En México se ponen trabas a la organización sindical y se violan sistemáticamente los derechos laborales, convirtiendo a nuestro país en una de las peores naciones para trabajar.
El Índice Global de los Derechos de la Confederación Sindical Internacional (CSI) advierte que México es uno de los países donde el gobierno, empresas y sindicatos “están decididos a acallar la voz colectiva, poniendo en peligro los derechos laborales”.
Con el fin de evitar esto, el Tratado de Libre Comercio T-MEC, firmado entre México, Estados Unidos y Canadá, puso en marcha un mecanismo laboral de respuesta rápida, encargad de investigar y resolver violaciones a la libertad sindical y a la negociación colectiva.
De hecho, este mecanismo ya recibió dos quejas por parte del gobierno de Estados Unidos precisamente por la violación de los derechos de los trabajadores.
“En los últimos años, el sindicalismo en México se convirtió en un mecanismo de control de los trabajadores, la ley por sí sola no rompe con las malas prácticas sindicales, el gobierno debe garantizar las condiciones para que ésta se cumpla”, dijo Miguel Calderón, director del Observatorio de Salarios de la Universidad Iberoamericana.
Para el especialista, el T-MEC y la reforma laboral de 2019 deben obligar a las autoridades a garantizar la libertad de los trabajadores, de lo contrario, seguirán las quejas.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México registra retrocesos en la materia, pues de 1984 a 2019 la proporción de empleados sindicalizados bajó de 28.5 a 12 por ciento.
Además, es uno de los países en donde la confianza en los sindicatos es muy baja, sólo 25 por ciento de los trabajadores confían en ellos, mientras que el promedio de la OCDE es de 58 por ciento.
La CSI reconoce que la ley en México protege los derechos fundamentales laborales, sin embargo, contiene algunos impedimentos que interfieren con su puesta en marcha y que en la práctica ha derivado en violaciones.