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Secuestro los calzones de mis amantes y los escondo atrás del ropero

Tengo una fea manía que ya ha empezado a hacerse presente y hasta molesta al olfato y con toda la pena del mundo te la voy a contar porque sé que me podrías ayudar al respecto.

Después de cada encuentro sexual con mis amantes en turno (que por cierto, son varios porque tengo mucho éxito entre las mujeres) me gusta acumular uno que otro trofeo de mi encuentro.

No es que se trate de que les quite sus anillos o prendas valiosas a mis compañeras de cama, sino porque sin que ellas se den cuenta, echo detrás del ropero los calzones húmedos que ellas traína puesto.

Debo comentarte que tengo allá atrás de todos los calzones y colores imaginados y algunos de ellos fueron echados a mi escondite secreto empapados en jugos íntimos, tanto, que pesaban y hasta hicieron un ruido que tuve de disimular al aventarlos.

Mis compañeras de cama se van muy extrañadas cuando no encuentran su prenda íntima, a algunas les parece divertido irse sin calzones y otras, me miran feo al estar seguras de que se las escondí para quedármelas de trofeo.

Está de más decir que hay otras que se van muy enchiladas al darse cuenta de que su tanta no está a la vista y que su íntimo coordinado ya quedó incompleto, no falta la que me dice que es muy costosa y que hasta se enoje porque no se la devuelvo y me exijan el pago de la prenda.

Esta manía ya me ha comenzado a mortificar, pues mi habitación ya huele de una manera muy especial, en pocas palabras, huele a pecado, a sexo. Hay días, cuando hace mucho calor que estoy convencido de que mi habitación huele a prostíbulo.

Acumular los olores fuertes de intimidad atrás del mueble de mi recámara ha hecho que el ambiente huela a sexo sin ventilar. Una que otra de mis amantes ha huido de mi cama, pues ha quedado impactada con el olor que se percibe en mi lecho, y me han dejado bien caliente y mal atendida.

Yo, muy a pesar de eso, me niego a desenterrar mis trofeos. A mover el pesado ropero que oculta las prendas robadas. Quiero seguir acumulando, deseo desenfrenadamente que el olor a bragas usadas me ahogue.

RESPUESTA:

Estimado amigo, gracias por la confianza y con absoluta seriedad te diré que es lo que pienso sobre tu caso.

Todos tenemos ciertas manías en el sexo, para unos son menos problemáticas que para otros. Con la manía se convierte en una obsesión se convierte en una filia y eso ya no es tan saludable porque necesitas de experimentar esa acción determinada para encontrar el placer.

No  me queda muy claro si tu placer solo depende de echar los calzones atrás del ropero o si todavía tienes la capacidad de sentir placer aunque no secuestres la ropa íntima de tu compañera.

Si es esta la situación, me refiero a que tu placer dependa de que arrojes los calzones entonces te recomiendo tratar tu problema con un terapeuta sexual porque esta filia te está privando de tener una vida sexual saludable.

Si por otro lado, te recomiendo por cuestión de higiene que saques los calzones que tienes ahí acumulados porque el olor debe ser muy fuerte y no es nada saludable que tu habitación encierre esos olores concentrados que entiendo hacen sentir nauseas a los que te visitan.

Debes tener un espacio limpio donde dormir y no es nada saludable para tu cuerpo estar percibiendo esos olores en el lugar donde se supone descansarás muchas horas.

Por último, tus parejas sexuales pueden tener el derecho a sentirse estafadas o robadas al despojarlas de su prenda íntima, te aconsejo que si te gusta tener trofeos, los pidas, te sorprenderá saber cuántas mujeres deciden regalarte su tangas sin problema.

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