Cuando parecía que a 16 años de verse obligado a permanecer en las sombras, la estrella de René Bejarano brillaría nuevamente con el apoyo de Claudia Sheinbaum, un nuevo escándalo vuelve enviar al oscuro profesor a las mazamorras de la política.
Todo mudo recuerda que en marzo de 2004 Bejarano fue exhibido en una serie de videos en los que aparece recibiendo miles de dólares en efectivo de manos del empresario argentino Carlos Ahumada, que en ese tiempo era el constructor favorito del Gobierno del Distrito Federal.
Como Ahumada necesitaba más contratos de obra pública, y el pago de los que ya tenía firmados, recurrió al político perredista desde que fue secretario particular de Andrés Manuel López Obrador en el gobierno capitalino, y luego líder de la Asamblea Legislativa del DF.
Bejarano fue acusado de recibir sobornos millonarios del empresario argentino a cambio de hacerle favores políticos, y el tema fue tan grave que ambos personajes terminaron en la cárcel.
En los vídeos se aprecia al entonces perredista guardar fajos de dólares en un portafolios negro y guardarse en las bolsas del saco las ligas conque habían sido amarrados, por lo que desde entonces la voz popular lo bautizó como el Señor de las Ligas.
Ocho meses después de su ingreso a prisión recuperó libertad pero no su poder, pues mientras estaba encerrado Alejandra Barrales y Martí Batres, dos de sus alumnos, intentaron darle golpe de estado y quedarse con su corriente política, la entonces Izquierda Democrática Nacional.
Ni Batres ni Barrales lograron convencer a todos los de la tribu de traicionar al tenebroso profesor y entonces formaron la corriente Izquierda Social, que tuvo una vida efímera.
Mientras tanto Bejarano reorganizaba a sus fuerzas y logró hacer un eficaz control de daños, recuperando para su equipo algunas posiciones, aunque él no podía salir a la luz pública; estaba condenado a operar desde las sombras.
Seis años después intentó reaparecer a través de un candidatura del PRD a la Cámara de Diputados, pero las protestas internas y externas obligaron a López Obrador, entonces candidato presidencial por segunda vez, y a Miguel Ángel Mancera, aspirante a jefe de Gobierno, a retirarle su apoyo.
Lo bajaron de las listas y, aunque conservó algunas posicione legislativas, su poder disminuyó y prácticamente fue borrado del sol azteca.
Entonces decidió fortalecer el Movimiento Nacional de la Esperanza, una asociación política de alcance nacional, mediante la cual intentó armar un movimiento social que en el futuro pudiera convertir en su propio partido.
Se dedicó a recorrer el país y a hacer alianzas con grupos locales en cada entidad para darle forma al MNE, mientras llegaba la ocasión de intentar una nueva aparición pública, que es su máximo sueño.
Y en ese intento cometió un grave error.
Apenas hace unas semanas, y aprovechando la necesidad de Sheinbaum por arrebatar algunas alcaldías en manos de la oposición y de sus enemigos internos con los que peleará la candidatura presidencial de Morena en 2024, logró un acuerdo político con la jefa de Gobierno.
El veterano profesor se comprometía a arrebatar la alcaldía de Cuauhtémoc al monrealista Néstor Núñez, a cambio de que quedara en manos de Dolores Padierna. Con ello Claudia ganaría un territorio aliado y Ricardo Monreal perdería una posición estratégica.
De pilón, el de las ligas pidió una diputación federal para él, la cual le fue concedida.
El negocio estaba prácticamente cerrado, cuando apenas hace unos días apareció en el periódico Milenio una nota en la que una investigación de los sistemas de inteligencia del gobierno federal relaciona a Bejarano con una mafia de rumanos que opera en Cancún.
Ese grupo criminal, según las autoridades, es encabezado por el rumano Florian Tudor “El Tiburón”, y se dedica, entre otras cosas, a la clonación de tarjetas y la trata de personas, especialmente mujeres.
El informe de inteligencia fue presentado en octubre pasado en una reunión del Gabinete Federal de Seguridad, que todas las mañanas encabeza el presidente en persona, y nada se supo entonces, hasta ahora que están cerca las elecciones.
Se trató, obviamente, de una filtración proveniente del interior de la 4-T y de un mensaje tanto al ex perredista como a la propia Sheiunbaum, de que no ven con buenos ojos esa alianza en la Cuauhtémoc.
Los señalamientos en contra de Bejarano son muy graves, y aunque el propio profesor los negó el mismo día de la publicación, el daño estaba hecho y de ninguna manera le podrán sostener las oferta de hacerlo diputado federal.
Aunque las acusaciones resultaran falsas, el costo político de mantenerlo como aspirante a llegara a San Lázaro sería muy alto incluso para el propio López Obrador, pues la sociedad no olvida que cuando fue filmado por Ahumada, el señor de las ligas era secretario particular del jefe de Gobierno.
La oportunidad de reaparecer se le fue una vez más de las manos y ahora en lo que debe concentrarse es en tratar de que su esposa Lola no quede también fuera de la pelea por la alcaldía de Cuauhtémoc, pues ya renunció a buscar la reelección como diputada federal.
Luego de este último golpe, para Bejarano habrá terminado su sueño de reaparecer en un cargo de elección popular sin que la gente lo escupa o lo insulte, pues contaba con que el manto protector de López Obrador lo reivindicaría.
No será así y, peor aún, sus declaraciones para intentar deslindarse del caso han sido al menos desafortunadas, pues no pudo negar que conocía directamente a las dos personas que a su nombre pedían favores y dinero a empresarios cancunenses y estaban asociados con los rumanos.
Al respecto, Bejarano ha dicho que efectivamente conocía a los implicados y que le habían ayudado a con las estructuras del MNE en esa zona, pero que al enterarse que estaban utilizando su nombre para hacer negocios sucios, rompió toda relación con ellos.
O sea, ni los denunció ni los exhibió públicamente al menos para que a quienes quisieran extorsionar supieran que no tenían nada que ver con él.
Por el contrario, diversas publicaciones de Quintana Roo dan cuenta de que los sujetos implicados gestionaron para Bejarano y su familia un viaje de descanso apenas en noviembre pasado, para que pasaran allá el puente del Día de Muertos con todos los gastos pagados.
A lo mejor lo que dice el dirigente nacional del MNE es cierto y nada tiene que ver con ellos; lo malo es que su credibilidad esta por los suelos.
Es como el día que fue acorralado por Brozo en el foro de Televisa, donde el payaso tenebroso le exigía que dijera para quién era el dinero que estaba recibiendo de Ahumada, y Bejarano le aseguró que era para Leticia Robles, en ese tiempo delegada en Álvaro Obregón.
Horas después dijo que se había equivocado y que quiso decir Rosario Robles, que no era delegada, sino presidenta nacional del PRD; obviamente nadie lee creyó, como tampoco nadie le cree ahora.
Ni modo, desde entonces carga con una maldición que al parecer lo seguirá hasta el fin de sus días.