Investigaciones especiales

¿Adicto al trabajo?

Especialistas sugieren aprender a equilibrar entre horas de trabajo productivo con tiempo de descanso

“Se trabaja para vivir o se vive para trabajar”, es una frase común en nuestro país dicha en momentos en los que se trata de entender la necesidad de pasar tanto tiempo en el trabajo bajo la creencia de ser más productivos pero que en realidad resultan solo un desgaste mental, emocional y hasta social.

Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México encabeza el ranking de los países que más trabajan en el mundo con alrededor de 2 mil 246 horas al año frente a mil 779 que se laboran en Estados Unidos, y pese a la ventaja que nuestro país tiene se encuentra en el lugar 20 de productividad mundial, lo que tira por la borda la creencia de que trabajar más tiempo, dará mejores resultados.

El tema se agrava cuando el exceso de trabajo daña las condiciones de salud de las personas, su atención requiere dinero que solo se gana trabajando y todo se convierte en un círculo vicioso.

En Japón, la gente muere por exceso de trabajo y bajo el título de Karoshi el fenómeno ha ido en aumento y desde 1987 se le considera un problema de salud pública que mata a 10 mil personas por año y pese a la gravedad de la situación, cuando en el 2019 el gobierno asiático anunció que todos los trabajadores tendrían 10 días de vacaciones, muchos sufrieron al no saber qué hacer con el tiempo libre.

Paola Santibañez, psicóloga laboral explica que la adicción al trabajo afecta las habilidades socioafectivas de las personas y deteriora su estado de salud en poco tiempo.

“La familia y los amigos les dicen a los adictos al trabajo que le baje tantito a su ritmo, que disfrute a la familia. No son escuchados. Cuando se dicen dar un espacio para su vida personal no logran una desconexión total de sus actividades ya sea por el teléfono o a veces hasta con la computadora prendida a media sala en la reunión de amigos o familiar”, explicó

Johann Hari, periodista británico dijo en una conferencia TED que la adicción existe para compensar nuestra falta de conexión humana.

“Si nuestra vida no es equilibrada, si nos sentimos desconectados, entonces creamos puentes con pobres sustitutos: el alcohol, las drogas, el teléfono, el trabajo”, apunta y como una adicción debe tratarse y no verlo como un esfuerzo sobrehumano para conseguir dinero para mantener los gastos en casa, ya que son dinámicas diferentes.

Hay profesiones en las que la administración de la jornada laboral está en manos del propio trabajador, con el homeoffice que se acaba de vivir durante el confinamiento por la pandemia de Covid19, muchos tuvieron que aprender a administrar su tiempo de trabajo con el de familia.

La agencia de colocación laboral OCC Mundial publicó el año pasado el “Termómetro laboral” en el que identificaron que el 55 por ciento de los encuestados son adictos al trabajo tras experimentar y acostumbrarse a excesivas cargas de trabajo.

La Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) reconoce que el 11 por ciento de las discapacidades laborales atendidas en México cada año se relacionan con trastornos mentales provocados en el trabajo, lo cual le cuesta a las empresas alrededor de 16 mil millones de pesos al año tanto por pérdidas en horas laborales, pero también al trabajador que además de padecer la condición de salud tienen que gastar en médicos, reducen sus ingresos con las incapacidades o falta de pago y en casos graves hasta el pago de tratamientos médicos.

Las principales señales de quienes se están convirtiendo en adictos al trabajo son tener prisa constante y estar ocupados todo el tiempo, una sensación urgente y permanente de hacer cosas, hasta de manera simultánea. Si descansan o realizan alguna actividad de ocio sienten que pierden el tiempo, o buscan que éstas se relacionen con temas de su trabajo.

También son personas con un perfeccionamiento excesivo tanto para ellos como para los que les rodean, son poco tolerantes a los errores no delegan trabajo por lo que se eleva la carga de tareas pendientes y nunca terminan.

Como consecuencia directa y casi inmediata tienen un deterioro en sus relaciones personales, indicó la psicóloga Santibañez.

“Ver a sus amigos o a su familia consideran pérdida de tiempo. Si se animan a ir a una reunión se quieren ir pronto”, apuntó.

En los adictos al trabajo hay también problemas de autoestima que disfrazan con un falso liderazgo que pronto es identificado por los demás, lo que devalúa su imagen exterior e interior.

