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Elección petrolera: el reto del cambio cultural en el sindicalismo

Los trabajadores tendrán que aceptar el cambio y votar para que realmente ocurra dentro del sindicato

La elección de la dirigencia nacional del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) será el reto más grande para el gobierno, después de la reforma laboral.

Sin embargo, el poder político y económico de dicha organización, en conjunto con autoritarismo y dominación no cambiarán con una ley.

La reforma puso las condiciones para la transformación, pero no es suficiente para un cambio real, dijo la profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), plantel Xochimilco, Graciela Bensusán.

“Estamos hablando de un cambio cultural. Mientras no eche raíces la política de acabar con la simulación, los pequeños o medianos capos seguirán ejerciendo su poder” al interior de los sindicatos, como el de Pemex, advirtió Alfonso Bouzas, coordinador del Observatorio Ciudadano de la Reforma Laboral (OCRL).

Por primera vez en sus más de 80 años de existencia, el STPRM elegirá directamente a su dirigencia. El 31 de enero, 90 mil trabajadores irán a las urnas para emitir su voto directo, libre, secreto y electrónico.

En 2019, el Congreso modificó la Ley Federal del Trabajo (LFT) y estableció que las votaciones deben garantizar la libertad del trabajador.

Carlos Romero Deschamps fue el último líder en ser elegido de la forma antigua, a mano alzada por los delegados, que votaban por su beneficio y no el de sus agremiados.

Con la reforma, se quiere garantizar que la elección sea libre para los trabajadores y que éstos realmente ayuden a cambiar la cultura sindical que pernea en todos los niveles.

Pequeños capos quieren crecer

Graciela Bensusán, experta en temas laborales asegura que el modelo laboral que ha perdurado por casi 100 años permitió que la corrupción se enraizara en los sindicatos.

Sin embargo, en el caso de Pemex hay muchos claroscuros, pues los trabajadores tienen un buen contrato colectivo y con mejores condiciones que otros.

Esto podría ser un obstáculo para que los agremiados puedan pensar en un cambio real dentro de la organización.

“Están inmersos en esa cultura y no todos conocen las nuevas reglas, que hay un cambio profundo en curso. O tienen miedo a perder lo que tienen”, dijo la especialista laboral.

Romero Deschamps renunció a la dirigencia 2019 y a Pemex en 2021, cuando la Fiscalía General de la República (FGR) inició una investigación en su contra por lavado de dinero.

El problema es que ahora existen los capos locales subsidiados por el mismo dirigente y protegidos por los gobiernos estatales.

A finales del año pasado el proceso electoral en Pemex inició con la renovación de las 36 secciones sindicales.

En cuatro de ellas se repetirá la votación, debido a irregularidades cometidas, pero casi la totalidad será dirigida por el grupo cercano a la anterior dirigencia.

Lee la nota completa en El Economista 

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