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AMLO perjudicó a Morena

Nadie en Morena se atreve a decirlo, pero la realidad es que las políticas implementadas por Andrés Manuel López Obrador perjudicaron en gran medida a Claudia Sheinbaum en las elecciones del mes pasado.

Mucho se ha dicho que la jefa de Gobierno es la responsa- ble de la escandalosa derrota sufrida en junio pasado, donde su partido perdió más de la mitad de las alcaldías y la mayoría en el Congreso de la Ciudad de México.

Cierto que Sheinbaum, como gobernante, es la jefa política de la capital y todo lo que pase aquí es su responsabilidad, por mucho que se hayan presentando factores ajenos a ella, que contribuyeron a la derrota.

Cometió errores graves, como haber designado su operador en la CDXM a Héctor García Nieto, viejo compañero de luchas estudiantiles, que jamás tuvo el respeto de sus compa- ñeros al interior del partido.

Aseguran que él fue quien convenció a Claudia de aceptar como operador electoral a René Bejarano Martínez, ex dirigente perredista que se hizo famoso por los video escándalos del empresario Carlos Ahumada.

Esa decisión, junto con la orden de quitar la candidatura de la alcaldía Cuauhtémoc a Néstor Núñez, y entregársela a Dolores Padierna, fue una bofetada a la militancia morenista, que se sintió ofendida y traicionada.

A la vez que le ocasionó un mal ambiente entre los grupos de Morena en la capital, le abrió un flanco con el senador Ri- cardo Monreal, a quien se dedicó a atacar mediante el cierre de candidaturas a los integrantes de su equipo.

En respuesta a esos ataques, el zacatecano operó no sólo para que Padierna perdiera en Cuauhtémoc, sino para que varios candidatos de su partido fueran derrotados en diversas alcaldías y distritos de la capital.

Esos serían algunos de los errores que se le podrían achacar a Sheinbaum en la mayor derrota sufrida por la izquierda en la capital del país, desde que en 1997 llegaron al poder con Cuauhtémoc Cárdenas.

Pero habría que hacer un análisis también del pésimo desempeño de sus legisladores en Donceles, donde se han dedicado a robar con un descaro que ni sus antecesores habían mostrado, y eso que también aquellos se fueron con las carteras llenas.

Los diputados de la 4-T llegaron no sólo con ánimo de venganza en contra de los integrantes de su ex partido, el PRD, sino que se comportaron como ricos nuevos, que por fin iban a comer con manteca, y se fueron por el dinero.

Ocuparon los principales espacios administrativos para sus parientes, amigos, amantes y cómplices, llenando de aviadores las plazas de las unidades administrativas, y abusando de los trabajadores que ya estaban ahí.

Por supuesto que todo eso se supo, y no porque alguien se pusiera a investigarlo, sino porque ellos mismos se encarga- ron de presumirlo.

Se convirtieron en una oficialía de partes del gobierno capitalino, aprobando todo lo que Sheinbaum enviada al Congreso, y protegiendo corruptelas de funcionarios de la 4-T, aunque fueran en contra de la ciudadanos.

No les importaron las víctimas de la tragedia de la Línea 12 ni los niños sin medicinas para el cáncer. Tampoco se pusieron del lado de las mujeres violentadas o de las madres que se quedaron sin estancias infantiles, por ejemplo.

Se dieron vida ricos, olvidando su falsa honestidad valiente, criticando a los “empresarios voraces” que arriesgan su dinero para generar empleos, y justificando al gobierno que toma el dinero de los impuestos para regalarlo a su antojo y compartirlo con constructores amigos.

Claro que no se puede dejar de lado la pésima actuación de sus alcaldes y alcaldesas, que dejaron un verdadero de- sastre donde gobernaron, pues la calidad de los servicios públicos se vino a pique, y la corrupción no desapareció, como tanto presumían.

Usaron la nómina oficial como les vino en gana, castigando a quienes no estaban con ellos y dando entrada a los afines a su proyecto político.

Jamás lograron diferenciarse de todos a quienes criticaban, y terminaron peor que ellos, y de eso la ciudadanía se dio cuenta.

Todo eso influyó, pero lo que más afectó a Morena y a sus candidatos en la capital fue López Obrador, que desde sus conferencias mañaneras se dedicó a atacar todos los días a las clases medias que criticaban su “transformación”.

A lo mejor no midió bien el impacto de sus palabras, o quizá en verdad pensó que seguía siendo el todo poderoso que llegó a ser en 2018, pero se equivocó y tomó decisiones que obviamente molestaron a esas clases medias, que en la capital del país están muy politizadas.

Ese sector no depende de la dádivas del gobierno, como desgraciadamente sí lo hacen las clases más desprotegidas, y por eso la CDMX castigó a Morena en general, y quedó dividida entre ricos y pobres.

Así que el castigo fue no sólo a Claudia, sino al mismo López Obrador, que por supuesto jamás aceptaría su responsabilidad, sin contar conque nadie al interior de su movimiento se atrevería a decírselo.

Ahora que la 4-T está haciendo el recuento de los daños, alguien tendría que poner sobre la mesa el tema, o de lo contrario cometerán el mismo o error en 2024

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