, por los delitos de enriquecimiento ilícito, lavado de dinero y contra la administración de justicia, y se inició el procedimiento para desaforarlo y enviarlo a la cárcel.

El priísta declaró que ahora menos se doblaría y que prefería ir a la cárcel antes que ceder a chantajes del presidente. En esas estaban, hasta que la semana pasada, de improviso, anunció que el PRI apoyaría que la Guardia Nacional quera en manos de los militares.

Eso causó reclamos de PAN, PRD e incluso varios priístas, que consideraron que su colega los había traicionado, vendiéndose al gobierno federal a cambio de impunidad.

Y es que el viraje de Alito se dio luego de que Adán Augusto le habló al oído en su curul de San Lázaro. ¿Qué le dijeron o qué le prometieron para que diera su mano a torcer? ¿Qué contendría el siguiente audio que Layda daría a conocer, que lo hizo recular?

El chiste es que lo doblaron y no le importó traicionar a la alianza opositora, de la cual siempre obtuvo apoyo y solidaridad. Ni siquiera les avisó; se enteraron por los medios que su partido apoyaría el paso de la Guardia Nacional a manos militares.

Pero a la 4-T no le bastó exhibirlo como agachón, sino que instruyó a la gobernadora de Campeche de anunciar que “por consejo de su abogado” había decidido no difundir más audios de Alito.

Esa fue la estocada final, pues el campechano había sido exhibido no sólo como hablador y chillón, sino como traicionero, pues prefirió entregarse a las manos de la 4-T para salvar su pellejo, que salvaguardar el proyecto aliancista.

Y quizá lo salve, pero al final fue despojado de lo más valioso que debe tener un político: su palabra.

Ahora nadie creerá en su palabra, por lo que está desacreditado para mantenerse en la alianza opositora para 2024, la cual parece desintegrarse. Su destino es ser un apestado en todos lados.

En Palacio Nacional querían que la alianza se desgajara para que no le pudieran competir a Morena en las elecciones del próximo año en el Estado de México, y en 2024 en todo el país.

Si Moreno hubiera pedido apoyo a sus colegas del PRI y del PRD, por muy grave que fuera su asunto, lo habrían seguido apoyando y en una de esas hasta quedaría más fuerte, por se dobló.

Ahí está el ejemplo de Sandra Cuevas en la Cuauhtémoc: la locuaz alcaldesa ha sido atacada con todo desde el gobierno capitalino y el Congreso de la CDMX, y no la han podido doblegar.

Ni siquiera con la amenaza de llevarla a la cárcel, lo cual le ha ganado simpatías.

En cambio Alito está totalmente despedazado, pues si algo no se perdona es la traición y la  deslealtad. El gobierno lo hizo cachitos y lo dejó fuera de combate.

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