La situación de pilotos y sobrecargos está en vilo, luego de que Aeroméxico iniciara ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA) un Conflicto Colectivo de Naturaleza Económica (CCNE), para objetar las condiciones del Contrato Colectivo de Trabajo.
El fue CCNE fue admitido el martes pasado, y la JFCA debe revisarlo, para lo cual realizará audiencias con la empresa y representantes de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA) y con la Asociación Sindical de Sobrecargos Aéreos (ASSA).
Uno de los posibles resultados de este procedimiento es que se modifiquen las condiciones del Contrato Colectivo de Trabajo o que se de por finalizada dicha relación laboral.
La finalidad es que se llegue a una mediación del conflicto, aunque también puede esconder otras intenciones, como la finalización del contrato colectivo.
Aeroméxico ha intentado este recurso legal en otras ocasiones, la última vez fue en 2013, y demandó para llegar a una revisión del documento firmado con los sindicatos.
Diversos especialistas y organizaciones, como el Observatorio Ciudadano de la Reforma Laboral, opinan que Aeroméxico debí ser más sensible con ambas organizaciones sindicales, pues han mostrado disposición, como el ofrecimiento de una disminución salarial o el cambio de condiciones del CCT de manera temporal, en apoyo a la empresa.
Se sabe que Aeroméxico realiza gestiones con un fondo de inversión estadounidense para obtener 650 millones de dólares y salir de sus apuros económicos, sin embargo, una de las condiciones exigidas es que haya ajustes a los contratos de pilotos y sobrecargos.
Una de las opciones que barajan los trabajadores es la realización de una huelga, con apoyo de Interjet —que atraviesa un conflicto laboral parecido—, que repercutiría en las finanzas de la empresa de aviación.
Además, la finalización de los contratos colectivos con ASPA y ASSA sólo podría tener un resultado: la implantación de un llamado sindicato blanco, similar al que tienen otras aerolíneas, mismos que están prohibidos por el T-MEC.