Y como toda adicción, hay afectaciones a la salud ya que no duermen, no comen bien, fuman, toman mucho café o alcohol, lo que lleva a riesgos de padecer en edades tempranas infartos, accidentes cerebrales, sobrepeso, hipertensión entre otros padecimientos .

Pero ¿qué ocurre con quienes trabajan jornadas específicas? lo cual ocurre con el personal de actividades de servicio, escolares, de transporte o vigilancia, para ellos las opciones son pocas y el agotamiento los acosa.

Un artículo de la revista Harvard Business Review asegura que la clave está en establecer un régimen de mantenimiento y recuperación en el ritmo de vida y trabajo que se cumpla de manera estricta para mantenerse motivado y saludable.

Indica que la productividad se consigue cuando se logra gestionar la energía para que el tiempo dedicado al trabajo y no las horas en la que se está en el centro laboral o frente a una computadora. Realizar pausas periódicas en las que realmente se despeje y pueda tomar energía para continuar con el trabajo.

“Cometemos el error de preferir ´darle con todo´ a un proyecto aunque eso signifique horas sin descanso, sin comer y hasta sin dormir. Los resultados no son los óptimos y a veces es frustrante que pese a haber dedicado tanto tiempo y desgaste las cosas salieron mal, eso pasa porque no se le dio el descanso suficiente al cuerpo y a la mente. En terapia buscamos que los pacientes aprendan a administrar el tiempo y tener periodos realmente productivos y de descanso realmente restablecedores”, añadió Santibañez.

El agotamiento mental por cuestiones laborales, el llamado burnout ya considerado como un síndrome se ha convertido en un problema de salud pública. Conforme a los resultados del estudio “Estrés Laboral en México”, elaborado por la Asociación de Internet MX, las mujeres se sienten más estresadas en sus trabajos, en comparación con los hombres.

Quienes manifestaron sentirse peor fueron aquellas con estudios de posgrado, están en el rango de edad de 30 y 49 años y conforme a sus respuestas fue durante el confinamiento por Covid19 cuando se detonó el malestar ya que al trabajar desde casa se les juntaban las labores del hogar con las profesionales, sin una línea que dividiera cada una, empezando al despertar y terminando cuando se iban a dormir, no hubo un solo espacio de descanso.

La Organización Mundial de la Salud, incluyó el burnout en la Clasificación Internacional de Enfermedades que se diagnostica cuando las personas presentan sentimientos de falta de energía o agotamiento, aumento de la distancia mental con respecto al trabajo o sentimientos negativos o cínicos con respecto al trabajo, así como sensación de ineficacia y falta de realización, todo esto en el contexto laboral.

La fundación Mental Health, en su publicación “Cómo apoyar la salud mental en el trabajo” propone a las empresas fomentar espacios que propicien la salud mental en su equipo y tener personal o capacitar a algunos para apoyar a quienes presentan algún cuadro de angustia.

adicto

Recomienda también llevar a cabo pausas activas que realmente sean efectivas y ayuden a que el personal se despeje y cargue pilas para continuar con su jornada. Además, establece la necesidad de contar con espacios de denuncia sobre superiores que bajo el argumento de coordinar a los equipos generen ambientes estresantes, discriminatorios y que violan el derecho a la salud.

Desde el el año 2019 entró en vigor la Norma Oficial Mexicana 035-STPS-2018, en la que los empleadores tienen la responsabilidad de identificar, analizar y prevenir actividades que pudieran causar trastornos de ansiedad, alteraciones en el ciclo del sueño-vigilia, estrés grave y problemas de adaptación derivados de sus funciones de trabajo, jornadas o exposición a acontecimientos traumáticos o actos de violencia laboral mientras cumplen con su jornada diaria.

Mediante la aplicación de evaluaciones o directamente por una queja del propio trabajador que se siente vulnerado, los patrones tienen la obligación de atender el tema y ofrecer mejoras a las condiciones en que se desempeñan para evitar el llamado estrés laboral, el cual padece a menos el 40 por ciento de los empleados en el país, según datos de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS).

La solución al bunout, una verdadera productividad laboral y descanso y recreación motivadora está en manos de cada una de las personas, hacer a un lado la presión social y planear las jornadas para realizar lo planeado.

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