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En el entorno laboral, ¡violento viraje!

En los últimos años, el mundo laboral ha atravesado por una fase de transformación a nivel mundial

A todos esos escenarios, debe agregarse la falta de oportunidades laborales para los jóvenes, la escasa preparación de los empleados, así como la informalidad, representan grandes desafíos en la lucha por alcanzar mejores condiciones para la población económicamente activa.

Aunque al hablar de los empleos del futuro regularmente se piensa que los inventos tecnológicos desplazarán a las personas en sus actividades, lo cierto es que los cambios generados reflejan una transición hacia modelos empresariales que buscan nuevas y más versátiles habilidades de los trabajadores.

Hasta la integración del informe El Futuro del Trabajo 2019, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) contemplaba como poco probable que existiera un descenso abrupto en las cifras del empleo a nivel mundial.

Que si bien algunos puestos y tareas estaban desapareciendo, otros estarían surgiendo al mismo tiempo.

Pero la realidad actual influenciada por el Covid 19, vino a modificar pronósticos y realidades que provocan un reacomodo de los factores de crecimiento económico y la dinámica social.

Abruptamente vinieron cambios y modificaciones estructurales que se han agudizado negativamente. En contra de los pronósticos, aparecieron desempleo, subempleo, baja de salarios, economías fracturadas, incalculable crecimiento del comercio informal, cierre de empresas, baja del Producto Interno Bruto y un sinfín de consecuencias que golpean a quienes aportan la mano de obra en los sectores productivos.

AUGURIOS INVERSOS

En el caso particular de México, los indicadores del organismo internacional muestran que la cantidad de puestos de trabajo irían a la alza. Proyección que, ahora, no compagina con las cifras. Las que hay, no son precisamente una buena señal.

Durante el año 2020 como resultante de la pandemia la calidad de muchos de esos empleos dista de alcanzar los estándares ideales y de insertarse en la concepción de lo que se pronosticaba.

Según el estudio, en su apartado ¿Cómo se sitúa México?, los empleos de bajas competencias se habrían disparado, en comparación con lo que sucede en otros países de América. Las estadísticas establecían que mientras en nuestro país dicho tipo de empleos habí subido poco más de diez puntos porcentuales, entre 1990 y 2010, en Chile y Brasil el cambio apenas ha sido de alrededor de 3 por ciento.

Pero vino el flagelo del Covid 19, que trajo consigo graves desequilibrios y riesgos para ciertos grupos de trabajadores, como son, principalmente, los jóvenes y los trabajadores adultos sin estudios superiores.

En cuanto a los jóvenes se refiere, la experiencia laboral es una de las grandes dificultades a las que se enfrentan. Para empezar, la proporción de jóvenes que no estudian ni trabajan, coloquialmente conocidos como ninis, supera por mucho el promedio de los países que integran la OCDE: 21% frente a 13.2%.

Además, la probabilidad de desocupación para este sector (de entre 20 y 30 años de edad) una vez que sale del sistema educativo, ha pasado de 35% a 38% en la última década. Quiere decir que los jóvenes mexicanos se enfrentan, cada vez más, a la falta de oportunidades laborales.

Situación que se incrementó notoriamente con la aparición de la pandemia, y que hizo menos promisorio el futuro de ese importante sector de actividades laborales.

Con respecto a los trabajadores adultos sin estudios superiores, el gran reto que enfrentan tiene que ver, sobre todo, con la capacidad de adaptarse a las exigencias actuales y futuras del mundo laboral. La transición hacia nuevos procesos tecnológicos, así como la tendencia de las empresas a solicitar conocimientos multidisciplinarios, son requisitos cada vez más solicitados a los empleados.

Aunque en México y en otros países analizados por la OCDE existen programas para elevar el nivel de competencias de las personas adultas, o bien, para que terminen su educación primaria y secundaria, muchas de ellas no tienen tiempo de capacitarse. En ocasiones, incluso, la formación que reciben no es de buena calidad.

Ahora los retos del empleo en México no se terminan ahí. De acuerdo con la OCDE, también es necesario atender otras problemáticas, como son:

Hasta antes de la epidemia el trabajo atípico en nuestro país, el porcentaje de trabajo por cuenta propia, es decir, sin patrones ni horarios de trabajo definidos, duplicaba con 26.8%, al promedio de la OCDE (14.2%). Tales formas de empleo se caracterizan por una menor seguridad social, así como por oportunidades de capacitación y representación colectiva reducidas.

Los estudios actualizados establecen que lo más grave es que, de ese porcentaje del trabajo por cuenta propia, la mayor parte es informal (78% en 2017).  Actualmente las cifras son incalculables. Por lo tanto, representa un reto adicional para las políticas públicas enfocadas a brindar mayores y mejores condiciones a la población económicamente activa.

