Editorial

Día del Maetsro, nada que celebrar

 

El 15 de mayo ha sido aprovechada históricamente por las autoridades para encendidos discursos de agradecimiento de autoridades educativas o de funcionarios públicos. La fecha también ha sido emblemática para el anuncio de algunos incentivos o de medidas trascendentes para la actividad docente. Se anuncia el incremento salarial anual que recibirán los maestros, se entregan algunos reconocimientos a profesores seleccionados y se pronuncian los previsibles discursos.

Sin embargo, la instauración de un día festivo no ha sido suficiente para impulsar y mejorar el trabajo docente.

Una de las cualidades del gremio educativo es estar en todas partes, desde el rincón más alejado y agreste del país hasta el barrio más céntrico de cada ciudad. Históricamente la presencia de los maestros ha sido relevante para generar vínculos, valores, en la vida familiar y social y en la construcción de comunitaria.

En México, para el ciclo escolar 2021-2022, el Sistema Educativo Nacional (SEN) cuenta con 2 millones 100 mil 277 maestros, de los cuáles 58.3% pertenecía a la educación básica, 20% a educación media superior y 19.7% educación superior, además un 2% participaba en el programa de capacitación para el trabajo.

Desde el surgimiento de México como país, la necesidad e importancia de la presencia y trabajo de los Maestros, ha estado presente. Se planteó la urgencia de contar con profesionales de la docencia dedicada a la enseñanza básica se impulsaron diversos procesos desde entonces.

La labor del maestro ha estado vinculada al desarrollo y transformación del país. En las comunidades, sobre todo rurales, el maestro o maestra de la escuela se constituía en la figura principal, ya que normalmente pertenecía a la misma comunidad o se integraba igualitariamente, aprendían con la comunidad y la enseñanza la basaban en las necesidades y saberes de la misma.

Con el desarrollo urbano y crecimiento de las grandes ciudades, la relación docente-comunidad se ha venido distanciando, sin embargo, en muchos lugares aún perdura, inclusive en las zonas urbanas el vínculo que se establece entre maestros y educandos sigue aportando a la cohesión y conformación comunitaria.

Otra característica importante y destacada del magisterio ha sido su lucha por mejorar sus condiciones de trabajo y salariales, así como por alcanzar la autonomía y la democracia de sus organizaciones sindicales ya que son conocidas las prácticas anti sindicales de sus dirigentes que han dado pie al divisionismo, como lo son el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).

Los enfrentamientos con los sectores burocráticos administrativos de la educación pública nacional ha sido una constante. En torno a ellas los profesores defienden su trabajo, sus anhelos de mejora en derechos laborales, el obtener el completo dominio sobre su materia de trabajo, situación que debe ser estudiada y comprendida por amplios sectores de la población.

Durante los últimos doscientos años los profesores y profesoras de enseñanza elemental han sido una piedra fundamental en la construcción de las capacidades culturales que han permitido el progreso de amplios segmentos de la población.

Sin embargo, este importante sector social ha sufrido la discriminación económica, política e incluso racial en múltiples ocasiones de la historia de México

Esto ha sido aprovechado por los gobiernos en turno y los partidos políticos para irrumpir en el gremio magisterial intentado establecer modelos educativos acordes al pensamiento de quien en ese momento detenta el gobierno, que van desde el neoliberalismo hasta el populismo disfrazado de democrático, pero nunca consultando a los maestros ni a los padres de familia, que son factor determínate en la formación de los educandos.

En los últimos dos años en el mundo con motivo de la pandemia debido al coronavirus COVID-19 las actividades de enseñanza- aprendizaje han sido diferentes, ya que se han desarrollado bajo confinamiento obligando a docentes y a estudiantes a realizar sus actividades mediante el uso de la tecnología, lo que ha representado uno de los más grandes desafíos.

Esta crisis de COVID-19 atacó en un momento en el que muchos sistemas educativos no estaban listos para las oportunidades que brinda el aprendizaje digital. Los y las niñas y jóvenes carecen de un espacio para estudiar dentro del hogar, en el mejor de los casos deben compartirlo con el resto de la familia, y tampoco tienen acceso a una computadora con conexión a internet para hacer sus deberes escolares en casa.

En México, el 94% de los jóvenes de 15 años de entornos privilegiados tienen un enlace a Internet en sus hogares, en comparación con solo el 29% de aquellos de entornos desfavorecidos.

Es importante recordar que, por su carácter de derecho habilitante, la educación es un instrumento poderoso que permite a los niños y adultos que se encuentran social y económicamente marginados salir de la pobreza y participar plenamente en la vida de la comunidad. La Educación es un derecho humano fundamental que ocupa el centro mismo de la misión de la UNESCO y está indisolublemente ligado a la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) y a muchos otros instrumentos internacionales en derechos humanos.

 

 

 

 

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