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En materia de empleo: dudas y recelo

Golpeados por la crisis que generó la pandemia, los ramos industrial, comercial, de servicios y la inversión, sacudieron la economía nacional y, además, persiste la incertidumbre por un rebrote que pudiera agudizar los efectos negativos

Conforme al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y su Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (Enoe), la disminución de la población ocupada se reflejó principalmente en restaurantes, servicios de alojamiento y comercio.

En 39 ciudades encuestadas figura una tasa de desocupación de 6.4%, una tasa de subocupación de 18.3% (personas ocupadas que tiene la necesidad y disponibilidad de trabajar más tiempo), una tasa de condiciones críticas de ocupación de 21.8% y una tasa de informalidad laboral de 41.6%.

En términos generales, los resultados del levantamiento de la Enoe del tercer trimestre de 2020 “muestran una lenta recuperación de la ocupación, que está todavía por debajo de los niveles previos a la pandemia”.

En resumen, los cambios más importantes entre el tercer trimestre de 2019 e igual trimestre de 2020 fueron una disminución de la PEA por la vía de la población ocupada, la cual se ve reflejada en la caída de la ocupación en el sector terciario, principalmente en restaurantes, servicios de alojamiento y en el comercio; pérdida de empleos de tiempo completo, disminución de la ocupación en los micronegocios y en condiciones de informalidad, así como un aumento de la desocupación, la subocupación y en la ocupación en situación crítica.

INCERTIDUMBRE LATENTE

No obstante el impulso que registró la economía de México luego de las estrictas medidas de confinamiento social impuestas para frenar la expansión de la COVID-19 a comienzos de 2020, los retiros por desempleo en las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores) se incrementaron de marzo a octubre de este año en 85 por ciento, en comparación con el mismo periodo de 2019, informa la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar).

En medio de la crisis sanitaria y la recesión económica, el monto de retiros parciales de las Afores por desempleo entre enero de 2020 y agosto de 2020 asciende a 12 mil 496 millones de pesos. Comparado con los 7 mil 526 millones de pesos del 2019 período, hubo un aumento del 66% en perspectiva anual.

De acuerdo con la información de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), los fondos retirados de cuentas personales de enero a agosto de 2020 han superado todos los retiros registrados en 2019, que alcanzó 12 mil 30.8 millones de pesos.

Como es del dominio público, las cuentas en Afores están diseñadas para pagar las pensiones de los trabajadores durante la jubilación, pero también puede ser una forma de recaudar fondos cuando están desempleados. Este es el derecho de cualquier asociado a Afore, sin embargo, cuando se ejerce, los trabajadores descontarán semanas de cotización.

Debe tomarse en cuenta que si se retira dinero por desempleo, la cantidad que se puede reclamar depende del salario base de cotización y de la cantidad que se ahorre.

Conforme a los lineamientos de la dependencia, los desempleados en México retiraron 129.28 millones de pesos durante marzo de 2020, mes en el que el Gobierno Federal impuso medidas sanitarias estrictas, lo que se tradujo en una paralización casi absoluta del aparato productivo de este país.

La Consar precisa que desde abril hasta octubre de este año, los retiros por desempleo ascendieron a 965.63 millones de pesos. Asimismo detalla que en el décimo mes de 2020, un total de 94.91 millones de pesos fueron restados de las Afores, por concepto de desempleo.

Recientemente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a conocer que al tercer trimestre de 2020, un total de 3.6 millones de personas estaban sin empleo en México.

La información establece que la Población Económicamente Activa (PEA) de México tuvo una contracción considerable, siendo el sector restaurantero y los servicios de alojamiento los segmentos en los que se registró una destrucción mayor de plazas laborales.

En los ocho meses que van de este año, el retiro parcial por desempleo de la cuenta Afore, al que tienen derecho los extrabajadores mexicanos, superó al monto sustraído en todo el 2019.

En medio de una crisis sanitaria por el COVID- 19, una recesión económica y pérdida de empleo, el monto de retiros parciales de las Afores por desempleo sumó 12 mil 496 millones de pesos durante enero-agosto del 2020, lo que representó un incremento de un 66.03 por ciento, con respecto al mismo periodo del 2019, cuando alcanzó una cifra de siete mil 526 millones de pesos.

Así mismo y conforme a las estadísticas que opera la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), la sustracción de recursos de las cuentas individuales durante los primeros ocho meses del año ya supera a todo el retiro que se registró en el 2019, que fue de 12 mil 30.8 millones de pesos.

La cuenta de Afore está pensada para cubrir la pensión de un trabajador durante los años de jubilación, pero también puede ser una manera de conseguir dinero cuando está desempleado. Es un derecho de cualquier persona afiliada a una Afore; sin embargo, es importante saber que al ejercerlo el trabajador estará descontando semanas de cotización de su cuenta individual.

En el caso del retiro por desempleo, el monto que se puede solicitar dependerá del salario base de cotización y, naturalmente, de la cantidad que tenga ahorrada.