El reto para buscar la recuperación de una economía maltrecha incluye el reforzamiento de programas que permitan la ampliación de la protección laboral y social.

La OCDE considera que, al existir una elevada tasa de trabajadores atípicos en México, una gran parte de ellos no cuenta con los mismos derechos que un empleado “típico” o asalariado. Por esta razón, es necesario darles una mayor protección.

Con el crecimiento del desempleo y el cierre de empresas o la disminución de jornadas laborales, la falta de inversión y generación de nuevas fuentes de trabajo, el panorama de los augurios son inversos a lo predicho por el organismo internacional.

Frente a la crisis no prevista, entre las medidas que se sugerían para ampliar la cobertura legal a los trabajadores mexicanos estaba combatir el empleo informal y extender la protección laboral y social de forma general.

La realidad imperante es que el crecimiento del comercio y las actividades informales creció de manera exponencial y el flujo financiero gira en torno a esas tareas.

Estaba previsto por la OCDE que los convenios colectivos, relacionados con el aumento del trabajo atípico, sufrirían modificaciones de tal magnitud que requerirían de nuevos esquemas estructurales.

En estos momentos, la representatividad sindical está obligada a que los empleadores dialoguen y concierten con la intermediación en la lucha por los derechos laborales.

SINDICATOS AUSENTES

Basta ver que, en México, la proporción de empleados sindicalizados cayó de 28.5%, en 1984, a 12% en 2018. En tanto, la proporción de empleados cubiertos por acuerdos colectivos se redujo de 13.2%, en 1994, a 12.5%, en 2016.

Para la OCDE, estos números no son positivos, por lo que recomienda hacer adaptaciones específicas al marco regulatorio, a fin de fomentar una mayor inclusión de los trabajadores atípicos y procurar un esfuerzo más amplio de los interlocutores.

A final de cuentas, señala el organismo, la negociación colectiva ayuda a trabajadores y empresas a definir nuevos derechos, a adoptar nuevas tecnologías y a fomentar la seguridad y adaptabilidad del mercado laboral. En ese sentido, es importante recordar la aprobación de la Reforma Laboral que busca mejorar la libertad sindical, así como la posibilidad de negociación colectiva.

Inmersos en esa nueva realidad del trabajo en México comienzan a sentarse algunas bases legales que pueden ayudar a mejorar la perspectiva laboral futura.

No obstante, modificar el panorama laboral, de una manera positiva, es un trabajo conjunto tanto del gobierno como de la iniciativa privada; un cambio que solo será posible si ambos trabajan de manera coordinada, uniendo esfuerzos. Sin la participación de todos, será complicado alcanzar los objetivos deseados. Esta es la situación del trabajo en México.

DESAFÍOS

El mercado laboral va a seguir sufriendo una contracción en la generación de empleos formales, de acuerdo con las proyecciones económicas.

No obstante, existen opciones gratuitas de capacitación en línea que pueden funcionar en estos momentos de dificultad. El empleo en México ha sido seriamente afectado ante la desaceleración económica que se registró en nuestro país durante los años 2019 y 2020.

Las empresas o equipos de trabajos tienen presente la causalidad entre el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) y su efecto en el desempleo, sin embargo, vale la pena retomar las últimas cifras oficiales para dar contexto a la temática.

En el tercer trimestre del año, la tasa de desocupación subió a 3.6% –porcentaje equivalente a 2.1 millones de personas– de la Población Económicamente Activa (PEA), de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

En comparación con el mismo periodo del año pasado, 3.3%, la tasa de desocupación va en incremento. Por otro lado, las expectativas del Banco de México en materia de crecimiento económico son nulas o negativas para el cierre del año (entre -0.2% y 0.2%).

Es así que, de acuerdo con nuestra estrecha relación con miles de empresas de diferentes tamaños y diversos sectores, el escenario que vislumbra en cuanto al comportamiento del mercado laboral en México para el 2020 es de cautela de manera general, aunque sí se detecta que el empleo se moverá de manera positiva en sectores muy específicos.

Por ejemplo, hay ciertos sectores que siguen invirtiendo, como el financiero, así como las empresas de tecnologías financieras, por lo que continúan registrando movimiento en la contratación de personal de tecnología, diseño de productos, inteligencia artificial, machine learning y en todo este mundo digital que mantiene una constante evolución y se transforma rápidamente.

Sin embargo de manera general se enfrenta un escenario de cautela y ante ello el reto es que las organizaciones y los negocios se reconfiguren, es decir, que ajusten las expectativas en función de sus ventas y utilidades, así como del comportamiento del mercado, sin achicarse y con la entera disposición a mantener cierto nivel de inversión con el objetivo de fortalecerse.

Estar más automatizados y ser más eficientes para mantener la estabilidad de los negocios hasta el momento que la situación económica mejore, lo cual vislumbramos que podría suceder después de 18 a 24 meses.

