Investigaciones especiales

Sindicato petrolero: una negra historia

Ha sido semillero de dirigencias que, incluso, algunos de sus líderes han terminado en la tumba o en la cárcel.

Ahora, en vísperas de la elección que se realizará el 31 de enero, se pregona un proceso democrático basado con el voto libre, directo y secreto que pueda exterminar las imposiciones.

Avalados por la Comisión Electoral, 22 candidatos han quedado inscritos para ir por el voto de los 89 mil trabajadores que laboran en oficinas, plantas, plataformas, pozos, expendios y demás.

Los comicios, que serán regidos por las nuevas reglas de la Reforma Laboral de 2019 impulsada por el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, pretenden garantizar que con la inspección de la Secretaría de Trabajo, puedan evitarse prácticas irregulares.

El exhorto es para que participen los 89 mil trabajadores de las 36 secciones integrantes del STPRM, a través de una plataforma electrónica implementada por la Secretaría del Trabajo.

La elección del secretario general del STPRM se llevará a cabo  este 31 de enero, mediante el voto electrónico a través de la plataforma Sirvolab desarrollada por la STPS.

Será organizada por el Sindicato Petrolero. Pemex se encargará de proporcionar el padrón de trabajadores sindicalizados y todas las facilidades logísticas, mientras que el Centro Laboral vigilará todas las etapas, atenderá denuncias y calificará la elección.

Los requisitos para el registro de los candidatos, que inició con una verbena de oportunistas que no representan ni a su familia, fueron ser socio activo y tener al menos 10 años de antigüedad en la empresa.

La secretaria de Trabajo, Luisa María Alcalde, refirió que la gran diferencia de antes y ahora es que son los trabajadores los que van a definir, los que van a decidir para sepultar el proceso tradicional donde el Gobierno imponía a los líderes sindicales.

El Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) aplazó su renovación desde 2019, cuando Carlos Romero Deschamps, renunció al cargo que ostentaba desde 1993. Lo hizo  en medio de investigaciones por corrupción.

Logró mantener su poderío por más de un cuarto de siglo. Acusaciones de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero fueron los cargos que se le imputaron.

En su oportunidad el presidente López Obrador dijo: “Hay dos denuncias que se enviaron a la Fiscalía General de la República. No es como sostienen, que se congelaron cuentas, pero sí se enviaron las denuncias a la Fiscalía”.

Las investigaciones estaban relacionadas con la obtención de fondos que le detectó la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría Hacienda

Romero Deschamps, militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI), amparado en el poderío económico del STPRM y el corporativismo, obtuvo cargos de elección popular como Diputado  Federal y Senador de la República.

Tras su obligado abandono, Manuel Limón Hernández, secretario del interior, ocupó provisionalmente el lugar de Romero Deschamps. Es diputado federal.

La titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Luisa María Alcalde, dijo en su momento que se trata de las elecciones a dirigentes sindicales más grande que se haya realizado con nuevas reglas así como que habrá neutralidad por parte del gobierno y de Pemex, pues serán los trabajadores quienes elijan.

Además estableció que debido a las inconformidades en la elección de algunas de las 36 secciones del STPRM, serán repuestas en el mes de febrero y serán organizadas por el Centro Laboral.

El Registro de candidatos fue del 17 al 19 de enero de 2022. La campaña del 21 al 29 de enero y la elección será este 31 de enero.

Pregonan unidad, incluso la posibilidad de un candidato integrado a un bloque que resuma objetivos y propuestas, pero en la realidad imperan los que ven al STPRM como un botín y un trampolín que los cubra de poder y de impunidad.

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ANTECEDENTES

Previo a la expropiación petrolera en 1938, los trabajadores petroleros decidieron organizarse sindicalmente por el papel estratégico que el petróleo llegó a desempeñar en la economía y desarrollo del país y para buscar la defensa del gremio.

El Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana nace 15 de agosto de 1935 en el Distrito Federal. Pero sus antecedentes se remontan a 1915.

En 1976, el presidente Luís Echeverría accedió a dar al sindicato las plazas de profesionistas, técnicos e ingenieros, quienes tenían puestos de mando como superintendentes y gerentes en los pozos y plantas. Esos puestos hasta entonces eran de confianza.

Durante el año 2001 se investigó la participación del sindicato en el conflicto postelectoral llamado Pemexgate. Cuando estuvo ligado a un desvío archimillonario para favorecer al Partido Revolucionario Institucional.

En 2019 surge Petroleros de México (Petromex), el primer sindicato de Pemex que se constituyen en 80 años, acabando con el monopolio que el STPRM.

Petromex fue reconocido por la STPS y Pemex, con Yolanda Morales como su primera secretaria general. Por primera vez en 86 años los trabajadores de Pemex podrían elegir si afiliarse al STPRM o a la nueva organización.

