Opinión

Memoria Fresca

Ideas y palabras, de la mano, fluyen en tropel.

Ambas forman un tumulto de expresiones que cabalgan irrefrenablemente.

No obstante la celeridad, los vocablos son claros. Precisos.

En cada manifestación expresada con vehemencia, las manos se agitan para destacar el énfasis.

Son movidas como el bigote, perfectamente recortado, con prisa y velocidad.

El tono de la voz, característico de los hombres del norte del país, es bronco. Podría decirse agresivo, pero no. Es cordial y contundente.

Cada vez que Salomón Faz Sánchez, el Búfalo Mayor, suelta las frases lo que busca es dar certeza al valor de su contenido.

El reto, subraya, mayor para México es alcanzar la suficiencia alimentaria. Que se convierta en productor de alimentos y borre la dependencia que tenemos al importar granos y productos agrícolas.

Vestido con su peculiar chamarra de Pitiquito (lugar vecino de Caborca, Sonora, donde se avecindó) libera ideas que le apasionan.

Lleva su inseparable sombrero Steton de muchas equis, que significan calidad y precio, y que “no me quito ni para dormir o para bañarme”, expresa antes de soltar una larga carcajada.

Por cierto que la colección de esos sombreros de ala ancha, eran tantos y tan variados que bien podrían haber pertenecido a una sala de colección.

Tenemos que ser los principales productores de maíz, de trigo, de sorgo, de productos básicos del campo.

Lograrlo, dice el que fuera presidente de la Confederación Nacional de la Pequeña Propiedad y diputado federal, debe ser una meta.

No podemos abandonar la agricultura ni la ganadería. Darle la espalda a los productores es meternos un balazo en la cabeza. Es urgente apoyarlos con créditos, fertilizantes, tecnología en los sistemas de riego, asesoría de ingenieros agrónomos.

Salomón Faz Sánchez, a quien todo mundo endilga una camiseta de hombre ligado al campo y nacido en Sonora, es realmente nativo de San Carlos, Coahuila. Lugar cercano a Ciudad Acuña.

El Búfalo Mayor es sinónimo de ímpetu, de fortaleza, de empuje y de trabajo para buscar que las parcelas de los ejidatarios y las tierras de los pequeños propietarios tengan una vocación productiva.

Esa fama que le precede está ligada a la pasión que siente por los sectores agrícola y ganadero y, desde luego, a una fuerte relación que tuvo con el Presidente José López Portillo.

Fue líder nacional de los productores de algodón, presidente de la Conferencia de Legisladores.

También estuvo cerca, a un pelito de búfalo, de convertirse en gobernador del estado de Sonora pero la oposición de Jesús Reyes Heroles, entonces secretario de Gobernación, se lo impidió.

Mira flaco, soltó sin dilación el sonorense-coahuilense, hemos fracasado en las políticas públicas del campo. Los principales estados productores del sector agropecuario se desplomaron por políticas equivocadas.

Establece:

Brincamos de ser los principales productores a importadores. Caímos de exportadores a importadores. Y en vez de lograr el desarrollo económico, tenemos cientos de miles de familias que viven sumidos en la miseria.

Faz Sánchez lamenta que la pobreza se haya arraigado en el campo y que el derrumbe productivo en la pequeña y mediana propiedad signifique un fracaso.

Quizá fue el sueño, que resultó un engaño, de haber privilegiado el boom petrolero y hacernos creer que seríamos un país del primer mundo. Esos ideales, argumenta, se convirtieron en una pesadilla.

Salomón, aquel aguerrido y enjundioso luchador que pensaba en la autosuficiencia alimentaria mexicana, no pudo ver cristalizados esos ideales. Porque nunca llegaron.

La principal debilidad del gobierno es que no cuenta con un sistema de información de mercados, y ha eliminado las oficinas de planificación regional, la ciencia y la tecnología agropecuaria fue atomizada sin capacidad técnica y presupuestaria suficiente para poder planificar las áreas de siembra de alimentos.

También fuimos avasallados por un sistema burocrático y la implementación de diseños equivocados que pudieran haber impulsado y fortalecido agroindustrias, los precios de garantía y el apoyo financiero que mediante créditos accesibles permitieran privilegiar la agricultura y la ganadería.

Es lamentable que falte financiamiento para sembrar comida.

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