UN GUIÑO FALLIDO

En todo el proceso enfrentado por la pandemia durante el presente año, las cifras oficiales hacían pensar que el empleo formal se recuperaría. En el mes de agosto se crearon más de 92 mil puestos de trabajo.

Sin embargo los retiro parciales por desempleo en la Afore Coppel explican el 20.64 por ciento del total que han desembolsado las diez Afores que operan en el país; le sigue XXI Banorte, con 17.48 por ciento; mientras que Azteca y Citibanamex explican un 14.89 y 14.64 por ciento, respectivamente.

Todos los trabajadores que con una cuenta en una Afore, tienen derecho a realizar retiros parciales, sólo debe acreditar que lleva 46 días naturales desempleado, que desde hace tres años está registrado en una administradora de fondos para el retiro y que tiene por lo menos dos años cotizando en el IMSS. Asimismo, se debe tener presente que este tipo de retiros solo puede realizarse una vez cada cinco años y que pierde semanas de cotización.

Por otra parte el mercado laboral en el sector formal, durante los primeros nueve meses de 2020 se reportan cifras negativas. Hemos visto que a lo largo de los últimos años 2018 a 2020, se aprecia una tendencia a la baja en la generación de empleo formal.

Durante el año 2020, derivado de esta crisis sanitaria, las cifras se han tornado negativas, la parte más afectada en cuanto al empleo formal, han sido las fuentes de trabajo permanentes. Prácticamente, alrededor del 80 por ciento de las pérdidas han ocurrido en ese sector y el resto se ha presentado en los empleos eventuales.

Por sector económico, continuando con el mercado laboral, los servicios profesionales han sido los más afectados, particularmente, todos aquellos servicios dedicados a alojamiento, servicios turísticos, entre otros, son los que han tenido un mayor padecimiento.

El mayor impacto del desempleo se ha registro principalmente en los servicios profesionales, se deriva porque las personas que se dedican a estas actividades requieren prácticamente el contacto físico con sus clientes para poder desempeñar sus actividades, y ante las medidas de contingencia esto ha limitado el desarrollo.

Las principales generadoras de empleo formal, como la industria de la transformación o manufacturas, se ha visto severamente castiga.

Debe tomarse en cuenta que las industrias manufactureras no tuvieron un paro de actividades tan marcado como la presentó en el sector servicios, ya que varias de ellas están ligadas a contratos que se tienen que cumplir de manera internacional, por lo tanto, tuvieron que mantener cierta cantidad de producción y esto permitió que la caída en el empleo no fuera tan severa. Igualmente que la industria de la construcción.

El coordinador de análisis, economía y negocios del Tec de Monterrey de la región Ciudad de México, Héctor Magaña, considera  impactantes los efectos del COVID-19.

En base a las perspectivas económicas de México para el cierre del 2020 y también cómo se comportarán las variables a lo largo del 2021, los terrenos no son nada promisorios.

La primera variable de la actividad económica, establece el investigador, es la evolución del Producto Interno Bruto, con datos analizados al tercer trimestre, que muestran los efectos negativos de la pandemia del coronavirus.

Lo que ha pegado más fuerte en la caída del PIB es el desempeño del sector secundario en general. La caída que sufrieron las manufacturas, la construcción y la crisis en la cual está inmersa la minería, ha provocado que su evolución sea negativa hasta llegar a una caída de 12.6 por ciento en el tercer trimestre del presente año.

Durante inicios del tercer trimestre, se vio una pequeña recuperación, la más significativa durante el mes de junio. Durante el mes de mayo se observaba una recuperación, pero luego vino un repunte negativo.

Respecto a la inflación, las cifras reportadas hasta el mes de octubre, en el Índice Nacional de Precios al Consumidor, se ubica ligeramente por encima de la meta del Banco de México.

Debe tenerse presente luego del anuncio de la pandemia, el peso sufrió una depreciación importante, básicamente llegó hasta rebasar los niveles de 25 pesos por dólar cuando las medidas eran las más graves en ese momento.

Ante los embates de la pandemia, el crecimiento del desempleo y la multiplicación del comercio informal y el subempleo, se presenta la urgencia de fortalecer la confianza empresarial y que los inversionistas estén dispuestos a arriesgar su capital en nuevos proyectos o en la ampliación de la capacidad instalada de las empresas y con ello, generar nuevas fuentes de empleo.

En otro renglón, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó una nueva nota técnica: “México y la crisis de la COVID-19 en el mundo del trabajo: respuestas y desafíos ”, en el cual aborda los datos disponibles sobre el impacto de la pandemia en el empleo en este país, así como las medidas adoptadas para enfrentar esta situación.

Establece que forma parte de la serie “Panorama laboral en tiempos de la COVID-19”, a través de la cual la OIT ha documentado los efectos de la COVID-19 en varios países de América Latina y el Caribe, tanto a través de informes nacionales como de análisis regionales por sector.

El contenido de la nota, producida por la Oficina de País para México y Cuba de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), es el fruto de varios meses de constante monitoreo del impacto del COVID-19 en el contexto laboral mexicano e incluye análisis de los datos provenientes de fuentes oficiales, así como de las medidas tomadas para mitigar este impacto.