El Comité Ejecutivo General del STPRM está integrado por un Secretario General y 5 secretarios, 36 dirigentes regionales, 68 funcionarios que representan a las secciones, 5 consejeros sindicales, 86 integrantes de las comisiones nacionales mixtas, 162 comisionados nacionales y 12 comisionados adscritos.

Teóricamente el Comité Ejecutivo General dura un período de 6 años y sólo puede reelegirse por un período más, principio ignorado  por la instauración de cacicazgos.

TRUCULENCIAS

Carlos Romero Deschamps fue un dirigente sindical surgido durante el gobierno del ex presidente Carlos Salinas de Gortari.

Sustituyó a Sebastián Guzmán Cabrera y pretendió emular a Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, quien fue detenido al inicio de la administración de Carlos Salinas de Gortari tras cinco sexenios al frente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM).

Romero Deschamps se mantuvo al frente del sindicato de Pemex, no obstante haber hecho gala de despilfarros y la escandalosa exhibición de excesos de una cuantiosa fortuna.

No puede ignorarse  que sus hijos José Carlos Romero Durán y Paulina Romero Durán contribuyeron al debilitamiento del dirigente sindical al presumir viajes en jets privados por todo el mundo.

Paulina hacía gala de sus bolsos de miles de dólares y lujos que incluían pasear a sus perros. José Carlos hizo gala de sus excentricidades en Mónaco a bordo de un Ferrari dorado.

La negra historia del STPRM, está manchada de sangre.

Y la corrupción, se ha convertido en el combustible para hacer funcionar la maquinaria operante de las dirigencias sindicales.

En la guerra por el control de la dirección sindical, que incluye el manejo caciquil de las zonas centro y sur del sindicato, aparecen los crímenes de Heriberto “El Güero” Kehoe Vincent y Óscar Torres Pancardo.

Kehoe fue un líder petrolero cuyo liderazgo garantizaba la dirigencia  para el trienio 1973-1976 y que como bandera exigía la jubilación adelantada de Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”.

Al “Güero” Kehoe, le disparó un asesino solitario. Salía de un restaurant la mañana del 28 de febrero de 1977, cuando Antonio Madrigal —despedido de Pemex el 12 de enero de ese mismo año- lo victimó.

Hay testimonios de que Madrigal había tenido encuentros previos con personajes allegados a “La Quina”. Esperó al “Güero” a las afueras de un restaurante en Poza Rica, Veracruz y lo ultimó.

Predominó cómo y cuándo tuvo Madrigal acceso a la agenda de Kehoe, que aquella mañana regresaba, en un avión propiedad de Pemex, de una reunión en la Ciudad de México.

Madrigal salió de una esquina en la que se había ocultado, se acercó, tomó del brazo a Kehoe y le disparó con el arma que empuñaba con la mano derecha.

La declaración de Luis Padilla Macías, secretario del Interior del mismo sindicato, que consta en el expediente 289/977 de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Veracruz, así lo relata.

Años después en circunstancias misteriosas, con lo que se dice fue un simulado accidente automovilístico, fue victimado otro de los más importantes rivales de Hernández Galicia: Óscar Torres Pancardo, quien había sido secretario general del STPRM de 1976 a 1979.

Relatan que Kehoe y Torres Pancardo en 1947 acordaron con “La Quina” un pacto para alternarse cada tres años el manejo del sindicato petrolero.

Igualmente se comenta que ese acuerdo incluía formar grupos para ejercer el control político, adueñarse del sindicato y conseguir fortunas personales gracias a la corrupción en la que los directivos de Pemex no estaban ajenos.

Othón Arroniz, un escritor veracruzano, plasma en su libro “Un crimen imperfecto”, que Óscar Torres Pancardo vivía preocupado porque en Ciudad Madero, Tamaulipas, “La Quina” le había pedido eliminar a dos dirigentes seccionales de Poza Rica. Uno de ellos era El Güero Kehoe.

Coincidencia o plan prefabricado, pero Madrigal también fue asesinado. Lo mataron para no dejar testigos. Curiosamente desapareció hasta el arma con la que supuestamente había eliminado Kehoe.

En la muerte de Óscar Torres Pancardo también se involucra un misterio que no lo es.

En Poza Rica, Veracruz, y en la Ciudad de México, los petroleros pregonan que Torres Pancardo sabía que su vida tenía precio y que tendría el destino de su compañero victimado.

Y ocurrió.

Fue en un accidente automovilístico el 8 de septiembre de 1983, en el kilómetro 168 de la carretera federal México-Poza Rica, en las cercanías de Villa Lázaro Cárdenas, Puebla.

El exdirigente petrolero regresaba de una reunión del sindicato en la Ciudad de México. En su auto viajaban el chofer Noé Cruz, antes empleado de El Güero Kehoe, y quien según las primeras versiones se suicidó al ver el cuerpo sin vida de Torres Pancardo.

El jefe de peritos del Ministerio Público de Poza Rica, Antonio Figueroa, realizó tres pruebas periciales para detectar elementos que demostraran que Noé se suicidó, pero no encontró nada.

