Investigaciones especiales

Discriminación entre mujeres y hombres

Salarios injustos

La Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante su resolución A/RES/74/399, decidió declarar al 18 de septiembre Día Internacional de la Igualdad Salarial, lo cual se observará todos los años a partir de este 2020.

En todos los países hay diferencias de remuneración entre las mujeres y los hombres. Se estima que la diferencia entre sus salarios, expresada como porcentaje del salario del hombre, es del 23% en el mundo.

Es decir las mujeres ganan en promedio un 77% de lo que ganan los hombres. Esto se conoce como brecha de remuneración basada en el género.

Si bien esta brecha va cerrándose lentamente, al ritmo actual, habremos tardado al menos hasta 2086 para lograr la igualdad de remuneración en el mundo.

Las mujeres y los hombres deberían percibir la misma remuneración por un trabajo que puede ser diferente de muchas formas, pero del mismo valor.

El derecho a la igualdad de remuneración entre hombres y mujeres por un trabajo de igual valor, recibe habitualmente la denominación de “igualdad salarial”, y es el principio diseñado para alcanzar la equidad salarial entre hombres y mujeres. La equidad salarial es una cuestión de justicia remunerativa.

En México el Senado aprobó en comisiones que a igualdad de trabajo, igual salario para hombres y mujeres, una reforma que fue calificada de trascendental e histórica.

El presidente de la Comisión del Trabajo, Napoleón Gómez Urrutia destacó que es un tema no sólo de justicia salarial, sino de democracia que va con todos los cambios que se promueven en el país. “No podemos dejar atrás el sector de las mujeres, igual de trabajo igual de salarial’’.

ERRADICAR DESIGUALDADES

“No sólo es de equidad, ni género, es un tema de justicia salarial y de democracia, que va con todos los cambios que se promueven en el país porque no podemos dejar atrás el sector de las mujeres, igual de trabajo igual salarial’’, expresó.

Gómez Urrutia destacó que eliminar la desigualdad que se había constituido en un retraso histórico y no solo sea en salarios, en marginación y discriminación. “Es iniciativa de fondo, que trasciende que tiene que ver con el marco de justicia laboral y justicia social’’.

El dictamen avalado por las comisiones unidas del Trabajo, para la Igualdad de Género y de Estudios Legislativos, Segunda, explica que la igualdad salarial, es concepto que refiere que la remuneración será siempre igual por un trabajo de igual valor, sin distinguir el sexo, el género, la raza, la identidad de género, la orientación sexual, la edad, las discapacidades, la condición social, económica, de salud o jurídica.

La igualdad entre mujeres y hombres implica la eliminación de toda forma de discriminación en cualquiera de los ámbitos de la vida, que se genere por pertenecer a cualquier sexo. Lo anterior comprende el principio de igualdad de remuneración por trabajo de igual valor, que significa fijar las mismas remuneraciones globales y elementos que componen a éstas para trabajos iguales o a los que se atribuya el mismo valor.

Asimismo, evaluar los trabajos y sus remuneraciones mediante criterios objetivos que contemplen como factores las competencias, calificaciones, responsabilidades, funciones, cargas de trabajo, necesidad de formación, esfuerzos y condiciones de trabajo, y eliminar cualquier discriminación o cualquier posible impacto negativo sobre la remuneración de la situación familiar, de las responsabilidades familiares y de cuidados y de cualesquier otras situaciones o características asociadas con el sexo o el género de la persona trabajadora.

De acuerdo a estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 2017 las tasas de desempleo de mujeres y hombres en América Latina y el Caribe eran del 10,4% y el 7,6%, respectivamente, con una diferencia de 2,8 puntos porcentuales.

Casi un tercio de las mujeres de la región no contaban con ingresos propios, situación que las hace vulnerables y económicamente dependientes.

En 2017, el promedio de mujeres sin ingresos propios alcanzó un 29,4%, mientras que el de los hombres fue del 10,7 por ciento. Además, las encuestas de uso del tiempo en 18 países de América Latina y el Caribe mostró que las mujeres dedicaban entre un quinto y un tercio de su tiempo al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado; mientras, en el caso de los hombres esta proporción es de alrededor de un décimo.

Ante lo anterior podemos encontrar que la igualdad salarial entre mujeres y hombres es fundamental para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en específico en el Objetivo: “Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”.

Algunas de sus metas son asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles decisorios en la vida política, económica y pública.

Aprobar y fortalecer políticas acertadas y leyes aplicables para promover la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y las niñas a todos los niveles.