Establece:

“En México millones de personas trabajadoras se tuvieron que quedar en sus casas, en teletrabajo o bien tuvieron que afrontar consecuencias de la crisis como bajas de sueldo o despidos desde finales de marzo”, dice el documento. “En los primeros meses de la pandemia se observó una salida masiva de personas de la fuerza laboral y la pérdida de millones de empleos formales e informales”.

El documento también tiene en consideración el contexto laboral previo a la entrada de la crisis, ya existían brechas en materia de acceso al trabajo y calidad del empleo.

Entre los principales hallazgos y proyecciones de esta nota técnica, que ha usado como fuente principal de su análisis datos provenientes de la ENOE (Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo) y de la ETOE (Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo) del INEGI, se encuentran:

Una tasa estimada del 11,7% de desempleo de la Población Económicamente Activa (PEA) para el final del 2020, lo que equivaldría a aproximadamente 6 millones de personas.

El 44% de la población ocupada en México se enfrenta al riesgo de sufrir afectaciones como reducción de horas o salarios. En algunos sectores, se superpone con vulnerabilidad de informalidad e ingreso bajo.

Durante la pandemia la ocupación informal (en sector informal y sector formal) descendió hasta un 47.7% lo que supone una baja histórica, causada no por la formalización sino por una importante pérdida de trabajos informales.

A partir de agosto esta tasa se ha colocado en niveles semejantes a los previos a la pandemia y es posible que a final de año supere los niveles previos a la pandemia a causa de un traslado de personas trabajadoras hacia la informalidad.

En 5 meses se han destruido más empleos formales que los que fueron creados en todo 2019.

La OIT documentó un aumento progresivo en la actividad económica a partir de junio y con ello un retorno a espacios de trabajo, pero aún no ocurre una recuperación integral del empleo y persisten desafíos para su recuperación.  Estos efectos podrían empeorar en el mediano plazo.

Según las estimaciones de la OIT, los sectores más fuertemente afectados son: industrias manufactureras, comercio al por mayor y por menor, servicios inmobiliarios y servicios de hospedaje y de preparación de alimentos y bebidas.

De igual forma la OIT documentó una sustantiva pérdida de ingreso en hogares lo que contribuye al aumento de la pobreza por ingreso laboral, fenómeno que podría exacerbar de cumplirse el pronóstico de desempleo.

El organismo internacional refiere que las medidas que se han tomado para mitigar el impacto por ejemplo subsidio extraordinario por desempleo en ciertos estados o microcréditos para empresas.

No obstante la crisis económica por COVID- 19 no se compara con crisis anteriores y la OIT sugiere el fortalecimiento de medidas dirigidas hacia grupos más vulnerables en el mercado laboral: Mujeres, jóvenes, trabajadores por cuenta propia, entre otros, para que no tenga efectos sobre pobreza laboral en el mediano y largo plazo.

El documento señala que los impactos son más importantes en términos de pérdida de empleo y disminución de la calidad de una parte de los empleos que se han mantenido y recuerda que tras la crisis financiera del 2008 se necesitaron varios años para recuperar el nivel del empleo antes de la crisis. El nivel de desocupación tardó 7 años en volver a su nivel pre-crisis, 4 años en el caso de la tasa de informalidad y se experimentaron varios años de incremento de la pobreza laboral.

A pesar de que desde el mes de junio ha habido un aumento progresivo en la actividad económica y con ello un retorno a espacios de trabajo, aún no ocurre una recuperación integral del empleo en México y hay 24 millones de empleos en riesgo alto de verse afectados por la pandemia de COVID-19, previene la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El organismo indicó que el total de empleos en riesgo alto de verse afectado por la pandemia asciende a 24 millones 501 mil puestos de trabajo, lo que representa 44 por ciento de la población ocupada en México (55 millones 352 mil 304 personas).

Los 24 millones de empleos en un riesgo alto son los que se encuentran en industrias manufactureras, comercio al por mayor y por menor, servicios inmobiliarios y servicios de hospedaje, y servicios de preparación de alimentos y bebidas, los cuales tuvieron que cerrar de forma temporal en meses pasados al ser catalogados como no esenciales.

La OIT indicó que el país también experimentó una caída de empleos formales, considerando que, según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), se perdieron un millón 117 mil 584 puestos de trabajo formales de marzo a julio 2020, de los cuales la mayoría eran empleos permanentes.

Apuntó que, de acuerdo con el Seguro Social, en agosto de este año se recuperaron 92 mil 390 empleos formales, sin embargo, anotó que un dato relevante es que en cinco meses se destruyeron más empleos formales que todo el empleo formal creado en 2019.

El análisis de la OIT señala que México se caracteriza por tener una tasa de desocupación baja, sin embargo, la pandemia ocasionó que en junio la tasa de desempleo subiera a un nivel de 5.5 por ciento de la PEA, cifra que no era tan alta desde el año 2014.

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