Informes oficiales que en 1989 hizo públicos la Procuraduría General de la República, durante la era de Hernández Galicia se reportó el asesinato de16 dirigentes.

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CARNE DE PRISIÓN

Durante el gobierno del presidente Adolfo López Mateos, “La Quina” tuvo respaldo para convertirse en líder petrolero. Aunque su encumbramiento llegó en la década de 1970 con el abierto apoyo del presidente Luis Echeverría Álvarez.

Ahí se construyó lo que los mismos trabajadores sindicalizados de Pemex calificaron como una mafia.

Con la protección de funcionarios, y basados en la violencia como instrumento de persuasión, consolidaron su poder.

En 1970 “La Quina” logró imponer como líder petrolero a su amigo y socio Salvador Barragán Camacho.

Chava, como popularmente era conocido, y “La Quina” eran los encargados de negociar contratos, asignación y venta de plazas, manejo de las cuotas sindicales y otras prebendas.

Mediante recursos en efectivo que les entregaba la empresa, controlaban préstamos para los trabajadores. Además de manejar cajas de ahorro operadas y controladas por ellos.

El día 10 de enero, a un mes de haber asumido el poder Carlos Salinas de Gortari, fue detenido en su casa de ciudad Madero, Tamaulipas, el intocable y poderoso líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, Joaquín Hernández Galicia “La Quina”.

Acusado de acopio de armas y asesinato.

Nacido en Tampico, Tamaulipas, el 12 de agosto de 1922, ingresó a PEMEX a finales de los años 30. En 1958 ya era el secretario del trabajo de la Sección Uno.

Con una arrolladora popularidad Hernández Galicia, arribó el 1 de diciembre de 1961 en sustitución del líder petrolero Alejandrino Posadas.

Ahí nacía el poder político del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana y, obvio, el de su dirigente formal y moral.

El poderío era tal, que todas las posiciones políticas en las zonas petroleras del país emergían de su persona.

Pero no todo es para siempre. La influencia política comenzó su ocaso en 1988, cuando Carlos Salinas de Gortari llegó a la Presidencia de la República.

A “La Quina” se le adjudicaba haber patrocinado un libro donde se relataba el crimen de una menor en casa de Salinas de Gortari y de entregar recursos para que el opositor Cuauhtémoc Cárdenas llegara a despachar en Los Pinos.

Fue estremecedor para el ámbito político y sindica conocer la noticia de que en un operativo de las fuerzas públicas federales tomaban por asalto la casa de “La Quina” en ciudad Madero, Tamaulipas.

Ahí fue detenido y posteriormente trasladado, en avión, a la Ciudad de México. Junto con su amigo Salvador Barragán Camacho y José Sosa, fueron internados en el reclusorio Oriente.

Chava Barragán estaba precedido de sus alardes. Recurrente apostador en Las Vegas, el excéntrico dirigente sindical hacía gala por sus derroches económicos en lugares públicos.

Hernández Galicia y Barragán fueron acusados de acopio y uso de armas ilegales así como de asesinato en primer grado.

A los dos les fueron confiscadas propiedades y cuentas bancarias.

José Sosa, líder formal en ese momento del sindicato y Sergio Bolaños, socio y prestanombres de “La Quina” también se convirtieron en reclusos.

Hernández Galicia firmó una declaración aceptando los cargos, más los de introducción ilegal de aeronaves con costo de 10 millones de dólares, evasión fiscal por 3 mil 500 millones de pesos y de atentar en contra de la seguridad nacional. Luego hizo saber que fue obligado a firmarla.

Fueron condenados a 35 años de cárcel. Al ser destituidos otros 30 dirigentes petroleros y desplazados por el nuevo liderazgo de Sebastián Guzmán Cabrera, quien cuatro años después entregaría el poder absoluto a Carlos Romero Deschamps.

Joaquín Hernández Galicia fue amnistiado en 1997, salió libre, y el 11 de noviembre de 2013 murió en Cuernavaca, Morelos.

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EL RETO

Ante todos los testimonios que resumen los anales del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) este 31 de enero se presenta la oportunidad de limpiar la casa.

Transformar los objetivos para dignificarlo, es un reto nada fácil de enfrentar.

La presencia de “líderes” sin proyecto, conocimientos ni capacidad podría convertirse en un lastre que alargue y prolongue la crisis de un sindicato que ha sido saqueado y usado para pervertir las relaciones con su base trabajadora.

Es una oportunidad para erradicar el tráfico de influencias y la explotación personal del personal sindicalizado.

En la larga lista de quienes acudieron a buscar el registro como candidatos, predominaron los farsantes y merolicos cuyo objetivo principal era apropiarse de una representación sindical hastiada de la corrupción.

En los trabajadores está la opción de construir un futuro promisorio para el STPRM, cuyo breve y resumido historial demuestra que el saqueo y la rapiña deben llegar a su fin.    

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