Lo que sí debe tenerse en cuenta es que el mercado laboral va a seguir sufriendo una contracción en la generación de empleos formales, de acuerdo con las proyecciones económicas.

Por ello es que debe cuidarse y mantener al mejor capital humano, aquel que hace que las empresas se sigan desarrollando, continúen innovando y, sobre todo, alcanzando los objetivos y metas de negocio.

Este año se inició con nuevas perspectivas para la economía y la sociedad mexicana. Las estimaciones de crecimiento del producto interno bruto y de la inversión en al menos 2 por ciento eran alentadores pero sufrió un estremecimiento al prolongarse la epidemia.

La resultante en la estrategia laboral para beneficiar a la clase trabajadora y con ello mejorar al poder adquisitivo de los salarios, el consumo y la demanda, que a su vez estimularán el mercado y la estructura productiva interna sufrieron retrocesos y estancamiento.

Entre los desafíos más importantes, está la reforma a la Ley Federal del Trabajo (LFT) y al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS); en materia de subcontratación (outsourcing por su denominación en inglés), que tanto daño ha hecho al país por la evasión fiscal, la pérdida de derechos laborales y el incumplimiento de las aportaciones a los institutos sociales de salud (IMSS), vivienda (Infonavit) y al fondo de pensiones y jubilaciones de los trabajadores (Afore).

Esta reforma fue aprobada por unanimidad en el Senado en diciembre de 2019 por las comisiones unidas de Trabajo y Previsión Social y de Estudios Legislativos Segunda. Hoy sólo está pendiente la votación en el pleno de la cámara alta del Poder Legislativo, que seguramente se hará el próximo periodo de sesiones.

Otro reto importante para este año en materia laboral es la aprobación en el pleno del Senado de otra reforma a la LFT a fin de incrementar el pago de los salarios caídos o vencidos en los juicios laborales por despidos injustificados, que también ya fue aprobada por unanimidad hace dos meses en la propia Comisión de Trabajo y Previsión Social que tengo el honor de presidir.

En el entorno de la pandemia ser financieramente independientes y disfrutar de una casa propia, son algunos de los aspectos que los mexicanos enfrentan para tener mejores oportunidades.

El Índice de Oportunidades 2020 de LinkedIn identificó que la falta de oportunidades de trabajo, rotación de personal y una alta competitividad, son algunos de los factores que se destacan en el mercado laboral mexicano.

El 30% de los mexicanos considera que un mercado laboral tan complejo es la brecha más importante que se tiene para acceder a mejores oportunidades. En este aspecto, los encuestados consideran que esta problemática afecta directamente a la posibilidad de encontrar un trabajo que ofrezca un buen balance entre la vida personal y profesional, y estabilidad laboral.

A pesar de que a nivel global la principal preocupación de las personas se enfoca en temas relacionados con el impacto negativo al medio ambiente (18%), los mexicanos consideran que las problemáticas más importantes tienen que ver con cuestiones de seguridad y protección (36%). Por otro lado, el estudio destaca que, en México, los problemas ambientales (14%) y de salud (10%) también son relevantes. Asimismo, las menores preocupaciones en el país tienen que ver con la calidad de educación (8%), la privacidad digital (6%) y la difusión de noticias falsas (3%).

La red social profesional recopiló en el Índice los resultados de una encuesta aplicada a más de 30,000 personas de entre 18 y 65 años, incluyendo más de 1.000 encuestados en México.

El índice plantea que a los mexicanos les perturba no contar con el estatus financiero adecuado o fondos suficientes para satisfacer sus necesidades y dificultad para cumplir con sus compromisos familiares.

De hecho, de acuerdo con el reporte de LinkedIn, el 28% de ellos concuerda en que contar con un estatus financiero adecuado es una brecha clave para acceder a oportunidades. Ante este panorama, el problema puede afectar la vida de las personas al no permitirles pasar tiempo de calidad con sus familias y poder comenzar sus propios negocios.

Y es que, pese a que la mayoría de los encuestados coincidieron en que una buena salud (51%) es el componente más esencial para tener lo que ellos llaman una “buena vida”, la mayoría de los factores que definen este bienestar en México, tienen que ver con temas laborales y financieros.

Por ejemplo, después de la salud, las personas consideran que ser financieramente independientes (36%), tener trabajos estables (22%) y disfrutar de una casa propia (21%), son aspectos prioritarios para sentirse realizados y satisfechos. Adicionalmente, el estudio sostiene que los mexicanos buscan tener tiempo para viajar por placer (23%), un buen balance entre la vida personal y profesional (19%), así como un trabajo que amen (16%) para disfrutar de una buena vida. Por otro lado, los mexicanos colocan hasta al final de sus listas de prioridades el tener hijos (13%) y el enriquecimiento espiritual (11%), a diferencia de países como Irlanda y Japón, quienes los colocan en posiciones más altas.

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