DESIGUALDADES LACERANTES

Aunado a ello, el reporte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Informe Mundial sobre Salarios 2018/19 ¿Qué hay detrás de la brecha salarial de género?, ofrece una evaluación detallada de las desigualdades de remuneración por razón de género, para comprender mejor la brecha salarial como una de las mayores injusticias sociales persistentes en el mundo laboral. Dentro de este informe se constata que, a escala mundial, las mujeres siguen percibiendo un salario aproximadamente 20% inferior al de los hombres. En el caso de México, la brecha es del 15.6 por ciento.

En 1993, en México la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) creó la Coordinación del Programa sobre Asuntos de la Mujer, la cual se transformó en 2006 en el Programa de Asuntos de la Mujer y de Igualdad entre Mujeres y Hombres (PAMIMH), adscrito a la Cuarta Visitaduría General.

A través de este programa, la CNDH se enfoca en tres vertientes:

Observancia del seguimiento, evaluación y monitoreo, de la Política Nacional de Igualdad entre Mujeres y Hombres (PNIMH), para proponer mejoras, en un diálogo constructivo con las instituciones encargadas de cumplirla.

Promoción de los derechos humanos de las mujeres y proporcionar herramientas a las/los servidoras/es públicas/os para que ejerzan sus funciones atendiendo a la perspectiva de género (PEG).

Atención de quejas por presuntas violaciones a derechos humanos de las mujeres basadas en discriminación de género.

Lo que realmente determina la brecha salarial es la brecha por maternidad, otro factor es el hecho de que las mujeres tienden a participar en empresas donde hay una gran parte de plantilla femenina; donde sus salarios son más bajos, no necesariamente porque tengan un valor más bajo en su productividad, sino porque realmente son más bajos y aún no sabemos el por qué”.

Rosalía Vázquez-Álvarez, economista y especialista en salarios de la OIT, considera que la igualdad salarial entre mujeres y hombres es fundamental para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Las disparidades de remuneración por razón de género de manera innovadora y más precisa, utiliza datos que abarcan unos 70 países y cerca de 80 por ciento de los asalariados del mundo. Constata que, a escala mundial, las mujeres siguen percibiendo un salario aproximadamente 20 por ciento inferior al de los hombres. En el caso de México, la brecha es del 15.6%.

El problema de la brecha salarial es multifactorial, por lo que se debe realizar un análisis a fondo, que vaya más allá de las medidas simples de diferencia salarial y que considere el contexto cultural, social y económico.

La OIT impulsa a nivel global la Coalición Internacional para la Igualdad Salarial (EPIC, por sus siglas en inglés), que busca integrar a las múltiples partes interesadas: entidades gubernamentales, organizaciones de empleadores y trabajadores, organismos internacionales de Naciones Unidas y de la sociedad civil, así como a la academia para lograr la igualdad de remuneración por un trabajo de igual valor.

El Día Internacional de la Igualdad Salarial, que se celebra el 18 de septiembre, representa los esfuerzos constantes por conseguir la igualdad salarial por un trabajo de igual valor.

Esta lucha se basa en el compromiso de las Naciones Unidas con los Derechos Humanos y contra todas las formas de discriminación, incluida la discriminación contra las mujeres y las niñas.

En todas las regiones, a las mujeres se les paga menos que a los hombres, con una brecha salarial de género estimada en un 23% a nivel mundial. La igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas siguen estancados debido a la persistencia de desigualdades históricas y estructurales en las relaciones de poder entre mujeres y hombres. A su vez, las situaciones de pobreza acrecientan las desigualdades y desventajas en el acceso a recursos y oportunidades para las mujeres.

El progreso para reducir esa brecha ha sido lento. Si bien se ha respaldado ampliamente la igualdad de remuneración para hombres y mujeres, su aplicación en la práctica ha sido difícil.

Para garantizar que nadie se quede atrás, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) abordan la necesidad de alcanzar la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas.

Además, los ODS promueven el trabajo decente y el crecimiento económico mediante la búsqueda de empleo pleno y productivo y trabajo decente para todas las mujeres y hombres, incluidos los jóvenes y las personas con discapacidad, así como la equidad salarial por un trabajo de igual valor. La incorporación de una perspectiva de género es fundamental en la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Lograr la igualdad de remuneración es un hito importante para los derechos humanos y la igualdad de género. Se necesita el esfuerzo de toda la comunidad mundial y queda mucho trabajo por hacer. Las Naciones Unidas, junto con las agencias de ONU Mujeres y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), invitan a los Estados Miembros y la sociedad civil, las organizaciones de mujeres y comunitarias y los grupos feministas, así como a las empresas y las organizaciones de trabajadores y empleadores, a promover una igual remuneración por un trabajo de igual valor y el empoderamiento económico de mujeres y niñas.

