En pie de lucha

La inepta del Metro es Florencia

El 9 de enero pasado, el edificio que alberga el Puesto Central de Control del Metro -o sea, el cerebro del Sistema de Transporte Colectivo-, se incendió debido a que uno de los transformadores principales se quemó, según los primeros peritajes.

En el incidente hubo una mujer policía muerta y varios trabajadores heridos, además de las cuantiosas pérdidas materiales y la afectación de millones de usuarios que usan todos los días el servicio para realizar sus actividades.

Aunque es evidente que la tragedia se debió a una falla por mantenimiento del sistema, que tiene más de 50 años de antigüedad y en la actualidad es completamente obsoleto, las autoridades le siguen buscando tres pies al gato.

Como ha ocurrido en ocasiones anteriores, el primer intento fue culpar a los trabajadores para exonerar -como siempre- a la directora Florencia Serranía, quien desde que llegó ha dado muestra de su absoluta ineptitud para el cargo.

Cuando la propia Florencia quiso responsabilizar a la Gerencia de Mantenimiento del Metro por lo ocurrido, aparecieron en las redes sociales dos videos que dejan en evidencia, además de su ineptitud-, su cobardía para asumir los hechos.

El pasado 7 de enero, apenas dos días antes de la tragedia, la funcionaria había declarado ante los diputados del Congreso de la Ciudad de México que ella era directamente la encargada del mantenimiento del STC, además de ser la directora.

En el diálogo virtual -por video conferencia con los diputados-, se escuchan con toda claridad las intervenciones:

Nos enteramos por la prensa que existe la vacante del subdirector general de Mantenimiento desde hace varios meses, ¿qué ha pasado en este tema directora, por qué no se ha nombrado a alguna persona?”, preguntó el diputado Jorge Gaviño.

La vacante del director general de Mantenimiento, doctor Gaviño… es que yo soy la directora general de Mantenimiento…”, dijo Serranía.

O sea, el Metro tiene tantos problemas que decidí durante este año tomar esta posición doble para poder instrumentar integralmente lo que requiere el Metro, y dejar de escuchar… porque ni modo que me queje a mí misma”.

Esa fue la respuesta textual de Florencia, que tartamudeaba ante Gaviño, sobre todo  porque sabe que él fue director de ese sistema y conoce a la perfección su funcionamiento.

A pesar de que el diálogo está grabado en audio y video -por lo que en teoría no podría negar que dijo lo que dijo-, Serranía fue capaz de negarlo ante la jefa de Gobierno, apenas un día después de la tragedia.

El 10 de enero, presente en la video conferencia de Claudia Sheinbaum con reporteros, la directora del Metro rechazó varias veces con la cabeza haberse puesto la doble cachucha.

En el video de ese evento se aprecia a Jonás López, reportero de Grupo Imagen, preguntando a Sheinbaum si estaba enterada de que Serranía se había designado como directora general y subdirectora de Mantenimiento del Metro al mismo tiempo.

Mientras el reportero terminaba su pregunta a la jefa de Gobierno, la directora del Metro negaba con la cabeza una y otra vez haber dicho eso. Se hizo la loca, a pesar de que apenas tres días antes lo afirmó ante los diputados.

No es la primera vez que Florencia mete en problemas a su jefa por su reiterada ineptitud, que ha llegado a cobrar vidas.

El primer caso grave fue cuando una mujer sufrió un infarto cerebral en el interior de una estación del Metro y los policías dijeron que estaba ebria y la sacaron a la banqueta, donde murió después de permanecer tirada dos días.

La funcionaria aconsejó a Claudia salir a decir que las anteriores autoridades del STC no habían elaborado manuales de actuación para ese tipo de emergencias; la respuesta vino rápido del propio Jorge Gaviño, quien le dijo dónde encontrarlos, y la jefa de Gobierno nada más se quemó.

De todos modos, ademas de seguir culpando a los neoliberales por esa muerte, pasó a darles un raspón a los trabajadores por uno estar capacitados para el trabajo.

O las múltiples lesiones a usuarios por fallas en las escaleras eléctricas de varias líneas del Metro, donde incluso una mujer embarazada cayó en uno de los huecos junto con su hijo y sufrió lesiones.

