Quincena futbolera

Infarto

Aunque ya se habían visto casos similares incluso de consecuencia más trágica, no dejó de sorprender, paralizar y consternar al mundo futbolístico el súbito desvanecimiento del danés Christian Eriksen en el juego de la Eurocopa, donde su país se enfrentaba a Finlandia. El jugador de repente se desplomó al minuto 43’ en pleno partido, las asistencias entraron de inmediato y en un acto de solidaridad y humanismo, todos sus compañeros de equipo rodearon al jugador, para evitar que las fotografías mostraran la grave situación en la que se encontraba y proteger así su imagen; el médico del equipo, Morten Boesen tuvo que hacer uso de la resucitación cardio-pulmonar: “Lo recuperamos con la primera descarga del desfibrilador, fue algo breve y crucial”, pero otra declaración suya, acalambra: “Se había ido. Estuvo muerto antes de ser reanimado”. Por fortuna, al otro día mostraba franca recuperación y se ignora si volverá a jugar en el Inter de Milán, escuadra italiana a la que pertenece e incluso, si podrá retornar a las canchas, cuando voces sensatas le recomiendan que ya no lo haga. Independientemente de que esto ya ha ocurrido, en el mundo periodístico surgió la duda acerca de si este caso no se debió a la sobrecarga de trabajo que traen los jugadores en el mundo con infinidad de torneos locales, copas regionales, partidos de exhibición y aunque se trata de profesionales de alto impacto, todos son seres humanos, así que la pregunta sería: ¿No tenemos demasiado futbol en nuestros días? El balompié no es más que un deporte y éste solamente es complementario de la vida humana; es disciplina, esfuerzo y dedicación, es además apasionante, pero sólo es un deporte, por lo que habría que pensar si no se ha exagerado ya con competiciones todas las semanas del año, porque podríamos estar ante el cobro de factura en la salud de una persona que pudo ser incluso mortal.

LA CHISPA DE LA VIDA

A propósito de la Eurocopa, el orbe contempló absorto a Cristiano Ronaldo, que en una conferencia de prensa hacía a un lado con la mano derecha dos botellas de conocido refresco y con la misma diestra levantaba una botella de líquido transparente y decía: “Agua”, hizo una pausa y refirió en tono despectivo: “Coca Cola… Agua”, con lo cual dejaba en claro que él prefería lo natural y es muy respetable su predilección, pero los refrescos no habían llegado allí solos, sino por un patrocinio que la empresa paga seguramente en millones de euros a la UEFA y ese desplante, originó que las acciones de la Coca Cola se colapsaran 4 mil millones de dólares en un solo día pues el precio de las acciones bajó de 56.10 dólares a 55.22. Desde luego que la empresa tenía elementos jurídicos para reaccionar, pero el único comentario de un ejecutivo de la misma, fue: “Todo el mundo tiene derecho a beber lo que prefiera, según sus gustos y necesidades” y es que también, bajo otra óptica, el refresco recibió una publicidad exorbitante con este gesto. La gente del futbol lo tomó a broma: El técnico ruso, Stanislav Cherchenko, destapó una botella y se la tomó. El belga Romelu Lukaku aseguró en broma que su agencia de representación ya buscaba una refresquera: “Hablé con Roc Nation, podemos hacer algo juntos con Coca Cola” y el ucraniano Andriy Yarmolenko acotó: “Vi a Ronaldo haciéndolo, pero quiero moverlo aquí más cerca, por favor contácteme Coca Cola y Heineken, por favor póngase en contacto conmigo”. Pero también, que alguien le explique a Ronaldo cómo funciona la publicidad.

GRITO DESDE LAS LLAMAS

La FIFA ya respondió tajantemente al grito que lanzan los aficionados cuando despejan los porteros contrincantes a la Selección Mexicana: Los siguientes dos juegos del Tricolor para la eliminatoria de Qatar contra Jamaica y Canadá, serán a puerta cerrada; multa de 60 mil francos suizos (1 millón 345 mil pesos) y se esbozó la posibilidad de perder la sede del Mundial 2026, porque el máximo organismo del balompié mundial considera que la exclamación tiene carácter de homofobia. Entonces ¿Qué caso tiene seguir con ese grito que en nada ayuda dentro del terreno de juego y que etiqueta no sólo al futbol azteca, sino al mismo país como una nación racista sin razón alguna? Lo malo es que no se ve cómo pueda erradicarse ese mal, la única forma sería que los aficionados entiendan que ha dejado de ser una mala broma y se ha convertido en un serio problema, que puede agravarse. Si FIFA quiere sacar a México de un Mundial, lo puede hacer. Ya sucedió en 1990.

     Es todo. Al cerrar esta colaboración, rondan los 5 mil contagios diarios del Covid-19. Usted cuídese y si Dios quiere, nos leemos la próxima quincena.

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