La Coalición Internacional para la Igualdad Salarial (EPIC por sus siglas en inglés) está dirigida por la OIT, ONU Mujeres y otros socios.

El objetivo de la Coalición es lograr la igualdad de remuneración entre mujeres y hombres en todo el mundo. Al congregar a un conjunto diverso de actores con distintas áreas de interés y diferentes conocimientos técnicos, EPIC ayuda a los gobiernos, los empleadores, los trabajadores y sus organizaciones a que realicen progresos concretos y coordinados hacia la consecución de este objetivo. En la actualidad, EPIC es la única alianza de múltiples partes interesadas que se esfuerza por reducir la brecha salarial entre hombres y mujeres a escala mundial, regional y nacional.

En México, Inmujeres revela que el 28.7% de las mujeres de 15 años y más no tienen ingresos propios, es decir, casi un tercio de esta población depende de otras fuentes para subsistir.

Respecto a los hombres (6.0%), la diferencia es de 22.7 puntos porcentuales. Esta disparidad se manifiesta durante todo el ciclo de vida de las mujeres

Indistintamente de la edad, son ellas quienes en mayor medida no tienen ingresos propios. Lo cual pone en evidencia la disparidad de género existente en nuestro país en el acceso a los recursos económicos.

En numerosas convenciones, tratados e informes, tanto internacionales como nacionales, se han expuesto y visibilizado las condiciones de desventaja por razones de género que enfrentan las mujeres en el mundo en todos los ámbitos.

Uno de los ámbitos en el que persiste la desigualdad entre mujeres y hombres es el del mercado laboral. Por un lado, y a pesar de que cada vez más mujeres se han incorporado a la fuerza de trabajo, su participación económica continúa siendo menor en comparación con los hombres: en 2016 la tasa de participación económica registrada para ellos fue de 77.6% y para las mujeres de 43.4%, por debajo del promedio de 52.7% en América Latina y el Caribe (OIT, 2017).

Por otra parte, las mujeres que se insertan en el mercado laboral lo hacen en condiciones desfavorables: son ellas quienes asumen la carga de trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, por lo que buscan empleos más flexibles, y es más frecuente que ellas interrumpan su carrera profesional para atender estas actividades.

Un 57.2% de las mujeres que trabajan lo hacen en el mercado informal, lo que implica una escasa o nula protección social. La proporción de mujeres que estudia o se incorpora en el ámbito de la ciencia y la tecnología, así como ingeniería continúa siendo inferior a la proporción de hombres.

Los puestos de alta dirección son ocupados mayoritariamente por ellos. Además, los avances en el acceso a la educación para las mujeres no se han traducido en una mejora comparable en su posición en el trabajo (OIT, 2016).

Todo ello repercute en que, en promedio, los hombres continúen ganando más que las mujeres. En el Informe Mundial sobre Salarios se mencionan otros factores que tratan de explicar la diferencia salarial entre mujeres y hombres, entre ellos: la desvalorización del trabajo de las mujeres, las características del puesto de trabajo, la segregación ocupacional, así como la estructura salarial general de cada país.

El tema de la brecha salarial de género en México, toda vez que la principal fuente de ingresos son los salarios y, en particular, en el caso de las mujeres, la generación de éstos contribuye a lograr su autonomía económica.

Por tanto, según lo advierten el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) y el Consejo las condiciones para que las mujeres puedan acceder a mejores trabajos, mayores ingresos y mejores condiciones laborales.

En su análisis, que está alineado con la Agenda 2030, en particular con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que refieren lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas, promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todas y todos.

Se utiliza como fuente de información el Módulo de Condiciones Socioeconómicas (MCS), diseñado para la medición de la pobreza en México, que capta información sobre ingresos, educación, servicios básicos y cohesión social, por mencionar algunos, los cuales se recolectan cada dos años en un proceso paralelo al levantamiento de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH).

Bajo la consideración de que la edad mínima legal para trabajar es de 15 años, se analizan los ingresos y sus brechas entre mujeres y hombres de 15 años y más.

Las mujeres ganan 77 centavos mientras que los hombres ganan un dólar ante un trabajo de igual valor. Dicha brecha salarial es aún mayor para las mujeres con hijos.

A este ritmo, se necesitarán 275 años para cerrar la brecha salarial de género a nivel mundial.

Las mujeres se concentran en trabajos peor remunerados y menos calificados, con mayor inseguridad laboral y una baja representación en los puestos de toma de decisiones.

Las mujeres realizan al menos dos veces y media más tareas domésticas y de cuidados no remunerados que los hombres.

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