Eso sin contar los largos meses en que esas escaleras estuvieron inutilizadas, impidiendo que personas de la tercera o con alguna discapacidad las pudieran usar y tuvieran que subir y bajar más de cien escalones para usar el servicio.

Por supuesto, la culpa fue de los trabajadores y de la corrupción de las anteriores autoridades, que concesionaban los contratos de mantenimiento a sus amigos al Sindicato del Metro, por lo que las acciones de detuvieron “para sanear la casa”.

Y ni qué decir del alcance de trenes en Chapultepec, que dejó víctimas fatales y del cual -para variar- culparon a unos de los conductores, mediante peritajes hechos a modo, cuando la realidad es que a esa línea le urgía mantenimiento.

La falta de atención de las autoridades al STC se viene a confirmar con el incendio del Puesto Central de Control del Metro, que tiene paralizado el sistema.

Y menos mal que por el semáforo rojo de la pandemia no está a su máxima capacidad, que si no…

Si Florencia quiere culpar como siempre a los trabajadores, sus propias palabras de haberse responsabilizado del “mantenimiento integral” la desmienten.

Si dice que es por falta de presupuesto federal para el sistema, en Palacio Nacional tienen otros datos.

El propio Andrés Manuel López Obrador ya salió a decir que los dineros que para el mantenimiento del Metro destina cada año la Federación han estado siempre disponibles, y que si no los han usado es porque no han querido.

Y aunque la responsable de la tragedia está a la vista de todos, es claro que el gobierno la protegerá, como lo ha hecho siempre, a pesar de su probada ineptitud.

Tan es así que la propia Claudia ha dicho, sin fundamento, que no se debe descartar un probable sabotaje en el incendio.

Esta declaración es muy grave, por mucho que se haya tratado de una insinuación, pues pone en duda la honestidad de sus trabajadores, a los que por lo visto cree capaces de realizar acciones criminales.

Todo eso para defender a la indefendible Florencia Serranía, pero así estila la 4-T con sus ineptos funcionarios, cuyo único mérito exigido es ser floreros de la administración en turno y decir a todo que sí ante los deseos de sus patrones.

Si la Comisión Federal de Electricidad provoca un apagón que deja sin luz a millones de mexicanos en 10 estados, no es culpa de Manuel Bartlett, sino de los neoliberales que desmantelaron esa paraestatal durante años.

Si los mexicanos mueren por Covid-19 ante la falta de servicios, de estrategia y de equipo médico no es culpa de Hugo López-Gatell, sino de los neoliberales que dejaron en ruinas el sistema de salud.

Si el Metro es un asco, ahí no pueden culpar a los neoliberales, porque si bien el anterior jefe de Gobierno fue Miguel Ángel Mancera, declarado enemigo de la 4-T, antes de él estuvieron Marcelo Ebrard, Alejandro Encinas y ¡Andrés Manuel López Obrador!

Cierto que antes de ellos estuvo un rato Rosario Robles, pero el primer jefe de Gobierno de izquierda -con apoyo de López Obrador- fue el mismísimo Cuauhtémoc Cárdenas, ícono de la izquierda moderna, al que no se atreverían a culpar de nada.

De eso ya han pasado 23 años, tiempo en el que ningún gobierno local llamado de izquierda -excepto Ebrard-, ha construido un metro de Metro, cuando se supone que es el transporte más utilizado por los pobres a quienes dicen proteger.

Ni modo de culpar de estas fallas a las vacas sagradas de la mal llamada izquierda, ¿pero tampoco a Florencia, que lo único que ha mostrado es ineptitud y falta de empatía con las víctimas?

Pues qué le deben a esta funcionaria, que dicen tiene empresas de tecnología relacionadas con el transporte.

Después de la pandemia que se desborda y del atentado contra su jefe de Policía, el tema del Metro es lo más difícil que le ha tocado a Claudia, sobre todo porque es un tema técnico, que se le puede volver político con miras a las elecciones.

Por lo pronto a esperar sentados a ver si no estalla algún otro problemita en ese transporte, porque ya se vio que no sólo los trabajadores, sino los usuarios, estarán completamente desprotegidos por el gobierno que dice defenderlos.

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