En pie de lucha

Ningunean a nuestros médicos

Es triste que, tendiendo un Sector Salud tan deteriorado, el gobierno federal se dedique a golpear a las generaciones de nuevos médicos que cada año egresan de las escuelas de medicina.

En una clara agresión al gremio del sector Salud, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció la contratación de 500 médicos cubanos para trabajar en México, alegando que en el país no hay suficientes médicos para atender a la población.

Como siempre, nadie sabe de dónde saca sus otros datos, pero el tabasqueño asegura que no hay especialistas que puedan hacerse cargo de la atención en el Sector Salud, y que por eso tiene que recurrir a personal preparado en países como Cuba.

No es la primera vez que López Obrador contrata a cubanos y parece que la cuota es de 500 personas, pues ese fue el número de los que vinieron dizque a apoyar en el combate contra la pandemia de Covid-19, cuando en su país se morían por ese mal.

Cualquier trabajador de Salud puede dar cuenta de que quienes vinieron en esa época no sabían mucho de medicina y ni siquiera estaban familiarizados con algunos aparatos médicos, que de plano no sabían usar.

Que tenían jornadas de ocho horas y eran llevados en transportes especiales a los hoteles rentados para ellos, donde descansaban, comían y les lavaban la ropa. Todo eso, independientemente de los altos sueldos que el gobierno pagaba por sus servicios.

Al final se supo que el gobierno mexicano pagó alrededor de seis millones de euros -esa moneda impusieron los cubanos-, por las pocas semanas que estuvieron en diversas partes del país.

El dinero se lo entregaron al Gobierno de Cuba y no a los médicos, pues es público que el país caribeño acostumbra rentar a su personal, a cambio de cantidades millonarias que van a parar a las arcas del régimen castrista.

Por el contrario, los trabajadores mexicanos cubrían extenuantes jornadas en la atención a los pacientes con Covid-19, sin poder descansar o comer bien, y con salarios de miseria.

No fueron pocos los médicos mexicanos que murieron en cumplimiento de su deber, a pesar de no contar con los instrumentos básicos de protección. De hecho, fue en México donde más médicos murieron atendiendo la pandemia.

Entre los cubanos no hubo una sola baja, pues además de estar bien protegidos, se cuidaba que estuvieran lo menos posible en áreas de contagio y que no hicieran los trabajos de mayor riesgo; eso les tocaba a los mexicanos.

Se pagó un dineral por traerlos prácticamente de paseo, y además de no haber sido de mucha ayuda, no dejaron ninguna enseñanza o experiencia para el combate a estos males.

Ya con la pandemia bajo control, el gobierno despidió a la mayoría de los médicos mexicanos que reclutó y no los volvió a contratar, a pesar de que fue una promesa, a fin de que aceptaran arriesgar su vida para atender a la población.

El anuncio de una nueva contratación de cubanos, con sueldos de hasta ocho mil dólares por cabeza -que en pesos mexicanos rebasan los 150 mil pesos mensuales-, es una bofetada a los médicos nacionales que están desempleados.

Si les hubieran ofrecido esos salarios y los hubieran rechazado, estaría más que justificado que se buscaran opciones en otros países. Pero los salarios ofrecidos a los cubanos superan incluso el sueldo del Presidente de la República.

Seguramente no hay en el Sector Salud un salario parecido al que se está pagando a Cuba por cada una de estas 500 personas, de la cuales nadie tiene la certeza de que en realidad sean médicos. Se dice que muchos son enfermeros y otros agentes de Inteligencia del Estado Cubano.

De cualquier forma, despreciar a jóvenes mexicanos que buscan un lugar en el Sector Salud para ofrecerlos a extranjeros es una bajeza. Y más porque muchos integrantes de ese gremio apoyaron electoralmente al actual gobernante.

Les vendieron una esperanza que nunca llegó.

Pero eso parece no importar a López Obrador, con tal de seguir teniendo el apoyo y asesoría de Cuba no en cuestiones médicas, sino en temas de propaganda política en favor de la izquierda radical en América.

Este diferendo entre médicos mexicanos y la 4-T alcanzó incluso a la Universidad Nacional Autónoma de México, que fue acusada por el presidente de haber cerrado sus instalaciones durante la pandemia, en lugar de ayudar.

La Máxima Casa de Estudios respondió puntualmente que, por recomendación de los propios hospitales, retiraron de esos lugares a sus estudiantes que iniciaban sus residencias o estaban haciendo sus prácticas, pues no podían protegerlos.

Es triste que, tendiendo un Sector Salud tan deteriorado, el gobierno federal se dedique a golpear a las generaciones de nuevos médicos que cada año egresan de las escuelas de medicina.

Y lo peor es que si los afectados se atreven a reclamar que no son tomados en cuenta para una plaza, son calificados de conservadores y de estar aliados con los adversarios del régimen para perjudicar la transformación.

Incluso han sido calificados de flojos, por no querer ir a las comunidades donde ni consultorios ni medicina hay.

La falta de respeto al gremio de la medicina ya rebasó todo límite.

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